Dieciséis años de gobiernos neoliberales han traído más
pobreza, más desigualdad, falta de empleo digno, más
corrupción y falsas promesas, ampliando aún más la
brecha entre ricos y pobres. El país se encuentra a
pocos días de unas cruciales
elecciones presidenciales
(el 5 de noviembre), consideradas las más
importantes de las últimas décadas.
Cierre FSLN |
Las recetas fondomonetaristas promovidas por los
gobiernos que se han sucedido a partir de 1990 no sólo
han agravado la dramática situación en que vive la
inmensa mayoría de la población, sino que han
enriquecido en forma desmesurada a pequeños sectores
ligados a la vieja oligarquía y a los nuevos empresarios
y financieros nacionales (pertenecientes a todas las
fuerzas políticas), dejando también al país como
rehén de las políticas de los organismos financieros
internacionales y de rapaces compañías transnacionales.
Dieciséis años de fracasos, de saqueo de los recursos
naturales, de uso del Estado como medio para
enriquecerse, de indicadores macroeconómicos que no
reflejan la realidad de millones de nicaragüenses,
quienes siguen sobreviviendo con menos de dos dólares al
día.
Las inversiones en Educación y Salud son de las más
bajas de la región e inferiores a las de países que
cuentan con un Producto Interno Bruto (PIB) mucho más
bajo que Nicaragua.
La gente trata de sobrevivir aceptando muchas veces
condiciones de trabajo inhumanas.
Hace unos días, el Centro Nicaragüense de Derechos
Humanos (CENIDH), denunció la situación de cinco
mujeres que abortaron porque la empresa de Zona
Franca “Mil Colores” (de capital
estadounidense) no había pagado las cotizaciones al
Seguro Social (INSS). De esa manera, las trabajadoras no
pudieron tener acceso a la asistencia sanitaria gratuita
en los hospitales, y esto a pesar de que la empresa ya
les había retenido las cuota del INSS de su salario.
Éste es el prototipo de trabajo que han impulsado estos
gobiernos, ufanándose de haber creado miles de nuevos
empleos y de estar trayendo el progreso al país.
Para 2006 se prevé la entrada a Nicaragua de
aproximadamente 1.000 millones de dólares (equivalente a
casi el 80 por ciento del Gasto Público) en
remesas familiares,
o sea los fondos que los 800 mil
nicaragüenses
en el exterior envían a sus parientes para paliar la
situación de extrema pobreza en que viven.
El gobierno presenta este fenómeno de la migración como
un eje de gran trascendencia para alcanzar el desarrollo
del país y no como el fracaso total de sus recetas
políticas y económicas, que han generado dolorosas
separaciones, trastornos sociales y psicológicos,
destrucción y pulverización de los hogares y de las
comunidades.
Las recetas en estas últimas dos décadas siempre han
sido las mismas: reducción del Estado, apertura del
mercado interno a las inversiones extranjeras para
atraer capitales, y aumento de las agroexportaciones.
En esta situación, Nicaragua llega a las elecciones
soñando con que algo pueda cambiar de verdad. La
pregunta es: ¿será posible?
Las últimas encuestas
Las encuestas en Nicaragua nunca han reflejado el
pensamiento y la voluntad final de los nicaragüenses.
Será por la reticencia de este pueblo en hacer públicas
sus intenciones de voto, cuando el pasado aún no es un
fantasma, o porque tantos hechos de violencia, guerras
civiles y agresiones extranjeras le hacen temblar la
mano al momento de votar, o quizás porque las encuestas
casi siempre están financiadas por los partidos
políticos en contienda o por sectores de la sociedad
demasiado implicados en el proceso electoral.
Daniel Ortega |
Las últimas dos pesquisas: la primera realizada por la
Universidad Centroamericana - UCA - y la segunda por
Cid-Gallup, reflejan un amplio margen de ventaja del
candidato del FSLN, Daniel Ortega (37,5 y
32,5 por ciento respectivamente).
Detrás de Ortega se posicionan los dos candidatos
liberales, Eduardo Montealegre, ALN (16.06
y 21.1 por ciento) y José Rizo, del PLC (20.5 y
16.8 por ciento).
En cuarto lugar el candidato del MRS, Edmundo
Jarquín (14,3 y 11,8 por ciento).
