Argentina

 

25 años de la Guerra del Atlántico Sur

“Un Nunca Más para Malvinas”

 

La subsecretaría de Derechos Humanos de Corrientes, junto con el Centro de ex Combatientes de esa provincia, recogió el testimonio de 100 ex soldados correntinos que pelearon en Malvinas. En diez horas de grabaciones 23 de ellos contaron las vejaciones, humillaciones y torturas que sufrieron a manos de sus superiores castrenses. ¿Se puede hacer un juicio similar al de las Juntas Militares, con participación de los conscriptos, para encausar a los oficiales implicados?  ¿Una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), para cerrar el "Nunca Más" de Malvinas?

 

 

Tuvo que pasar un cuarto de siglo para que se elaborara un informe sobre las violaciones a los derechos humanos cometidos en Malvinas por suboficiales y oficiales argentinos contra sus propios soldados. Los militares argentinos parecen preferir su macabra práctica de torturar y matar a sus compatriotas que luchar contra el enemigo externo. En la Guerra de las Malvinas quienes lo sufrieron fueron los conscriptos de 18 años y no los disidentes políticos.

 

Tuvimos dos enemigos: nuestros superiores y los ingleses. Pero la sociedad aún hoy lo desconoce, dice Ernesto Alonso, un ex combatiente que pasó 64 días en las islas. A diferencia de 36 de sus compañeros del Regimiento 7 que combatieron en Monte Longdon, él pudo regresar vivo. Desde hace 25 años intenta difundir esa “otra verdad” y cree que recién ahora, hay un momento propicio para reconstruir nuestro pasado.

 

Abundan entre los testimonios los relatos de estaqueamientos de pies y manos a la intemperie -durante lapsos de entre ocho horas y tres días-, de haber sido dejados sin comida durante días, y los simulacros de fusilamiento. Inclusive, de las declaraciones recogidas sale a la luz el caso hasta ahora desconocido de un soldado que fue asesinado por un suboficial argentino y de otros tres que murieron de hambre.

 

La Guerra de Las Malvinas es la única en el mundo en la que hubo más muertos después del conflicto que durante los combates. Hasta la fecha, los suicidios de los “jóvenes veteranos” llegan a 350, mientras que 326 soldados murieron peleando en las islas y una cifra similar en el “criminal” y artero hundimiento del Crucero “General Belgrano”, antes de comenzada la guerra. Los “veteranos” están marcados a fuego por una horrible experiencia, por la cercanía de la muerte, por los compañeros que quedaron, por haber perdido, por haber sido ocultados y olvidados por la sociedad triunfalista argentina. Hay algo más dramático aún: ya hay cinco jóvenes hijos de veteranos de Malvinas que han tomado el terrible camino de sus padres: se suicidaron. Pero los recuerdos vuelven una y otra vez para los que quedaron vivos. Muchos los debieron callar.

 

Barrer debajo de la alfombra

 

No hubo una investigación a fondo sobre lo que realmente pasó en la guerra. Falta todavía hacer una CONADEP de Malvinas, y es lo que estamos pidiendo ahora porque... se trata de crímenes de lesa humanidad”, reclama Alonso, quien integra el Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas de La Plata (CECIM), que reúne a unos 450 ex conscriptos de esa ciudad. El informe de más de 200 páginas fue entregado por los ex combatientes a la ministra de Defensa el pasado viernes 30, con copia a la Presidencia de la Nación, y será presentado a la Justicia Federal de Ushuaia la próxima semana.

 

El soldado asesinado fue identificado por su ex compañero Germán Navarro como Rito Portillo, ambos pertenecientes al Regimiento 12 de Infantería de Corrientes. Otro ex combatiente, Juan de la Cruz Martins, recuerda que volvió de Malvinas con 29 kilos menos y una grave desnutrición, y relata los vejámenes que le infligió el subteniente Taranto. Los ex combatientes piden que se conforme una comisión investigadora, ya que aseguran que puede haber numerosos casos similares en el resto del país. Malvinas no es un tema de los ex combatientes. Nos pasó a todos. Aunque nos duela, es hora de revisar nuestra historia. Necesitamos que las Fuerzas Armadas rompan el silencio corporativo, se levante el secreto militar y haya acceso a los archivos de las FFAA, advierte Alonso.El silencio no sólo fue de los oficiales y suboficiales argentinos sino también de los propios soldados. A diferencia de Alonso y sus compañeros de La Plata, muchos de los ex combatientes no pudieron hablar a su regreso sobre lo que habían vivido en las islas.

 

Soldados argentinos, sin preparación ni equipamiento adecuado fueron enviados al combate. 649 no volvieron.

 

Fue muy fuerte la imposición de silencio por la autoridad militar. Al regreso de Malvinas, el Ejército nos llevó a Campo de Mayo y nos hicieron llenar formularios y firmar declaraciones, bajo la supervisión de personal de las fuerzas. No debíamos hablar sobre lo que había pasado en las islas, recuerda. Y muchos no lo hicieron. En esto tuvo que ver el aislamiento que sufrieron de parte de la sociedad, la dispersión territorial de los que habían sido sus compañeros en la guerra y, en varias provincias del interior, el fuerte arraigo de la obediencia a la autoridad. En nuestro caso, apenas volvimos a La Plata, empezamos a hablar entre nosotros, y eso nos sirvió mucho para salir adelante como grupo. Nos juntábamos hasta las 5 de la mañana para sacarnos la bronca que traíamos. Siempre aclaramos que no tenemos nada que ver con las FFAA ya que todos somos ex conscriptos”, cuenta Alonso que, cuando volvió, pudo conseguir un trabajo en la empresa estatal Segba y rearmar su vida.

 

Un pacto de silencio

 

Este ex combatiente recuerda que ya en 1982 algunos soldados habían denunciado los castigos y el maltrato de sus superiores. Al regresar, pedimos que se formara una Comisión Bicameral que investigara lo que pasó en Malvinas, pero no prosperó por el pacto de silencio corporativo en las FFAA. Luego, la democracia era muy débil en sus primeros años, y con la banderita de Malvinas se la condicionó aún más. Los levantamientos de los llamados 'héroes de Malvinas', como Rico y Seineldín, derivaron en las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Pero nosotros creemos que no se puede considerar los héroes a quienes se levantan contra la democracia. Y, después, con el gobierno de Menem, hasta se los reivindicó”, reflexiona Alonso.

 

El año pasado volvió a las islas por primera vez desde 1982, invitado por el programa “El Vietnam argentino”, de la televisión chilena, un país que le debe al pueblo argentino muchas explicaciones sobre su accionar decisivo en el conflicto. Hoy vuelve a ratificar que no reivindica la guerra, “que fue un desastre y una locura, pero sí a los compañeros y amigos que murieron en ella, así como a la soberanía sobre Malvinas y su reclamo ante organismos internacionales.

 

A pesar de que algunos de los máximos responsables fueron encontrados culpables por su desempeño político y militar en la guerra, no fueron juzgados ni condenados por las violaciones a los derechos humanos que cometieron en Malvinas. Más allá del recuerdo y la conmemoración por un nuevo aniversario, sigue pendiente una investigación a fondo sobre las vejaciones y maltratos de los soldados argentinos por parte de sus propios oficiales.

En Buenos Aires, Javier Amorin

© Rel-UITA

3 de abril de 2007

 

 

 

 

 

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