Mundo bananero

 

El negocio de Estados Unidos son los negocios.

Calvin Coolidge, Presidente EE.UU., 1923-1929.

 

 

Por cada millar de dólares que han introducido a mi patria

los banqueros yanquees (sic) ha muerto un hombre nicaragüense

 y han vertido lágrimas de dolor nuestras madres,

 nuestras hermanas, nuestras esposas y nuestros hijos.

Augusto César Sandino.

 

 

Un empresario estadounidense, Sam Zemurray, constituyó en 1911 en Centroamérica un imperio bananero que a los países de la región les granjeó el calificativo de “repúblicas bananeras”, porque casi todos eran gobernados por las transnacionales gringas, en especial –pero no solamente– por las grandes productoras de banano. Para alcanzar ese dominio las compañías transnacionales recibieron la colaboración de los infantes de marina estadounidenses quienes, desde su independencia en 1821 hasta hoy invadieron doce veces a Honduras y once a Nicaragua, para citar sólo dos ejemplos.

 

Junto al clarín llamando al combate a los “marines”, resonaban en aquellos años los argumentos del gobierno del presidente Coolidge: en América Latina “debe haber independencia y libertad hasta el momento en que a Estados Unidos le parezca que esa libertad y esa independencia son compatibles con sus intereses”. (1) “Estados Unidos debe velar por el orden y el cumplimiento de las leyes internacionales en el exterior, exactamente como si la violación se hubiese producido en el país”. (2)

 

Ya otro presidente estadounidense había pronosticado lo que habría de ocurrir. La Guerra Civil (1861/65) provocó un enorme desorden político junto a una gran corrupción que fue aprovechada por las grandes compañías para “comprar” una legislación que las favoreciera, lo que llevó a que el presidente Abraham Lincoln afirmara: “Las empresas han sido coronadas (…) Seguirá una era de corrupción en los altos cargos y el poder del dinero se empeñará en prolongar su reinado trabajando en perjuicio del pueblo (…) hasta que la riqueza esté acumulada en pocas manos (…) y la república esté destruida”. Aquellas corporaciones, luego convertidas en transnacionales, lograrían imponer la idea de que el futuro del “libre comercio” era inevitable e invencible. El siguiente paso fue que los neoconservadores –mal llamados neoliberales– consiguieran imponer mundialmente un pensamiento único que puede resumirse, entre otros, en los siguientes puntos:

 

  • La economía, liberada de la carga inútil de lo social, prima sobre la política.

  • El mercado, y su mano invisible, es capaz de corregir todas las consecuencias no deseadas del capitalismo.

  • Cada vez menos Estado y un arbitraje constante a favor de los ingresos del capital en detrimento de los del trabajo.

  • Indiferencia con respecto al costo ecológico.

 

Con esos preceptos, en unas pocas décadas el pensamiento único logró convertir a la mayoría de las naciones en un “mundo bananero”. Veamos algunos ejemplos.

 

Nicaragua

 

El pasado 20 de febrero mil trabajadores y trabajadoras afectadas por el nematicida conocido con el nombre de Nemagón iniciaron una caminata, que ellos denominan “Marcha sin retorno”, de 140 kilómetros hasta la capital, donde permanecerán acampados –ahora se calcula que son unos 5.000– hasta que obtengan alguna solución por parte de las autoridades. Durante los nueve días de marcha se contabilizaron tres nuevos fallecimientos a causa del Nemagón, elevando el número de muertos –desde que las organizaciones que patrocinan la marcha comenzaron a contarlos– a 841. El jueves 14 de abril falleció Bernardo Ríos, elevando el número de muertos a 903.

