Uruguay

           

1971 – 26 de marzo - 2008

Otra vez, la multitud que es esperanza

 

 

 

El 26 de marzo se cumplieron 37 años del mitin que inauguró en Uruguay la irrupción del Frente Amplio, una nueva fuerza política ajena a los lemas tradicionales y que ahora alcanzó el gobierno.

 

En 1971 el mitin que desbordó la explanada del Palacio Municipal de Montevideo, finalizó con el discurso del general Líber Seregni, cuyas últimas palabras fueron toda una definición y compromiso con las raíces y el futuro: “¡Padre Artigas: guíanos!”.

 

En ese momento el país padecía una situación política difícil. En 1964 se había producido un golpe de Estado en Brasil, desencadenado por el interés de Estados Unidos. En cuanto los militares tomaron el gobierno, la creatividad popular definió la situación hasta  en inscripciones callejeras.  Alguna decía, aludiendo a la situación impulsada por el embajador de Estados Unidos: “¡Basta de intermediarios: Lincoln Gordon al poder!”.

 

Desde la denominada “Escuela de las Américas”, como informaron después algunos de los militares que desde allí impartían enseñanza, se fue preparando a la mayor parte de los coroneles y generales que encabezarían los golpes en la región.

 

Las dictaduras se sucedieron. En junio de 1973 se produjo la irrupción de los militares en Uruguay, le siguió, en septiembre, el golpe de Pinochet en Chile.

 

 Una “internacional de las espadas” -la “Operación Cóndor”- planificó la represión por encima de fronteras. Los asesinatos en Buenos Aires de los legisladores uruguayos Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, del general Juan José Torres, ex presidente de Bolivia y del general Carlos Pratts, entre otras figuras representativas de la lucha de los pueblos de la región, fueron producto de operativos de esa organización criminal.

 

La política  represiva contra las fuerzas progresistas de Uruguay comenzó a cumplirse en primer lugar a partir de medidas de seguridad, disposición constitucional prevista para casos de agresión exterior o grave conmoción interior imprevista, que primero se aplicaron esporádicamente y luego en forma permanente a partir del 13 de junio de  1968.

 

Muerto el general Oscar Gestido, designado Presidente en elecciones libres, le sucede el señor Jorge Pacheco Areco (“vicepresidente por descarte”, ya que otros candidatos habían ido desechándose). Pacheco, que  llegaba por azar al frente del gobierno, “ungido por un síncope cardíaco”, comenzó ilegalizando a todos los partidos de izquierda que se expresaban en torno al diario “Epoca”, que efectivamente eran todos y la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), menos el Partido Comunista, que tenía su propio diario.

 

El país se fue deslizando por caminos de arbitrariedad.

El 13 de abril de 1971, consultado en una comisión del Parlamento, el doctor Alberto Ramón Real, decano de la Facultad de Derecho, explicó: “Debo decir con toda honestidad que hemos llegado a un punto en que es posible preguntarse si el Estado de Derecho en nuestro país es una realidad o una ficción, una máscara más barata de denominación que el empleo de la cruda fuerza. Creo sinceramente esto último”. Y luego detalló: “Este es un régimen de facto surgido por deformación del régimen constitucional vigente, y no cabe duda que es así (...) El fenómeno jurídico que se está viviendo no ofrece la menor duda en cuanto a que es una dictadura extra constitucional, además de ser, en parte, un régimen que funciona con arreglo a la Constitución por ser legítimo en cuanto a su origen”. Y recordó entonces que ya los clásicos, desde santo Tomás de Aquino y de más atrás, distinguían las dos maneras en que se incurre en la tiranía, o sea, por el modo de instituir el gobierno y por la degeneración del gobierno legítimo en arbitrario.

 

Cuando se planteó, por el diputado doctor Enrique Beltrán, el juicio político al gobierno de Pacheco Areco, los fundamentos fueron absolutamente claros. Se sostuvo, entonces: “Aquí no se trata simplemente de hacer interpretaciones jurídicas más o menos cuestionables; no se trata de una tesis a favor y de una tesis en contra. Se trata de que se han desvirtuado en su esencia, en su propio cimiento, la separación de poderes, las garantías individuales, las relaciones del ser humano con el Estado, el concepto de que los poderes son limitados, de que no hay poderes absolutos; en definitiva, todo lo que constituye la estructura filosófica y esencial del régimen constitucional y del sistema de libertades y del Estado de Derecho”.

 

Por represión a todo lo que fueran reivindicaciones populares, y abandonos sucesivos, el país vivía, ya, en plena arbitrariedad.

 

La dictadura comenzó, pues, mucho antes de la disolución del Parlamento, el 27 de junio de 1973. Los miles de presos, torturados, asesinados y desaparecidos marcaron una de las etapas más sombrías padecidas por Uruguay. El recuerdo de todos ellos estaba presente –como ejemplo y mandato- en el espíritu de los miles de hombres y mujeres que desbordaron la explanada Municipal de Montevideo este

26 de marzo recordando y celebrando aquél de 1971.

 

El Frente Amplio está integrado por fuerzas distintas, con un obvio denominador común. Su consolidación y avance depende de lo que sea su acción de gobierno, de su capacidad de pugnar por transformaciones profundas; de lo contrario, un retroceso podría llevar a la disminución de una mística que se templó en la lucha contra la dictadura.

 

La realidad podrá ser, como enseña la historia, el ideal menos algo. Pero la historia del Frente y la acción que le permitió superar etapas donde a los militantes se les presentaba solamente las posibilidades del “encierro, el destierro o el entierro” lo define como una fuerza política a prueba de impacientes verbales.

 

La multitud que nuevamente desbordó la explanada Municipal (convocatoria que no ha logrado ningún partido o sector político) volvió a renovar la fe en la acción. Otra vez quedó en evidencia una voluntad generalizada del Frente (escuela cívica, como sostenía Julio Castro) movilizado, luchando permanentemente por sus reivindicaciones con el pueblo en la calle, como convocaba Zelmar, héroe y mártir.

 

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

3 de abril de 2008

 

 

 

 Fotocomposición: Rel-UITA

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