Estados Unidos
Investidura de Bush muestra división profunda en la
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La
investidura del presidente de EEUU, un momento en que el
país olvida sus diferencias internas, ha sido este año una
muestra de la profunda división de la sociedad con la
presencia del mayor número de manifestantes en décadas.
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EFE |
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Washington se convirtió en un micro-cosmos de la sociedad
estadounidense, por un lado las calles del centro de la
ciudad hervían con legiones de mujeres vestidas de visón y
hombres con corbata y sombreros de "cowboy".
Por otro, miles de manifestantes, principalmente jóvenes,
algunos con abundancia de piercings y cuero, pero otros
"niños bien" y miembros de grupos religiosos, coreaban
consignas como "paremos la guerra" y "llevémonos la Casa
Blanca".
La jura del presidente, con toda su pompa, es normalmente un
bálsamo para las heridas internas del país, un momento en el
que los partidarios del partido derrotado hacen de tripas
corazón y se resignan a esperar un resultado distinto en los
próximos comicios.
Pero tras un mandato de Bush, que prometió en 2000 ser un
líder que uniría al país, las diferencias están a flor de
piel, alimentadas principalmente por la guerra en Irak.
"Un montón de vidas estadounidenses e iraquíes se han perdido
por una mentira", dijo Maureen Whaley, una mujer de 40 años
que ha venido a Washington de Pensilvania, uno de los
estados más disputados durante las elecciones de noviembre y
que al final se llevó el candidato demócrata John Kerry.
"Han dicho esas mentiras en nuestro nombre", señaló,
indignada, Tabitha Dallenbach, una joven de 19 años con los
labios pintados de rosa brillante y una estrella pegada en
la sien.
Los manifestantes se concentraron en diversos puntos de la
ciudad y marcharon hacia la ruta del desfile inaugural
atravesando los círculos concéntricos de los controles de la
policía, que cerró al tráfico unas cien manzanas del centro
de la ciudad.
Su cantidad y su volumen sorprendieron a las hordas de
republicanos de todo el país que convergieron en Washington
para celebrar la victoria de su líder.
"Creo que son unos estúpidos, están malgastando energía y
tiempo", dijo Lisa Ullman, de 43 años, que ha venido a
Washington con su sombrero cowboy. "Deberían buscar un
trabajo", añadió.
"Es un poco tarde para protestar, ¿no?", señaló con sorna
Terry Williams, una mujer de mediana edad vestida con abrigo
de pieles que ha venido de Arkansas.
"Creo que es una falta de respeto. Este es el día de Bush",
afirmó Adam Mestre, de 18 años, oriundo de Alabama.
Varios grupos de manifestantes consiguieron incluso hacer oír
su voz durante el discurso de Bush desde la escalinata del
Congreso.
Sus consignas asombraron en un primer momento a los
asistentes, en su gran mayoría fieles seguidores del
presidente, pero luego estos las ahogaron con abucheos y
gritos de "USA".
Mientras, en las inmediaciones de la ruta del desfile
inaugural miles de manifestantes abarrotaban algunos puntos
de registro de la policía y provocaron algunos momentos de
tensión cuando algunos derribaron papeleras y lanzaron
pancartas.
La policía reaccionó con decenas de agentes, algunos de
unidades antidisturbios, que fueron animados con aplausos y
gritos de "a por ellos" de los partidarios de Bush que se
encontraban alrededor.
En uno de los puntos de concentración de los manifestantes un
ex soldado tomó el micrófono para protestar contra el
conflicto en Irak, como pasó durante la guerra en Vietnam.
Adán Delgado, de familia cubana, destacó que los 40 millones
de dólares que costará la ceremonia de hoy, sin contar la
seguridad, deberían usarse para comprar chalecos antibalas a
los soldados desplegados en Irak y blindar sus vehículos.
"Lo que experimenté en Irak me llena de culpa y
remordimientos, por eso critico la guerra", dijo,
posteriormente, en una entrevista.
A su lado reposaban en un parque de Washington cientos de
ataúdes cubiertos de banderas de EEUU que representaban los
muertos en Irak.
Las divisiones que se pusieron de manifiesto hoy van más allá
del desagrado hacia un presidente conservador por parte de
las masas demócratas, que se agruparon también, con visibles
pancartas, durante el recorrido de Bush entre el Capitolio y
la Casa Blanca.
Los manifestantes creen que Bush, el cristiano convencido que
apela siempre a Dios en sus discursos, "está equivocado en
base a la moral y que ellos tienen la razón en base a la
moral", según James Hudnut-Beumler, decano de Teología de la
Universidad Vanderbilt.
"No dudo que Bush tenga fe, pero creo que está equivocado y
me molesta que parezca que habla en nombre de la iglesia
cristiana", dijo Sarah Scruggs, de 23 años, del grupo
cristina "Sojourners".
César
Muñoz Acebes
EFE
21 de
enero de 2005
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