Sudáfrica
Diez años de democracia se celebran en investidura de
nuevo
presidente |
El presidente
de Sudáfrica, Thabo Mbeki, juró hoy su segundo y último
mandato de cinco años en medio de una gran celebración de
los diez años de democracia que ha vivido su país.
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EFE |
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Frente a varios jefes de estado o de gobierno de distintos
países, un sinnúmero de notables y decenas de miles de
personas más, concentradas frente a la sede del gobierno en
Pretoria, Mbeki prometió esforzarse para conseguir "una vida
mejor para todos" en un país "multirracial, no sexista y
próspero".
"Sudáfrica ahora se define por un sueño común, tras el fin
del dominio racista", declaró.
"Sólo diez años después del fin de la dictadura racista, es
imposible imaginar una Sudáfrica que no sea democrática",
agregó.
Matizó, sin embargo, que "ninguno de nuestros sueños será
realizable sin la eliminación y la erradicación de la
pobreza", que aún aflige a la gran parte de la población del
país más desarrollado de África subsahariana.
Mbeki, que ha sido muy criticado por su falta de atención a
la pandemia del Sida, que afecta a 5 millones de los 44
millones de habitantes de su país, no hizo mención de esta
enfermedad.
La investidura se celebró, a propósito, en el décimo
aniversario de las primeras elecciones con sufragio
universal, el 27 de abril de 1994, cuando Nelson Mandela fue
elegido primer residente negro del país, y el partido de
Mandela y Mbeki, el Congreso Nacional Africano (CNA), tomó
el poder.
Desde entonces, el 27 de abril ha sido el "Día de la
Libertad", y es festivo.
Mbeki hizo referencia al 11-M al declarar: "No podemos
quedarnos indiferentes ante los actos terroristas que se han
cobrado miles de vidas en Nairobi, Dar es Salaam, Nueva York
y Madrid, junto a otros lugares".
También señaló que África comparte con América Latina el
problema de la deuda exterior y afirmó: "tenemos que lograr
que dejemos de ser pedigüeños".
Al acto asistieron, entre otros los presidentes de Chile y
Uruguay, Ricardo Lagos y Jorge Batlle, respectivamente.
La ceremonia fue bendecida por representantes de todas las
confesiones religiosas de Sudáfrica: la cristiana, la
musulmana, la judía, y de las tradicionales africanas.
En un discurso poético, Mbeki dibujó un retrato espeluznante
del régimen racista del "apartheid", que desapareció hace
hoy diez años, antes de hacer un relato de los beneficios
del actual sistema democrático.
"Durante demasiado tiempo, nuestra sociedad contenía mucho
que era feo y repugnante", dijo.
Mbeki dio un toque feminista a su discurso al equipar a la
discriminación racial con la discriminación contra las
mujeres.
El presidente sudafricano fue criticado durante la campaña
electoral, por afirmar, en un mitin, en su idioma materno,
el xhosa, que si su hermana pensara votar a un partido
opositor "le daría una paliza".
El partido de Mbeki, el CNA, antes dirigido por Mandela,
ganó casi el 70 por ciento de los votos en las elecciones
del pasado día 14 y va a llevar los gobiernos de todas las
nueve provincias del país.
Cuatro de los nueve presidentes de provincia nombrados por
Mbeki son mujeres.
Mandela no faltó a la cita, y como siempre en los actos
públicos fue el más aplaudido al tomar su asiento frente a
la sede del gobierno en Pretoria, acompañado de su esposa y
ex primera dama de Mozambique, Grasa.
Con esfuerzo, y con un oficial blanco apoyándole de un brazo
y un oficial negro apoyándole del otro, Mandela subió la
escalera que llevaba a los palcos de los invitados de honor,
seguido por Graca.
Mbeki fue saludado por las fuerzas armadas, que, con sus
bayonetas relucientes bajo el sol, hicieron una parada
militar con sobrevuelos de cazas y de los helicópteros que
esgrimieron la bandera multicolor de la Sudáfrica
democrática.
Tampoco faltaron los cañonazos, 21 justos después del
juramento y otros tantos durante la parada posterior.
William
Myers
EFE
27 de abril
de 2004
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