Dieciséis años
de políticas neoliberales y de falsas
promesas han convertido Nicaragua en el
segundo país más pobre de América Latina
La reducción del Estado,
la privatización de los servicios
básicos, un ejército de pseudo
economístas y empresarios sin
escrúpulos, políticos y gobernantes que
han utilizado el sector público como
territorio de conquista, para
enriquecerse y desarrollar la más brutal
corrupción en las últimas décadas, han
llevado el país al borde del colapso.
Nicaragua se ha
transformado en un país que sobrevive
gracias a las remesas familiares
de miles de nicaraguenses, quienes
tuvieron que abandonar sus hogares y
emigrar para no morirse de hambre.
Se calcula que
aproximadamente el 80 por ciento de la
población sobrevive con menos de dos
dólares de ingreso promedio diario y que
la inmensa mayoría de nicaraguenses
trabajan en el sector informal o no
tienen trabajo.
Los índices de
analfabetismo se han disparado
nuevamente (800 mil jóvenes quedan cada
año fuera del sistema escolar) y el
acceso a la Salud volvió a ser sólo un
sueño para la inmensa mayoría de los
nicaraguenses.
El derrumbe de los bancos
estatales dejó a los pequeños y medianos
productores del campo sin acceso al
crédito y el desarrollo siempre más
fuerte de los monocultivos para la
exportación, originó el desalojo de
miles de familias campesinas y el avance
de la frontera agrícola hacia el este
del país. Nadie está interesado en
financiar la producción de alimentos.
Al mismo tiempo, pequeñas
élites controlan la riqueza que cada año
se genera, aumentando aún más la brecha
entre ricos y pobres.
Nicaragua sobrevive
también de la “limosna” de Organismos
financieros internacionales, que
conceden préstamos a cambio del total y
estricto apego a sus condicionalidades.
La total sumisión de los gobiernos y de
los políticos a estas desastrosas
recetas económicas, ha llevado el país a
vivir una democracia a media, con graves
limitaciones a su soberanía.
Es el caso del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que en
los últimos años ha implementado la
imposición de más de 25
condicionalidades a cambio de suscribir
nuevos Programas de financiamiento.
Frente a estas políticas
del FMI, la Coordinadora Civil
(CCER) promovió una
Campaña internacional de presión
para que se flexibilicen las
condicionalidades impuestas a Nicaragua.
Según el economista
Adolfo Acevedo Vogl,
“hemos promovido una fuerte Campaña de
presión contra la actitud del FMI, a
través del envio de cartas de protesta,
involucrando a organizaciones
internacionales como Oxfam Intermón,
Oxfam Gran Bretaña y Francia, Trocaire,
MS Dinamarca, Foro SY Suecia, ALPE, Red
Jubileo, diferentes organizaciones de
España y Alemania y también muchas
organizaciones nicaragüenses.
Con estas
condicionalidades impuestas a Nicaragua,
se impide al país poder alcanzar los
Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM), acordados por
unanimidad por todos los Jefes de Estado
que integran las Naciones Unidas.
Por primera vez, el FMI está imponiendo
reformas constitucionales al gobierno
nicaragüense, hecho totalmente
inaceptable y que violenta la soberanía
de nuestro país. Constituye un acto sin
precedentes en la historia de las
relaciones internacionales, el cual
difícilmente resultará en la creación de
un sentido de apropiación alrededor de
las decisiones adoptadas, y lo más
probable, es que engendre resistencia en
la población".
Entre las
condicionalidades impuestas por el Fondo
Monetario Internacional
(FMI) a Nicaragua se encuentran el
congelamiento de la masa salarial del
Gobierno y sobretodo de los sectores
Educación y Salud, la transferencia de
nuevas funciones a las Alcaldías
congelando, al mismo tiempo, las
trasferencias de recursos económicos,
las reformas a la Constitución Política
del país para la "revisión" de las
asignaciones constitucionales a
Universidades de Servicio Público,
Municipalidades y Poder Judicial, una
profunda revisión del Código Tributario,
fijar un techo máximo al Gasto Público,
el pago de la Deuda Interna con fondos
del Alivio de la Deuda Externa
(supuestamente, estos fondos deberían de
utilizarse en los Programas para la
Reducción de la Pobreza), determinados
porcentajes de aumento en las tarifas de
los servicios públicos ahora controlados
por empresas privadas (un 25% en 2005,
6% en 2006 y luego ajustes automáticos
para la transnacional española Unión
Fenosa, que controla la distribución de
energía eléctrica), subordinando a esta
condicionalidad a los propios entes
reguladores competentes.
