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Muro de la división
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Muro de más de mil kilómetros será construido por el
gobierno estadounidense para impedir la entrada de
inmigrantes a través de la frontera con México
Inmigrantes latinoamericanos que viven en Estados Unidos
iniciaron una recolección de firmas para impedir que el
gobierno estadounidense dé prosecución a su objetivo de
construir un muro en la frontera entre México y EEUU. Según
informaciones de la prensa latina, miembros de la Coalición
de Inmigrantes Guatemaltecos (Conguate) quieren entregar las
firmas a la senadora demócrata Diane Feinstein (del Estado
de California), para que ella vote contra la ley
Sensenbrenner (que propone construir el muro que separará a
los dos países y penalizar a quien contrate inmigrantes
ilegales para trabajar).
La construcción del muro fue aprobada por la Cámara, con 260
votos a favor y 159 en contra, el 15 de diciembre de 2005, y
que todavía precisa ser discutida en el Senado. El muro que
tiene por objetivo impedir la entrada de extranjeros tendrá
1.100 kilómetros de extensión, con detectores de movimiento
e iluminación nocturna. El costo de la obra será de más de 1
millón de dólares por kilómetro y será realizada en los
Estados de California, Arizona, Nuevo México y Texas.
En declaraciones a la prensa, el obispo auxiliar del
Distrito Federal mexicano, monseñor Gregorio Rosa Chávez,
dijo que la construcción de este muro es una ofensa a la
dignidad humana y que va a dividir al mundo "entre el norte
y el sur, entre ricos y pobres". "Es una declaración de
desprecio para América Latina"
Desde que el presidente mexicano, Vicente Fox, se
comprometió con el gobernante estadounidense, George W. Bush,
el 13 de enero de 2001, a llevar adelante políticas anti-inmigración,
más de 2 mil inmigrantes murieron en la frontera de los dos
países. En 2005, se registraron 441 muertes, de las cuales
el 15% fueron mujeres.
De acuerdo con las organizaciones de defensa de los
emigrantes Coalición Pro Defensa del Emigrante y California
Rural Legal Assistance, esas cifras representan el
desinterés de los gobiernos estadounidense y mexicano en
combatir las muertes en la frontera, pues, cada año, el
número de víctimas aumenta.
Las comparaciones que están siendo realizadas entre el muro
estadounidense y el muro de Berlín, de Alemania, destruido
en 1989, fueron condenadas por el embajador estadounidense
en México, Antonio Garza. Organizaciones sociales rechazaron
las declaraciones del embajador y dijeron que no se puede
utilizar la disculpa de una seguridad nacional para violar
derechos humanos de los inmigrantes. Las organizaciones
recuerdan además que los inmigrantes interesan a EEUU cuando
el país necesita de fuerza de trabajo.
ADITAL
23 de
enero de 2006
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