La ironía

vence a la censura

 

Alfonso Sastre

 

En los años de auge del stalinismo, desde los sectores populares se recurría en muchas oportunidades a la ironía, que a menudo funciona como desahogo y dificulta  o impide la acción represiva. Alfonso Sastre, escritor español, cuenta en su libro “El Camarada Oscuro” algunas de esas maneras de plantear la crítica eludiendo la censura oficial.

 

Por ejemplo: un camarada le plantea a otro:

 

-¿A ver si tú sabes cuál es la diferencia entre una catástrofe y una desgracia? A ver…

-Pues mira…. Imagínate que se cae al suelo una viejecita y se rompe una pierna. Este es un ejemplo de desgracia, pero no es una catástrofe.

   

Imagínate ahora que en un avión viaja el pleno del Comité Central de nuestro Partido. Que el avión estalla y mueren todos. Eso sería una catástrofe, pero no sería una desgracia.

Simone de Beauvoir

 

En “los Mandarines”, el libro de Simone de Beauvoir, se plantea el diálogo siguiente:

 

-Sin duda no has comprendido lo que el camarada Daniel está “cocinando”. Está juntando una izquierda que se dice independiente pero que acepta la unidad de acción con los comunistas.

-¿Y qué hay con eso?

 -Y bueno, que les está haciendo el juego; y hay un montón de gente a la que asusta el comunismo y la va a acercar a ellos facilitando su juego.

-No me digas que estás contra la unidad de acción. ¡Sería bonito

que la izquierda comenzara a dividirse!

-Una izquierda esclavizada a los comunistas es una mistificación. Si están  decididos a marchar con ellos, inscríbanse más bien en el Partido Comunista; será más franco.

-No se trata de eso. En un montón de puntos no estamos de acuerdo.

-Entonces, de aquí a tres meses los stalinistas los denunciarán como traidores sociales.

 

En tiempos de Stalin, los propios integrantes del Partido Comunista apelaban al humor, o recogían lo que se planteaba como críticas, en un intento de perfeccionar la realidad.

 

En la Unión Soviética circulaba una anécdota, entre tantas, que sin duda apuntaba a ese objetivo:

Ilya Erenburg

 

El Primer Ministro y Secretario General del Partido invitaba a su madre a visitar las instalaciones del Kremlin. Al finalizar la deslumbrante visita, le planteó si no estaba orgullosa de las posibilidades y horizontes que abría el comunismo al hijo de una campesina permitiéndole alcanzar tanto poder.

 

La madre, halagada sin duda por todo lo obtenido por su hijo y deslumbrada por tanta riqueza, le abrazó y en voz baja lo felicitó, aconsejándole: “Vigila esto; ten cuidado de los comunistas, que pretenden socializar todo”.

 

Ilya Erenburg, el  notable escritor soviético, plantea en “El Deshielo”, una de sus novelas, cómo era posible detectar la férrea censura de los años de Stalin en detalles como la advertencia en los baños de viviendas colectivas, en la que se indicaba: “Prohibido arrojar libros al water”.

 

   

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

21 de enero de 2009

 

 

 

 

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