El 19 de Junio del 2006, el
FMI
envió una carta de
respuesta a la Coordinadora Civil,
declarando que los principales problemas
que obstaculizan el alcance de los ODM
no tienen nada que ver con sus políticas
y con las condicionalidades impuestas al
país, sino que dependen del
aumento
del Gasto Social.
Ese aumento, según el FMI, se
debe esencialmente a las
transferencias
presupuestarias a las municipalidades
y a la
asignación del 6 por ciento del
PIB a
las universidades,
porcentaje garantizado por la
Constitución Política de Nicaragua.
Según la respuesta
enviada por
Oxfam
Intermón y la Coordinadora Civil
al FMI “el Gasto destinado a la
Lucha contra la Pobreza, se mantuvo
prácticamente estancado en los últimos
años y esto a pesar de los considerables
recursos adicionales, aportados por el
aumento de los ingresos fiscales y el
alivio de la Deuda Externa, fruto de la
Iniciativa HIPC (para los países
altamente endeudados).
Sólo en 2005 hubo un
cambio de tendencia, debido a dos
razones.
Una primera razón fue el
incremento en los montos de
transferencias presupuestarias a las
municipalidades y el
aumento de los salarios
de los docentes y trabajadores de la
Salud.
El FMI se manifestó en
contra de esta medida, llegando incluso
a justificar en ella la suspensión de su
Programa con Nicaragua.
La segunda razón fueron los
subsidios otorgados al
sector Transporte urbano colectivo y a
la transnacional española Unión Fenosa.
El subsidio a Unión Fenosa resultó ser
cinco veces superior al que se otorgó al
sector Transporte, alcanzando hasta un
0.6% del PIB.
Pero la cosa más absurda
es que el FMI lo incluye como parte del
Gasto para la Reducción de la Pobreza"
concluyó Acevedo Vogl.
Los firmantes de la carta expresaron
también su rechazo al intento del FMI de
imponer modificaciones al marco
constitucional de Nicaragua "en cuanto
los
verdaderos obstáculos al cumplimiento de
los ODM - añadió
Acevedo Vogl - son representados por el
Sistema Tributario nicaragüense, que es
uno de lo más regresivos de la región y
por las entradas económicas que siguen
concentrándose en un pequeño grupo de
personas. Ese grupo, que concentra en
sus manos las riquezas del país,
contribuye de forma mínima a las
entradas fiscales, sigue gozando de
masivas exenciones y exoneraciones
fiscales, mientras que el cargo
tributario recae casi totalmente en la
mayoría de la población, que vive en la
pobreza.
Además, el Alivio a la Deuda Externa en
los últimos años liberó importantes
recursos fiscales pero, en lugar de ser
invertidos en la Estrategia para la
Reducción de la Pobreza, fueron
absorbidos por el pago de la Deuda
Interna, que ha alcanzado niveles
desmedidos".
La Deuda Interna surgió a
raíz de la quiebra fraudulenta de cuatro
bancos entre 2000 y 2001, y de la
emisión de Certificados Negociables de
Inversión (CENIs) por más de 500
millones de dólares y su adquisición por
banqueros nacionales. Actualmente, el
Estado ha pagado 298 millones de dólares
a los bancos privados en concepto de
interés y de dudosas recalificaciones de
carteras, que han levantado muchas
sospechas de ilegalidad del entero
proceso.
El próximo 26 octubre, la
Coordinadora Civil (CCER)
organizará una jornada de movilización
nacional con el propósito de respaldar
la
Agenda Ciudadana " La Nicaragua
que queremos".
Los objetivos de esta Agenda y la marcha
que recorrerá las principales calles de
Managua, tocan aspectos muy sensibles
como la demanda de recursos del
Presupuesto General de la República para
mejorar el acceso y la calidad de la
educación, de la salud y de las
viviendas.