 

En todas estas semanas las víctimas han sido ignoradas por los parlamentarios, entre otras cosas debido a sus “merecidas” vacaciones de Semana Santa. Por su parte, el presidente Enrique Bolaños, en su viaje número 86 desde que asumió en 2002, concurrió a Roma a las exequias del Papa y tampoco está disponible. Pero en el este mundo bananero todos tienen sus derechos: los enfermos a causa del Nemagón de entablar juicio en Estados Unidos a las empresas responsables allí radicadas –Shell, Dow Chemical, Occidental Chemical Co., Standard Fruit, Chiquita Brands y Dole Food– y la embajada estadounidense de negar la visa a los representantes de los damnificados. (3)

 

Unión Europea

 

El 16 de abril la Unión Europea (UE) prohibió la importación de forraje de Estados Unidos debido a que contenía Bt10, un tipo de maíz transgénico no autorizado, que durante cuatro años habría estado ingresando a la UE. La representación estadounidense ante la UE calificó la medida de “exagerada”, pues “no existe motivo para pensar que la pequeña cantidad de Bt10 que entró en la UE tenga efectos negativos”. La transnacional suiza Syngenta que exportó el maíz Bt10, aduce que solamente se distribuyeron algunos cientos de toneladas, mezcladas con el aprobado maíz Bt11. Al mismo tiempo, Syngenta se negó a declarar en qué localidades de Estados Unidos se había cultivado este maíz y afirmó que la producción había sido de algunos “cientos de toneladas” en 15 mil hectáreas. Según Silvia Ribeiro (investigadora del Grupo ETC), con el promedio de producción por hectárea en aquel país se estaría hablando de 150 mil toneladas.

 

El maíz Bt10 tiene genes marcadores de resistencia a antibióticos, lo cual significa que quienes lo ingieran –animales o humanos– pueden adquirir resistencia a la ampicilina, uno de los antibióticos más utilizados. De manera que se puede tomar el antibiótico y que éste no surta efecto, pero no existe forma de saberlo hasta que la medicina no actúe en el enfermo. Originalmente Syngenta reconoció que además de en la UE, el Bt10 también habría entrado en Canadá y Argentina y más tarde agregó a la lista a Sudáfrica, Uruguay y Japón. Por su parte, la UE reconoció que no tiene el equipo necesario para encontrar la diferencia entre el maíz Bt11 y el Bt10. ¿Qué opción les queda entonces a los países subdesarrollados como no sea creer en lo que dicen las etiquetas de Syngenta?

 

El 8 de abril Syngenta anunció un acuerdo con las autoridades estadounidenses para pagar una multa de 375 mil dólares y realizar un curso para entrenar a su personal sobre las regulaciones vigentes. Si el cálculo de 150 mil toneladas de maíz Bt 10 ilegalmente vendido es correcto, estamos hablando de un beneficio total cercano a los 30 millones de dólares, pagar una multa apenas superior al uno por ciento, es negocio en este mundo bananero.

 

Los subsidios

 

Según un estudio de la ONG británica Oxfam, en España, el 40 por ciento de los 6.500 millones de euros que recibe el país por la política agraria común (PAC) va a manos de un 3,2 por ciento de los grandes productores, mientras que el 82 por ciento de los agricultores se reparten solamente el 24 por ciento de las ayudas. La situación no es diferente en Gran Bretaña (el mayor receptor de ayudas agrícolas de la UE) que recibe anualmente unos 3.970 millones de euros. El duque de Westminster, el hombre más rico de Gran Bretaña, recibió en 2004 el equivalente a 655 mil euros, la reina Isabel II 800 mil euros y el príncipe Carlos 327 mil euros.

 

La PAC reparte cerca de 43 mil millones de euros anuales en subsidios, política que se viene aplicando desde los años 60 del siglo pasado. Tales subsidios perjudican a los agricultores del Tercer Mundo quienes, en gran medida, terminan pagando los platos rotos.

 

Por todo lo anterior, y lo mucho que queda en el tintero, lo del título.

 

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

19 de abril de 2005

 

 

1 Charles Evans Hughes, Secretario de Estado en el gobierno de Coolidge, en la Sexta Conferencia Panamericana (La Habana, 1928).

2 Declaraciones al periodismo del Presidente Coolidge en diciembre de 1926 justificando la intervención militar a Nicaragua.

3 Más información haga click aquí, desde donde podrá sumarse a la campaña de solidaridad con las víctimas del Nemagón en Nicaragua.

 

  

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