Faltan dos días para unas “elecciones”
que, hasta el momento, sólo cuatro
países en el mundo –Estados Unidos,
Perú, Panamá y Colombia –parecen estar
dispuestos a reconocer como legítimas.
Mientras el gobierno de facto despliega
más de 30 mil efectivos del Ejército y
Policía en todo el país y llama a miles
de reservistas del Ejército para
resguardar el proceso electoral, el
Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado sigue con su llamado a la
población para que desconozca el voto,
denuncia la sistemática violación a los
derechos humanos y se prepara para una
nueva etapa de lucha.
“En estos últimos días hemos asistido a
un incremento de la represión por parte
del gobierno de facto y a una verdadera
militarización del país –advierte
Porfirio Ponce, vicepresidente del
Sindicato de Trabajadores de la
Industria de la Bebida y Similares (STIBYS)
y miembro del Frente Nacional Contra
el Golpe de Estado–.
Se ha preparado un Plan de Contingencia
en los hospitales sacando a los
pacientes que no están bien recuperados
para dejar las camas libres, y en las
principales carreteras del país han
puesto una gran cantidad de retenes
militares: de San Pedro Sula a la
capital, que son aproximadamente 4-5
horas, hay por ejemplo 14 retenes.
Hay incursiones del Ejército y la
Policía en las colonias de la capital,
sobre todo donde la Resistencia
está más organizada, y siguen las
detenciones. Los dirigentes de la
Resistencia han recibido amenazas
directas, así como buena parte de la
población que no quiere reconocer este
proceso. Sin embargo –continuó Ponce–
vamos a seguir con nuestras actividades
hasta el día sábado 28 de noviembre y
por supuesto después de este circo
político”.
Para el dirigente sindical la del
domingo será una farsa electoral que se
desarrollará en el marco de un golpe de
Estado que lamentablemente no se ha
podido revertir, y que marcará el inicio
de una nueva fase de la lucha del pueblo
hondureño. Una derrota parcial que abre
la puerta a una nueva y necesaria etapa
de lucha política.
“Vamos a iniciar una nueva fase de
organización y necesariamente vamos a
tener que cambiar nuestra estrategia,
porque después de las elecciones vamos a
entrar a un nuevo escenario, a otra
coyuntura.
Como organizaciones que conformamos la
Resistencia –explicó Ponce–
habrá que analizar esta nueva situación
y decidir las nuevas medidas y acciones,
y en su momento, después de una amplia
reunión que estamos preparando, las
vamos a dar a conocer al pueblo.
Estos cinco meses de golpe de Estado nos
han dejado la sangre de compañeras y
compañeros asesinados, la involución de
todos los avances logrados en los
últimos años, pero también un proceso en
el que las diferentes organizaciones
populares y sindicales nos hemos
juntado, y ahora nos falta unificarnos
para esta nueva etapa de la lucha”,
aseveró.
No se pudo revertir el golpe
También para el analista político
Gustavo Irías, “estas serán
elecciones atípicas, con un Presidente
constitucional prácticamente encarcelado
y sin ninguna posibilidad de ser un
evento de competencia libre y
transparente.
Además, sin la participación del
Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado estas elecciones no pueden
constituir una salida verdaderamente
sostenible a la crisis. Estamos frente a
dos proyectos muy diferentes de
sociedad. Un proyecto que busca defender
esta democracia tradicional que no ha
significado mayores beneficios para la
mayoría de la población, y el otro que
busca una profundización de una
democracia participativa.
En este sentido -continuó Irías–
hay que reconocer que no se pudo lograr
revertir el golpe de Estado y que
estamos ante un proceso electoral en el
marco de un gobierno de facto que
consolida el golpe mismo.
Esto es algo que la Resistencia tiene
que tomar en cuenta para plantearse una
nueva fase de lucha, para construir un
frente amplio político que lleve
adelante un programa que apunte al
restablecimiento de la democracia en el
país, que levante las grandes
reivindicaciones sociales y que pueda
asegurar que Honduras se
reinserte de forma real al circuito
democrático mundial.
Es obvio –concluyó el analista político–
que se necesitará de un periodo de
transición en el que la Resistencia
deberá aprovechar de todo el acumulado
político y social de esta experiencia de
lucha, que sin lugar a dudas es un hecho
histórico y un hito para el país”.
Mientras comienzan a llegar los pocos
observadores que se han acreditado, en
su mayoría miembros de organizaciones de
la extrema derecha internacional, y el
presidente Manuel Zelaya sigue
con su llamado a la comunidad
internacional para que no reconozca el
resultado de esta farsa, el papel
ambiguo de la administración Obama
queda cada día más al descubierto,
desencadenando reacciones adversas en
gobiernos de la región.
El día 25 de noviembre,
el asesor de política exterior del
presidente brasileño Luiz Inácio
“Lula” da Silva,
declaró públicamente
que
Estados Unidos “arriesga a
tensar las relaciones con gran parte de
América Latina si se reconoce la
elección presidencial en Honduras”.
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