Sin ninguna posibilidad queda el ex "Comandante Cero",
Edén Pastora, del Partido Alternativa por el
Cambio (AC)
Según estas últimas proyecciones, Ortega estaría
muy cerca de llegar nuevamente a ser Presidente de
Nicaragua. Es importante mencionar que la
reforma a la Ley Electoral, realizada en 2000
por las dos fuerzas mayoritarias en la Asamblea Nacional
(FSLN y PLC), prevé la victoria en primera
vuelta del candidato que alcance el 35 por ciento de los
votos, siempre y cuando tenga un margen de por lo menos
el 5 por ciento arriba del segundo lugar. En cambio, si
un candidato alcanzara el 40 por ciento de los votos,
conseguiría la victoria independientemente del resultado
del segundo clasificado.
En caso que nadie alcance el 40 por ciento y tampoco
tenga un 35 por ciento con 5 puntos porcentuales de
ventaja sobre el segundo, la Ley Electoral prevé una
segunda vuelta entre los dos primeros, a realizarse un
mes después de la primera votación.
Las
mismas caras, ¿la misma contienda?
El Frente Sandinista presenta por quinta vez la
candidatura del ex Presidente de la República y actual
secretario general del Partido, Daniel Ortega
Saavedra.
A pesar de las tres derrotas sufridas en el pasado
(1990-1996-2001), nadie pudo arrancarle la candidatura y
la cúpula del Partido cerró filas alrededor de su
caudillo.
Ortega
sigue siendo mucho más que un simple candidato, y si su
figura permite mantener vivo el voto duro del sandinismo,
garantizando de esta forma un alto porcentaje de votos,
al mismo tiempo se ha convertido en un elemento que
obstaculiza un cambio en el concepto de hacer política
en Nicaragua. Un concepto que sigue basado en la
dirección personalista y vertical del Partido y en la
adoración de la imagen del propio caudillo, a
quien se le puede perdonar todo.
Los contenidos de su programa de gobierno y su
realización se tornan elementos secundarios,
obstaculizando de esta manera una elaboración personal y
una participación directa de la gente en el contexto
político y social que vive Nicaragua.
La Alianza
o Pacto establecido a partir de 1999 entre el FSLN
y el PLC del ex Presidente Arnoldo Alemán,
que puso a los principales Poderes del Estado bajo el
férreo control de estas dos fuerzas políticas, ha minado
enormemente la imagen pública del Frente Sandinista
y de sus dirigentes más destacados, quienes han visto
esfumarse con el paso de los años el halo de la mística
revolucionaria que los acompañó durante los 80.
La existencia de un gran bloque empresarial dentro del
FSLN, que de hecho ha representado el mayor
aliado y defensor del mismo Ortega y que coincide
en sus intereses económicos con los sectores del
liberalismo gerencial, creó también una cierta
desconfianza en muchos sectores de la base sandinista.
Frente a la necesidad de alcanzar por lo menos el 35 por
ciento de los votos, el FSLN promovió una campaña
en que se destaca el tema de la Reconciliación Nacional.
Creó la alianza "Unida Nicaragua Triunfa",
reactivando el trabajo con la base y desarrollando un
largo e incansable "Peregrinaje" (como le han llamado)
por todos los rincones del país.
Ha abierto las puertas a miles de militantes, cuadros
intermedios y personalidades muy destacadas de las otras
fuerzas políticas.
En la campaña, se pide perdón por los errores del
pasado, las relaciones con las figuras más importantes
de la jerarquía de la iglesia católica llegando, para
alcanzar este objetivo, a declararse en contra de
cualquier forma de aborto. En las últimas semanas,
el FSLN promovió en la Asamblea Nacional la
derogación de un artículo del Código Penal que desde
hace más de 100 años permite en Nicaragua el empleo del
aborto terapéutico, en el caso en que la vida de la
futura madre esté en peligro.
De esta alianza “Unida Nicaragua Triunfa” forman
parte miembros del Partido Liberal Nacionalista (PLN),
con un pasado marcadamente vinculado a la dictadura
somozista, ex comandantes de la Contra y de la
Resistencia indígena Miskita de la Costa Atlántica (como
Brooklyn Rivera y Stedman Fagoth), miembros de la
Dirección Política de la Contra, como la sorpresiva
alianza con Salvador Talavera, presidente del Partido
de la Resistencia Nicaragüense (PRN).