Se estará solicitando la
aprobación de leyes urgentes como la Ley
General del Agua, de Igualdad de
Oportunidades, de Acceso a la
Información Pública, de Fomento a la
Producción y Reestructuración de la
Dueda Interna, así como la
renacionalización de la energía
eléctrica, entre otros.
Esta marcha tiene también el objetivo de
protestar en contra de las
Condicionalidades impuestas por el Fondo
Monetario Internacional
(FMI) a Nicaragua.
Según Georgina
Muñoz de la CCER "la Nicaragua
que queremos es posible sin las
condiciones impuestas por el Fondo
Monetario Internacional.
La situación de pobreza
en el país y la falta de políticas
reales a favor de la mayoría de la
población nos ha llevado a posicionar
nuestras demandas, basándonos en
procesos de investigación y sobretodo
desde el contacto directo que tenemos
cada día con la ciudadanía.
Pedimos también el
incremento de la inversión en Salud y
Educación. Sin estas inversiones es
imposible hipotizar un verdadero
desarrollo para el país. Los acuerdos
entre el Gobierno y el FMI cierran
oportunidades y amplían la brecha entre
ricos y pobres y casi nadie se da cuenta
de ese tema. Sólo se ven sus dramáticos
efectos en la población.
La Coordinadora Civil, a
pocas semanas de las elecciones
nacionales y teniendo como reto la
implementación de la Agenda Ciudadana
"La Nicaragua que queremos", presentada
y firmada como compromiso por todos los
candidatos a presidente, considera que
nunca podrá ser realmente llevada a la
práctica si no se da en el marco de las
condiciones que requiere el país y no de
aquellas impuestas por el Fondo
Monetario.
Por este motivo, estamos
organizando una marcha nacional de
carácter independiente, sin ideologías
partidaria, donde se exprese la voluntad
política ciudadana de demandar la
flexibilización de las condicionalidades
del FMI hacia nuestro país y exigir, al
futuro gobierno, la capacidad de
negociación y transparencia en la
información de estos convenios y
acuerdos con los organismos financieros
internacionales, así como un diálogo
abierto y amplio partiendo de las
necesidades y propuestas de la Nicaragua
que queremos."
Adolfo Acevedo Vogl,
recordó como "el 60 por ciento de los
hogares más pobres tiene un ingreso
promedio por persona menor a $1,17 por
día y en estas familias vive casi el 80
por ciento de los niños/as de nuestro
país.
Estos mismos niños/as
alcanzan a lo sumo una escolaridad de
cinco años. Con una escolaridad como
esa, la única ocupación que van a
encontrar por el resto de su vida, van a
ser ocupaciones que los van a mantener
debajo del umbral de la pobreza y de la
pobreza extrema. El gasto de Educación
en Nicaragua es exageradamente bajo.
Las condicionalidades del
Fondo Monetario establecen e imponen una
asignación de recursos que no permite
llevar el gasto de educación a los
niveles requeridos.
Ningún país en el mundo se ha
desarrollado si no ha resuelto primero
el problema de la educación. Nicaragua
no ha solucionado este problema y hay
que plantearlo muy seriamente al
Gobierno y al FMI.
Ningún candidato ha
explicado como va a hacer para negociar
con el FMI para levantar la educación y
para asegurarles a todos los niños y
niñas de este país una perspectiva
mínima de futuro.
Los medios de
comunicación y la ciudadanía tenemos que
plantearles a los políticos a que se
enfoquen en ese asunto fundamental".
Todo ese debate está permitiendo generar
una conciencia crítica de estos temas en
la ciudadanía y en Nicaragua se han
levantado más de 20 mil firmas que serán
entregadas el día 26 de octubre a la
Asamblea Nacional, para hacer prevalecer
las demandas. Estas firmas se juntan a
las más de 20 mil cartas enviadas por
correo electrónico al FMI.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
23 de octubre de 2006 |
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FOTOS: Giorgio Trucchi
NOTA:Se puede enviar la
carta de protesta al FMI a través de la
página web www.ccer.org.ni