Una vez
más el pueblo hondureño respondió con fuerza a la violencia a la que fue
sometido a lo largo de 88 días. Miles de personas volvieron a manifestarse en
las calles de la capital, mientras en el resto del país se multiplicaban las
acciones de resistencia contra el gobierno de facto. En la ONU, los países
latinoamericanos y europeos pidieron la inmediata restitución del presidente
Manuel Zelaya y ordenaron a sus embajadores regresar a Honduras para agilizar el
proceso de diálogo.
Los 88 días de
resistencia y lucha contra el golpe de Estado del pasado 28 de junio fueron
celebrados con una desbordante marcha por las vías de la capital Tegucigalpa,
después de la brutal represión de la cual fue víctima el pueblo hondureño que
estaba celebrando el regreso del presidente legítimo Manuel Zelaya Rosales.
Aprovechando la
suspensión temporal del toque de queda, la marcha se dirigió hacia las
instalaciones de Naciones Unidas, a pocas cuadras de la embajada de
Brasil, donde todavía está refugiado el presidente Zelaya.
Un nutrido
dispositivo militar, cuyos efectivos estaban fuertemente armados y preparados
con máscaras antigás, impidió el paso a los manifestantes y se vivieron momentos
de tensión y de abierta provocación de parte de la Policía y el Ejército para
justificar una nueva represión.
“Ayer en la
embajada de Brasil este gobierno demostró nuevamente su faceta claramente
fascista y dictatorial al reprimir al pueblo –declaró a Sirel el
secretario general de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH)
y miembro de la conducción colegiada del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado, Israel Salinas–.
El día de hoy
este pueblo está demostrando estar en condiciones de librar esta lucha para una
Honduras distinta. La entrada al país del presidente Manuel Zelaya
es un primer paso que demuestra que el proceso que estamos desarrollando está
dando resultados.
Ahora –continuó
Salinas– vamos por su restitución, y ante la posición muy dura del
gobierno de facto no dudamos que la profundización de la resistencia y la
presión internacional, que cada día se hace más intensa, van a acabar con los
golpistas.
Nosotros
seguimos con nuestros planteamientos y pedimos la restauración de la
institucionalidad a través de la restitución del presidente Zelaya, y el
inicio de un proceso que nos conduzca a una Asamblea Constituyente”, concluyó el
líder sindical.
Después de una
larga negociación entre la dirigencia del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado y el mando policial, los manifestantes llegaron a pocos
centenares de metros de su objetivo, coreando consignas e increpando a los
militares, lo cual fue clasificado como un éxito.
Finalizada la
marcha, la gente regresó a sus barrios y aldeas para continuar con la
resistencia activa y durante toda la tarde hubo nuevos enfrentamientos con el
Ejército y la Policía que dejó un saldo de varios heridos y detenidos.
El
gobierno de facto acorralado
Mientras en
toda Honduras sigue la resistencia y la presencia del presidente
Manuel Zelaya se vuelve un motivo más para echar a andar lo que la gente
considera el último esfuerzo para restaurar la democracia en el país, la
Asamblea General de la ONU volvió a exigir al gobierno de facto la
inmediata restitución del presidente hondureño.
“Es
imprescindible que tomemos conciencia de que si no construimos y diseñamos una
estrategia multilateral fuerte y precisa que haga retornar la democracia en
Honduras, con un ejercicio preciso de respeto a los derechos humanos que
asegure que haya elecciones libres y democráticas en el marco del respeto a la
Constitución, estaremos sentando un severo precedente en una región que durante
décadas y durante la doctrina de la seguridad nacional sufrió interrupciones
democráticas, que segaron la vida de miles de latinoamericanos, provocaron el
exilio de otros tantos y una grave tragedia social y económica –advirtió la
presidenta de Argentina, Cristina Fernández–.
Multilateralismo significa también que debemos fijar reglas y acciones concretas
en este mundo global que deberán ser aceptadas por todos los países, porque en
el caso de Honduras estamos ante un golpe cívico y mediático que ha sido
cuidadosamente disimulado o minimizado”, concluyó Fernández.
El presidente
de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pidió que Manuel Zelaya
regrese de inmediato a la presidencia de su país y que la comunidad
internacional esté alerta “para asegurar la inviolabilidad de la misión
diplomática de Brasil en la capital de Honduras”, mientras que la
presidenta de Chile, Michelle Bachelet, instó al gobierno de facto
aceptar el Acuerdo de San José.
También el
secretario general de la OEA, José Manuel Insulza, tuvo palabras
muy duras contra el régimen de facto. “Cuanto más pasa el tiempo es cada vez más
grave. En este momento, en Nueva York están todos los países del mundo
representados y hay uno que no es reconocido, lo cual es triste y bien
complicado a la hora de pedir un crédito", dijo Insulza.
Una primera
medida fue anunciada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon,
al suspender la asistencia técnica actualmente brindada por esta organización al
Tribunal Supremo Electoral de Honduras, por considerar que “en este
momento no existen las condiciones para organizar elecciones creíbles que
impulsen la paz y la estabilidad”.
Unión Europea y OEA impulsan el diálogo
Apoyando la
propuesta de diálogo presentada en los días pasados por el presidente Zelaya,
la OEA y la UE acordaron hoy que sus embajadores en Honduras
vuelvan a Tegucigalpa, y enviar lo antes posible una misión diplomática
compuesta por cancilleres americanos, con el objetivo de poner en marcha una
mesa de negociación.
El canciller
español Miguel Ángel Moratinos aclaró que tanto la OEA como la
UE mantienen su condena al golpe de Estado y reclaman la restitución del
presidente Zelaya y el restablecimiento del orden constitucional,
desechando de esta manera la absurda propuesta presentada recientemente por el
gobierno de facto.
Mientras tanto,
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió con urgencia
al Congreso de Honduras poder regresar al país, para constatar el estado
de los derechos humanos a la luz de lo ocurrido en los días pasados, cuando el
Ejército y la Policía reprimieron brutalmente la manifestación pacífica de miles
de hondureños.
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