Italia:

ejemplos de internacionalismo

 

Hay etapas de la historia en las cuales la solidaridad de los trabajadores ha resultado ejemplar. Angélica Balabanof, revolucionaria cabal, en su libro “Días de lucha” destaca que la participación italiana en el movimiento ruso no fue superficial ni platónica.

 

Señala que “siendo precisamente en Italia donde los jornales y el nivel de vida de las masas de trabajadores eran más bajos, el dinero se reunió en mayor cantidad, no sólo relativa sino también en cifras absolutas respecto a los demás países. Este dinero -agrega- no procedía exclusivamente de las cajas de resistencia de las sociedades, sino que hubo muchos donativos de obreros aislados; me acuerdo que la suma recaudada en mis conferencias y otros actos -señala- excedía a la que pudo reunir Máximo Gorki en Estados Unidos. Y en Italia se trataba de monedas que los proletarios se quitaban de la comida”.

 

(…) En Italia, más que en parte alguna, las masas estaban dispuestas y eran capaces de llevar a cabo los mayores sacrificios por el internacionalismo revolucionario; en ninguna parte había encontrado tanta comprensión y simpatía, la tragedia y la grandeza del pueblo ruso. Todo el pueblo se había colocado al lado de los revolucionarios rusos, con plena conciencia y pronto a la acción, precisamente cuando la revolución era vencida. Y ha hecho patente su admiración y su solidaridad con la Rusia soviética cuando ésta se encontraba rodeada de la enemistad general, amenazada y atacada por todas partes, y cuando toda solidaridad con Rusia despertaba precauciones y condenas”.

 

Angélica Balabanof cuenta que un día hablaba en la sala repleta de un teatro cuando de pronto sintió que alguien le tocaba suavemente un brazo. A la vez, comenzaron aplausos fortísimos, casi furiosos; tan fuertes que le impedían seguir hablando. Miró a su alrededor. Detrás suyo vio a unos cuantos carabineros que no sabían qué hacer mientras su jefe parlamentaba –visiblemente enojado– con el presidente de la Asamblea.

 

Una de las afirmaciones de Balabanof aludiendo al zar Nicolás II al Policía le había parecido ofensiva, y trataba de suspender la Asamblea y detener a la oradora. Pero los tempestuosos aplausos en solidaridad con Balabanof y en protesta contra el intento de la autoridad frenaron a los carabineros, que no se atrevieron a llevar adelante la detención.

 

Balabanof pudo, así, continuar entre el entusiasmo creciente del público que luego la condujo en triunfo hacia su casa. Esta quedó luego rodeada por gran número de espectadores hasta muy entrada la noche, y al día siguiente le acompañó al tren una jubilosa multitud.

 

La gente la saludaba por la calle con el grito de “Viva la Rusia revolucionaria”.

 

La protesta de las masas italianas no se limitó a ser platónica o anticlerical, sino que se llevó a cabo con energía y sentido social, dirigiéndose, por ejemplo, también contra la hipocresía de la iglesia católica.

 

En masa hubo quienes rechazaron el bautismo o el entierro religioso, y educaron a sus niños con un espíritu libre y antirreligioso.

 

   

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

23 de febrero de 2010

 

 

 

 

 

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