Después
del gesto simbólico de entrar y salir del territorio hondureño, el presidente
Manuel Zelaya volvió a la frontera de Las Manos para saludar a las personas que
con extremo sacrificio siguen llegando hasta allí cruzando las montañas, con el
único fin de apoyar su regreso al país.
Sudados,
cansados y con las botas cubiertas de lodo han cruzado las montañas y han pasado
la frontera por puntos ciegos, desafiando la represión militar. No se
arrepienten de nada y esperan que su Presidente haga el esfuerzo anunciado en
los días pasados de entrar a Honduras, dispuestos a acompañarlos, “pase
lo que pase”. Y solamente son una pequeña parte de las miles de personas que se
han movilizado hacia la frontera con Nicaragua, y que siguen siendo
violentadas en su derecho a la libre circulación.
El presidente
Zelaya acaba de movilizarse hacia la ciudad de Ocotal para participar en
una reunión. En el territorio que separa las dos fronteras quedan unas 200
personas que han recorridos kilómetros a pie, subiendo y bajando valles y
montañas para poder entrar a territorio nicaragüense sin ser detectados por los
militares hondureños, que se han desplegado para cortar el apoyo humano al
esfuerzo del Presidente de Honduras.
Pese al
cansancio por la larga caminata, la moral sigue intacta, así como la convicción
de haber hecho lo correcto exponiendo sus vidas para que en Honduras se
restituya el orden democrático.
No todos están
dispuestos a hablar, porque existe cierta desconfianza hacia las personas,
periodistas o no, que no conocen. Y no es para menos. Justo en la mañana de hoy,
sábado 25, las centenares de personas que resisten y luchan pacíficamente en el
retén militar de El Paraíso, a sólo 12 kilómetros de Las Manos, encontraron el
cuerpo sin vida de Pedro Magdiel, un muchacho de 23 años que había
participado en la protesta y que, según algunos testigos, fue detenido por los
militares.
Más de 40
puñaladas en la espalda, rostro y cabeza, y evidentes señas de tortura acabaron
con su joven vida, sumándose a la triste y larga lista de las víctimas de la
represión, que se ha desencadenado después del golpe de Estado del pasado 28 de
junio.
“Salimos a las
7 de la mañana de la capital rumbo a Las Manos –comenzó a explicarme Gerson
Corrales, un activista a quien conocí durante las marchas en Tegucigalpa
después del golpe–.
Veníamos en
carro y tuvimos que pasar siete retenes del Ejército, pero afortunadamente
logramos pasar. Llegamos hasta El Paraíso y nos sumamos a la multitud que se
había reconcentrado, tratando de abrirse paso para alcanzar la frontera con
Nicaragua”.
Gerson
fue testigo de cómo los soldados abrieron fuego sobre la gente, hiriendo a dos
personas.
“Hicimos tres
intentos para forzar el fuerte despliegue militar, pero fue imposible y tuvimos
que aguantar la represión. Finalmente decidimos buscar otro camino y nos
internamos a la montaña. Caminamos siete horas, cubriendo una distancia
aproximada de 22 kilómetros, y arriesgando nuestras vidas. Con las manos y los
pies trepamos la montaña y pudimos lograr nuestro objetivo, gracias también al
apoyo de los pobladores de la zona que nos ayudaron con algo de comida y
dándonos indicaciones”.
Para Gerson
Corrales el esfuerzo valió la pena. “Vamos a quedarnos hasta que acabemos
con los golpistas y el pueblo no se va a dar por vencido. Nos están reprimiendo
y necesitamos que el presidente Zelaya regrese al país lo más pronto
posible”, concluyó Corrales.
La
juventud es la esperanza de Honduras
Mientras estoy
terminando la entrevista se me acerca Evert Flores, de 20 años,
estudiante de la Universidad Autónoma de Honduras. Lo recuerdo en los
días más duros después del golpe de Estado, recolectando dinero entre la gente
para financiar la lucha y cubrir los gastos de transporte y alimentación para
las personas que venían de los departamentos para integrarse a la resistencia.
“Lo que me
motiva como joven a estar aquí es que Honduras es nuestra, de los jóvenes
que queremos hacer algo en la vida. Este gobierno nefasto está reprimiéndonos y
ya ha quitado el bono estudiantil, creado por el presidente Zelaya para
ayudar a los estudiantes de bajos recursos.
Nosotros, los
jóvenes –continuó Flores–, estamos aquí también para defender los
derechos de la población marginada, que es víctimas de las políticas
privatizadoras de los gobiernos pasados.
Llegar aquí ha
sido difícil, no obstante nunca tuvimos temor porque estamos defendiendo a la
patria y estamos dispuestos a todo, hasta a dar la vida, como ocurrió con los
compañeros que han caído por mano del Ejército.
Los jóvenes
queremos abrirnos espacios en la sociedad, y con esta oligarquía es imposible.
Queremos que este gobierno golpista se vaya y que se restituya la democracia en
nuestro país”, concluyó el joven Evert Flores.
La
resistencia continúa
Contrariamente
a lo que se esperaba, el presidente Zelaya no volvió a intentar entrar a
Honduras por otros puntos fronterizos, y se presentó nuevamente en Las
Manos, esta vez “armado” con un megáfono, para saludar a las personas que habían
llegado hasta allí, manteniendo alta la moral, pero sin dar a conocer ningún
detalle de su estrategia futura. Anunció que se montaría un campamento en la
frontera para alojar y organizar a quienes comienzan un virtual “sitio” a los
golpistas.
Desde la
frontera, Sirel se comunicó vía telefónica con Carlos H. Reyes,
secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y
Similares (STIBYS) y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado.
“Tenemos dos
días de estar en la zona de Danlí, a 50 kilómetros de la frontera, porque el
Ejercito y la Policía no nos dejan avanzar. Mucha gente ha decidido pasar por la
montaña, y ya nos han informado que han encontrado una persona muerta. Una
víctima más de la represión.
En Tegucigalpa
continúa la movilización del sector popular. La gente –continuó Reyes– va
a resguardar la embajada de Venezuela y a solidarizarse con el
personal que el gobierno quiere expulsar. Otro grupo va a hacer lo mismo con
Radio Globo, porque el Ministerio Público quiere cerrarla. Siguen las tomas de
las carreteras, el paro del sector público y hemos opacado la manifestación de
los ‘blancos’ afines al gobierno.
Muchas personas
también han decidido movilizarse para tratar de alcanzar la frontera y mañana,
domingo 26, nos vamos a reunir para decidir las acciones para la próxima semana.
Aquí la lucha continúa y el pueblo está en resistencia permanente”, concluyó.
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