De hecho, hay cinco grandes
poderes en México. El económico, representado por las
finanzas, cuya principal personificación se encuentra en
lo bancos y por las grandes empresas multinacionales,
muchas de las cuales corresponden al ámbito financiero.
El poder que establece nuestro vecino del norte, los
EEUU. El correspondiente a los medios publicitarios que
realmente, se dividen en dos: la TV y el resto de los
medios, ya que el poder de la TV es mucho mayor que el
del resto de los medios juntos. El poder político
representado por el Estado Mexicano y por el conjunto de
partidos políticos. El narco-poder.
No he olvidado a la ciudadanía
ni a la Constitución que señala que es en la ciudadanía
en quien recae la soberanía nacional. Simplemente soy
realista y constato que en la incipiente democracia
mexicana los ciudadanos son mucho más elementos pasivos
con casi ningún poder que sujetos activos y reactivos
que participen en las decisiones nacionales.
Así, la reunión y el decálogo
de un elemento (un grupo bancario) de uno de los cuatro
poderes efectivos, propuso las siguientes medidas
económicas: 1) Consolidar la estabilidad macroeconómica.
2) Mejorar la eficacia en la recaudación fiscal. 3)
Ofrecer viabilidad a las pensiones. 4) Aumentar la
efectividad en el gasto público. 5) Asegurar el abasto
de energía. 6) Apoyar la formación de capital humano. 7)
Flexibilizar los mercados laborales. 8) Fortalecer el
respeto a la ley. 9) Fortalecer la competencia. 10)
Facilitar el acceso a mercados.
No he podido lograr el acceso
al documento completo del BBVA, pues hasta ayer por la
mañana el documento no se encontraba en la página de
internet de dicho banco. Deberían de hacerlo accesible
al público ya que sería profundamente discriminatorio
que el documento estuviese dirigido sólo a la elite
política y bancaria y se descartase a la ciudadanía en
general. Así, a reserva de un estudio más cuidadoso,
presento los siguientes comentarios.
1. Consolidar la estabilidad
macroeconómica está bien, pero el objetivo principal no
debería ser éste sino el crecimiento sustentable,
autosostenido y bien distribuido, del ingreso nacional.
Hay varios tipos de estabilidad macroeconómica y
distintas formas de llegar a ella; la estabilidad actual
favorece la concentración del ingreso y la especulación
financiera. No creo que esto sea lo que deseamos en el
país.
2. Mejorar la eficacia de la
recaudación fiscal e incrementar la efectividad del
gasto público. Totalmente de acuerdo.
3. Ofrecer viabilidad a las
pensiones. Aquí creemos estar en completa contradicción
ya que, si bien es cierto que el sistema actual de
pensiones no es viable y requiere de profundas reformas,
las que propone el sector privado en términos de
individualizar y privatizar todo el sistema nos parece
absurdo. Se requiere mantener el sistema de solidaridad
generacional profundamente reformado.
4. Asegurar el abasto de
energía. Sí. El problema es que si al "asegurar el
abasto de energía" junto con la proposición 10 de
"facilitar el acceso a los mercados" significa la mera
privatización de PEMEX y de la CFE, pues no, aquí
nuestras diferencias son totales. En una sociedad sana,
el mercado tiene su parte y el Estado la suya. En un
país como México, pueden ser un resorte importante en el
impulso a un crecimiento con adecuada distribución del
ingreso. La privatización sería una insensatez.
5. Fortalecer el respeto de la
ley. Sí y plenamente. Pero habría que recordar que,
desde el punto de vista de muchos mexicanos y expertos
jurídicos, el caso del Fobaproa constituye un despojo a
la nación que está lejos de estar cerrado conforme a la
ley.
6. Fortalecer la competencia
económica. Sí a plenitud. Únicamente hay que recordar
que la competitividad proviene de la inversión pública y
privada y que en ambos casos no sólo hay deficiencias
profundas sino que, la banca con sus gigantescas tasas
de interés activas, sus comisiones y sus deficiencias,
tiene un alto grado de responsabilidad.
El proceso electoral debería
ser fértil en discusión de ideas.
Juan Castaingts
Teillery *
Convenio La Insignia / Rel-UITA
23 de febrero del 2006