Como candidato a la Vicepresidencia, va un ex acérrimo
enemigo, Jaime Morales Carazo, vinculado a
Somoza durante la dictadura, jefe negociador en
representación de la Contra en los años 80, responsable
de Campaña de Arnoldo Alemán en 1996. Con Jaime Morales
Carazo, Daniel Ortega tuvo una larga disputa por la casa
donde actualmente reside y que fuera expropriada al
mismo Carazo en los años 80.
Como estrategia, el FSLN se plantea la no
confrontación, y en ello se observa la mano de
Rosario Murillo, jefa de la campaña electoral y
esposa de Ortega. Por ello, el candidato del
Frente ha rechazado cualquier tipo de debate y
entrevista, privilegiando las desbordantes
concentraciones públicas en todos los rincones del país
y la organización de "sesiones de trabajo" para discutir
el Programa de Gobierno con los diversos sectores de la
sociedad nicaragüense.
Entre los principales temas del Programa de Gobierno,
muy similar a los de otros candidatos, se destacan la
creación de un Banco de Fomento para los pequeños y
medianos productores, las inversiones en Educación y
Salud, la reactivación de la producción agrícola de
alimentos y la creación de puestos de trabajo. También
se destaca el enfoque de la construcción de alianzas con
los gobiernos latinoamericanos progresistas que se han
instalado en los últimos años y, de manera particular,
con Venezuela.
Lo cierto es que hasta la fecha, Daniel Ortega no
ha explicado de dónde va a sacar los fondos necesarios
para implementar estas estrategias y, sobre todo, cómo
hará frente a los compromisos ya firmados con los
organismos financieros internacionales y a las
condicionalidades impuestas a Nicaragua.
El
liberalismo
Este se encuentra cada día más dividido y resulta
difícil imaginar una reunificación para enfrentar a lo
que llaman el "peligro sandinista", utilizando el
arma que los llevó a la victoria electoral en las tres
elecciones pasadas: la polarización del voto.
Eduardo Montealegre, después de haber sido expulsado del PLC, constituyó la
Alianza Liberal Nicaragüense - Partido Conservador (ALN-PC),
mientras que el Partido Liberal Constitucionalista
(PLC) presenta como candidato al ex
Vicepresidente de la República, José Rizo Castellón.
La separación del voto liberal está haciendo crecer las
posibilidades de Ortega de ser electo como nuevo
presidente de Nicaragua, y los dos candidatos liberales
se están acusando recíprocamente de ser los culpables de
un posible “regreso al pasado” del país.
Ahora bien: ¿quién es Eduardo Montealegre? Es la
expresión de la “nueva derecha” nicaragüense afín
al mundo de las financias y el comercio. Montealegre
goza del apoyo incondicional de la empresa privada (COSEP),
del gobierno de Enrique Bolaños, de Estados
Unidos y de buena parte de los medios de
comunicación.
Por su parte, el gobierno estadounidense ha intentado
sin éxito la reunificación del voto liberal y
antisandinista, con ataques directos y contundentes al
sector del liberalismo ligado al ex presidente
Arnoldo Alemán (como por ejemplo la suspensión de la
visa de entrada a Estados Unidos a un sinnúmero
de diputados, magistrados y jueces del PLC).
Una política injerencista hacia un país soberano, que
tuvo el rechazo de buena parte de la población
nicaragüense, de la OEA y de las misiones de
observadores internacionales.
Montealegre,
banquero, ex Canciller durante el gobierno Alemán
y ex Ministro de Hacienda y Crédito Público con
Bolaños, no representa nada “nuevo” en el panorama
político nacional, y esto a pesar de una insistente
campaña electoral que lo quiere presentar como tal. El
candidato de la ALN se ha convertido en el nuevo
símbolo de la lucha contra el “peligro sandinista”,
utilizando la misma “campaña sucia” centrada en el miedo
a Ortega, pero que hasta la fecha no ha incidido en las
intenciones de voto.
La ALN se presenta como la única alternativa
posible a Ortega, pero sigue siendo muy débil en
las zonas rurales, donde se concentra el mayor caudal de
votos liberales y donde la gente no confía en este
personaje demasiado ligado a la alta burguesía
financiera nacional e internacional y a un mundo muy
alejado de la problemática del campesinado nicaragüense.
