En esta semana,
entre el martes 18 y el viernes 21, sesionará el XXII Congreso del Sindicato de
Trabajadores de la Industria de las Bebidas y Similares (STIBYS), organización
referente y fundamental del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado. Cabe recordar que el pasado 30 de julio, Carlos Reyes, presidente
de esta organización, miembro del Comité Ejecutivo Mundial de la UITA y
candidato independiente a la Presidencia de la República, fue víctima de una
brutal represión resultando con múltiples fracturas en su brazo derecho.
También
recordemos que el pasado miércoles 12 algunas de las personas que habían logrado
escapar de la persecución policial que se desató durante la Marcha Nacional,
acudieron a refugiarse en el local del STIBYS. El Sindicato fue rodeado
por fuerzas policiales y militares durante más de dos horas, hasta que la
presencia de la prensa internacional que acudió al llamado del STIBYS,
permitió que todas las personas lograran salir sin ser reprimidas. Más tarde, en
horas de la noche, desconocidos efectuaron seis disparos de armas de fuego
contra la sede sindical.
El XXII
Congreso del STIBYS se realizará en este marco de terror
generalizado.
Además, hoy
llega a Honduras la Misión de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), ante las denuncias sobre detenciones, agresiones y
amenazas por parte de organizaciones de la sociedad civil hondureña. Durante
toda la semana, la Misión se reunirá con representantes del gobierno de facto y
las organizaciones que integran el
Frente Nacional
Contra el Golpe de
Estado.
Esta Misión de
vigilancia de los Derechos Humanos es la segunda que llega a Honduras
luego del golpe el 28 de junio. El 9 de agosto se conoció el informe de la
Misión Internacional de Observación
sobre la Situación de los Derechos Humanos en Honduras,
integrada entre otras por la Federación Internacional de Derechos Humanos,
SERPAJ1 - Uruguay, y CODHES2 de Colombia. Esta Misión
constató una muy
precaria situación de los derechos humanos, graves restricciones a las
libertades democráticas y abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
Honduras
es el tercer país más pobre de América Latina, luego de Haití y
Nicaragua. Siete de cada diez hondureños viven en la pobreza, y cuatro de
cada diez subsisten con menos de dos dólares al día. La pobreza, la falta de
empleo y los bajos salarios, constituyen las principales causas por las cuales
miles de hondureños deciden arriesgar su vida para llegar a Estados Unidos.
Las remesas, que constituyen más del 20 por ciento del producto interno bruto,
dan una idea del número de hondureños y hondureñas que reside en ese país del
Norte. En 2005 se estimaba que había 1 millón de hondureños radicados en
Estados Unidos, 300 mil de los cuales de forma indocumentada. En ese año
emigraban 1.500 personas por semana, unas nueve por hora.
Las organizaciones populares
resisten al golpe de Estado, mientras denuncian al mundo los obscenos niveles de
inequidad que caracterizan al país. El
10 por ciento más rico de la población consume cerca del 50 por ciento de los
productos y los servicios. El 10 por ciento más pobre consume menos del 4 por
ciento de la producción.
En lo laboral,
se sabe que más de 300 mil niños y niñas desempeñan labores duras en Honduras,
y la explotación de los trabajadores y trabajadoras es una de las peores en el
mundo entero. Un ejemplo: la industria manufacturera de exportación, conocida
como “maquiladoras”, es una verdadera máquina de triturar personas. Allí, el
promedio es que se trabaje 14 horas por día para alcanzar metas de producción
desorbitadas, si éstas no se cumplen se amenaza a los trabajadores y
trabajadoras con reducir sus salarios hasta en un 40 por ciento.
Siete de cada
diez empleos en las maquiladoras son ocupados por mujeres. Mujeres jóvenes,
porque ellas soportan por un tiempo el ritmo frenético de trabajo. Como
consecuencia, miles de mujeres están afectadas por los dolores agudos y
paralizantes de las Lesiones por Esfuerzo Repetitivo. Miles de mujeres
enferman para que las grandes corporaciones de ropa
–camisas, remeras y jeans
estadounidenses– vendan en
Wall Street sus cada vez mayores rendimientos
económicos.
Para llegar a
Tegucigalpa, desde Montevideo hay ocho horas de vuelo hasta Panamá,
y desde allí dos horas más hasta la capital de Honduras. Este país está
al norte, en una esquina muy cercana al norte imperial. Tal vez ello explica
este reciente golpe de Estado. La historia sí registra que esa cercanía casi
promiscua produjo invasiones militares estadounidenses a Honduras en
1907, 1911, 1919, 1924, 1925 y 1931.
La producción
bananera de la United Fruit y los balances de las transnacionales,
siempre fueron y serán más importantes que la gente para ese Norte falto de
ética y por tanto sin límites.
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