“Estoy cumpliendo con la voluntad del
pueblo para reconstruir la democracia”,
fueron las primeras palabras del
presidente legítimo de Honduras, Manuel
Zelaya Rosales, a medios nacionales e
internacionales que lo acompañaban en
las instalaciones de la embajada de
Brasil en Tegucigalpa, donde el
mandatario se encerró el día de ayer, 21
de septiembre,
después de su sorpresivo regreso al país
logrado con una caminata de 15 horas por
las montañas.
“Que
todos los hondureños vengan para aquí a
protegernos, a evitar cualquier
malentendido.
A partir de ahora nadie
nos vuelve a sacar de aquí: patria,
restitución o muerte", agregó el
mandatario mientras miles de personas
salían de sus casas dirigiéndose hacia
la embajada de Brasil.
El presidente Zelaya
informó también que tomará contacto
con miembros del gobierno de facto para
iniciar una negociación para retomar su
cargo y restituir el orden institucional
en Honduras.
No obstante, la respuesta
del presidente de facto, Roberto
Micheletti, no se hizo esperar y
manteniendo la misma actitud
intransigente asumida desde el golpe de
Estado del pasado 28 de junio, rechazó
la propuesta, hizo un llamado al
personal diplomático de la embajada
brasileña para que Zelaya sea entregado
a las autoridades
hondureñas, y decretó un toque de queda
que supuestamente vencerá a las 6 de la
tarde del día de hoy, 22 de septiembre,
con un cierre total de las fronteras y
de los cuatro aeropuertos del país.
Movilizaciones masivas
hacia la capital
El llamado del presidente
Zelaya al pueblo hondureño
desencadenó una movilización masiva
hacia la capital, desafiando el toque de
queda y los retenes de los militares
que, una vez más, volvieron a violar el
derecho a la libre movilización por el
territorio nacional.
Llegando a la altura de
Villanueva, a pocos kilómetros de la
capital sobre la carretera que conduce a
Oriente, pude constatar personalmente
como un fuerte dispositivo del Ejército
y de la Policía detuvo una larga
caravana de vehículos y buses que se
dirigía hacia Tegucigalpa, y lo mismo
está ocurriendo en todo el país.
Después de un largo viaje
pude finalmente llegar hasta la capital
y, junto con otros medios
internacionales, nos dirigimos hacia la
embajada de Brasil.
En medio de la oscuridad
y cruzando varias barricadas alumbradas
por numerosas fogatas, nos acercamos al
lugar donde miles de hondureños seguían
coreando consignas, brincando y
cantando, llamando al presidente
Zelaya para que se hiciera
nuevamente presente, tal como lo hizo en
horas de la tarde para saludar a su
pueblo.
“Acababa de regresar de
República Dominicana donde
participé en diferentes actividades
organizadas por la Universidad de Santo
Domingo y por grupos de solidaridad con
la lucha de resistencia en Honduras
cuando me di cuenta de lo que estaba
pasando –explicó a Sirel la
delegada del Frente Nacional Contra
el Golpe de Estado, Lorena Zelaya–.
Me fui a la embajada de
Brasil y fue sorprendente ver la
cantidad de gente, sobre todo jóvenes,
el entusiasmo, el compromiso y la
energía en lo que se estaba haciendo. El posible regreso del
presidente Zelaya siempre ha
generado mucha expectativa y ha sido un
momento muy emotivo que nos proyecta
hacia nuevas luchas.
Sabemos –continuó
Lorena Zelaya– que hay mucha gente
que está saliendo de sus pueblos y
ciudades y se dirige hacia la capital,
porque en este momento no hay otro lugar
donde estar si no es aquí, con el
pueblo.
Esta lucha de 86 días no
termina hoy, sino que es el inicio de
otra etapa que va a ser aún más difícil
en la medida en que este gobierno de
facto vaya siendo más intransigente, sin
dejar espacio de diálogo. Ojala no
decida irse por la vía de la represión,
porque en estas horas los rumores sobre
esta posibilidad son muy fuertes”,
concluyó el miembro del Frente
Nacional Contra el Golpe de Estado.
Hoy, 22 de septiembre,
Honduras amanecerá bajo un toque de
queda que tiene el objetivo de impedir
cualquier tipo de movilización interna y
movimiento fronterizos, dejando de esta
manera muy difícil la llegada de una
delegación de la OEA encabezada
por su secretario general, José
Miguel Insulza, tal como se había
anunciado a través de diferentes medios.
Sin embargo, el Frente
Nacional Contra el Golpe Estado,
cuya dirigencia colegiada se reunió
hasta altas horas de la noche con el
presidente Zelaya, aseguró que
nadie se va a mover del lugar y que la
llegada del Presidente representa el
inicio del fin del gobierno golpista y
de sus aliados.
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