Además, tiene que enfrentarse a las graves acusaciones
de haberse aprovechado de las quiebras bancarias del
2000 y 2001 y de la emisión de los Certificados
Negociables de Inversión (CENI), gracias a los cuales se
habría enriquecido mientras ocupaba diferentes cargos
públicos y privados.
Según las últimas encuestas, la ALN-PC podría
posicionarse como la segunda fuerza del país, obligando
a Ortega a una segunda vuelta y garantizándose un
importante número de diputados.
¿Y quién es José Rizo? El otro candidato liberal parece
tener la personalidad y la imagen ganadora para poder
atraer a la mayoría del voto liberal. A pesar de sus
esfuerzos y de declaraciones a los medios de
comunicación, es considerado como el candidato escogido
por Arnoldo Alemán y hasta el momento no ha sido
capaz de demostrar su independencia del caudillo
liberal.
Boicoteado por el actual gobierno de Bolaños y
denigrado por el de Estados Unidos, ha iniciado
una campaña electoral que ha crecido paulatinamente con
el paso de los días, más por las evidentes dificultades
de Montealegre que por méritos propios.
Rizo
está le está disputando a Montealegre el voto de
los electores que todavía no han definido su posición.
Hay muchos que lo califican como un “candidato
perdedor”, escogido para jugar este papel y para
favorecer la victoria de Ortega, precio que el
caudillo liberal, Arnoldo Alemán, tendría que
pagar para alcanzar la libertad (actualmente está
condenado en primer grado a 20 años de cárcel y en
espera del juicio de apelación).
Las acusaciones, las ofensas, los ataques personales y
las luchas internas en la “familia liberal” parecen en
todo caso haber cerrado cualquier posibilidad a una
reunificación del voto.
Alianza Movimiento de Renovación Sandinista
(MRS)
El MRS supo reaccionar muy bien ante la
inesperada desaparición de su líder, el ex alcalde de
Managua Herty Lewites. El nuevo candidato a la
presidencia, Edmundo Jarquín, y su vice, el
cantautor Carlos Mejía Godoy, han desarrollado
una campaña electoral muy eficaz, balanceando los
ataques directos al Frente Sandinista con la propuesta
de un Programa de Gobierno que toca los puntos que más
reclama la población.
En la Alianza MRS encontraron cabida muchas de
las figuras históricas del sandinismo, como el poeta
Ernesto Cardenal y el escritor Sergio Ramírez,
los Comandantes de la Revolución Luis Carrión,
Henry Ruíz (Modesto) y Víctor Tirado. Ex
diputados como Dora María Téllez, Víctor Hugo
Tinoco y Mónica Baltodano, y la escritora
Gioconda Belli.
El MRS está acaparando el interés de la base
sandinista, descontenta con los métodos de dirección del
partido (FSLN) y por la gestión autoritaria de
Ortega. También buena parte de los grupos de la
sociedad civil nicaragüense se están acercando al MRS,
en su búsqueda de una manera diferente de hacer
política, que no se base solamente en la imagen y el
poder de una persona y de un círculo muy estrecho de
incondicionales.
Este sector ha hecho de la mística sandinista y de los
valores que llevaron al triunfo de la Revolución en 1979
su principal instrumento para llegar a la gente, con el
objetivo de crear una fuerza de centroizquierda o
izquierda moderada, que represente una alternativa al
interior del sandinismo.
Edmundo Jarquín
fue el único candidato en declararse a favor del aborto
terapéutico, provocando la cólera de la iglesia
católica, la evangélica y de las otras fuerzas
políticas, muy ocupadas en disputarse los favores de las
iglesias nicaragüenses.
Hubo también algunos aspectos negativos en la conducción
de la Alianza, como por ejemplo haber aceptado, junto
con la ALN de Montealegre, el
financiamiento del Instituto Republicano Internacional (IRI)
para capacitar a sus fiscales en la defensa del voto en
las Juntas Receptoras de Votos (JRV). El IRI es un
organismo muy ligado a la derecha estadounidense más
intransigente, y en el futuro podría utilizar este
antecedente presionar al MRS.
El candidato, Edmundo Jarquín, proviene de una
experiencia fuera del país y trabajó casi 16 años como
funcionario del BID. Tuvo que reemplazar el vacío
dejado por el auténtico líder de la Alianza, Herty
Lewites. A pesar de eso y del hecho de ser un
desconocido por la militancia sandinista, Jarquín
se da a conocer por la claridad de sus mensajes y
por su historial totalmente desvinculado de los
políticos desprestigiados del país.
En las últimas encuestas, la Alianza MRS resulta
ser la cuarta fuerza del país, pero muy cerca de los dos
candidatos liberales, y a pesar de no tener muchas
esperanzas de ganar la Presidencia, tiene la posibilidad
de obtener un importante número de diputados en la
Asamblea Nacional. Más allá del resultado final de esta
elecciones, podría convertirse en una primera
experiencia en la cual el FSLN vea reducirse su
caudal histórico de votos (aproximadamente entre el 40 y
el 43 por ciento) en favor de una fuerza política que
surge de sus entrañas.
El escenario posible
A escasos días de la elección, Daniel Ortega
podría convertirse en el nuevo Presidente de la
República de Nicaragua. Pero, como suele decir en sus
intervenciones, la verdadera encuesta será la del 5 de
noviembre. Demasiadas proclamas triunfales de victoria
se han convertido en llantos colectivos de las masas
sandinistas, como ocurrió en las tres elecciones
pasadas. Además, por primera vez parece tomar cada vez
más fuerza la posibilidad de una segunda vuelta
electoral, en la cual Ortega difícilmente podría
enfrentarse a una reunificación del voto liberal.
En este momento histórico, Nicaragua se encuentra frente
a una encrucijada, tomando en cuenta incluso que ningún
gobierno podrá lograr solucionar en cinco años los
desastres provocados por una larga guerra y,
sucesivamente, por los 16 años de neoliberalismo
salvaje.
Una victoria de Ortega conllevaría beneficios
para los sectores más marginados del país, y en sus
primeros 100 días desarrollaría seguramente una serie de
acciones para subsanar las graves condiciones en que
viven millones de nicaragüenses y comenzar políticas de
redistribución de la riqueza. Sin embargo, todas las
alianzas realizadas por el FSLN con sectores que
abarcan una gran cantidad de historias, culturas,
exigencias e ideologías, se traducirán en poco tiempo en
reivindicaciones y demandas al nuevo gobierno y al
aliado sandinista, y no será fácil para Ortega
mantener unido este microcosmos surgido con fines
electorales.
Hay que ver también cuál será la reacción de los
organismos financieros nacionales, de la comunidad
donante y del capital privado nacional e internacional.
La posibilidad de una fuga de capitales hacia el
exterior es un riesgo que hay que tomar en cuenta,
porque crearía una grave instabilidad en el país.
La victoria de Ortega, finalmente, abriría paso a
un cambio interesante en el panorama regional donde,
después de muchos años, Centroamérica podría tener un
gobierno fuertemente relacionado a los gobiernos
progresistas de América del Sur y, sobre todo, a los
gobiernos cubano y venezolano, abriendo mercados
alternativos al estadounidense.
Una nueva victoria del liberalismo, no importa si a
favor de Montealegre o de Rizo, llevaría a
Nicaragua hacia un callejón sin salida, con la
instauración de un gobierno que continuaría la dramática
experiencia ya fracasada en el pasado. Con este gobierno
se beneficiarían sólo los sectores que ya se han
enriquecido en los últimos años y la inmensa mayoría de
la población quedaría nuevamente expuesta al drama de
cada día.
Una victoria de la Alianza MRS parece ser casi
imposible, pero alcanzar un buen número de diputados
ayudaría a romper la hegemonía en la Asamblea Nacional
ejercida hast ahora por las dos fuerzas que han
controlado el país en los últimos años.
Independientemente de quién salga vencedor el próximo 5
de noviembre, el nuevo Presidente no tendrá los votos
necesarios para desarrollar libremente su programa de
gobierno. La nueva Asamblea Nacional podría estar
dividida en cuatro grandes bancadas y las fuerzas
políticas representadas deberán, en todo caso, negociar
cualquier proyecto de ley en una alternancia de alianzas
y pactos que prometen una agitada vida política.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
30
de octubre de 2006 |
|
|
|