De mi
mayor consideración:
En nombre
de la UITA vengo a manifestarle nuestro profundo dolor e
indignación ante el execrable asesinato del profesor
Carlos Fuentealba. Como usted bien lo expresara ayer en
conferencia de prensa, Fuentealba “fue fusilado, y
eso evidentemente no puede pasar, ni debe pasar nunca más en
la Argentina”.
Lo cierto
es que el asesinato de Fuentealba, un queridísimo
profesor de química de Neuquén que totalmente indefenso
viajaba en un automóvil, se suma a la lista de más de medio
centenar de activistas políticos y sociales víctimas de la
brutalidad policial desde que la Argentina recuperó el
Estado de derecho.
El
fusilamiento de este sindicalista de la educación es un
“hecho inaceptable”
-como usted lo calificó-, como
también son inadmisibles las condiciones laborales y
salariales que padecen los trabajadores y trabajadoras de la
educación en vuestro país.
Es muy probable que el
gobernador de
Neuquén, Jorge Sobisch, adicto a los desmanes y al garrote,
haya considerado que por medio de la represión podría
acallar la voz de los sindicalistas. Pero se equivocó. Los
actos de repudio al asesinato de Fuentealba y las
muestras de solidaridad con los docentes neuquinos en todo
el país no sólo contaron con el decidido respaldo de las
organizaciones pertenecientes a la CGT
y la CTA, sino que además recibieron una fuerte adhesión de
la población en general que también clamó por justicia ante
la represión y exigió, inequívocamente, dar término a la
pauperización que afecta la vida de los docentes argentinos.
El futuro democrático de
la Argentina necesita erradicar definitivamente las
prácticas represivas que evocan los oscuros años de la
dictadura militar. El futuro de la Argentina como Nación
implica, entre otros esfuerzos, el fortalecimiento de las
políticas de Estado para el sector educativo, abriendo
caminos hacía la formación de una ciudadanía más activa y
facilitando así los procesos que hagan avanzar al país hacía
las metas de justicia social e inclusión económica.
Es por ello, señor
Presidente, que nuestras 365 organizaciones afiliadas en 122
países, apoyan con su más amplia solidaridad internacional
los justos reclamos de los sindicatos de la enseñanza de la
República Argentina, y al tiempo que reclamamos “justicia y
castigo” para los responsables de la muerte de Carlos
Fuentealba, es por respeto a su memoria y a su lucha que
le exhortamos se atiendan las justas demandas de los gremios
de la educación. Para que nunca más las “tizas se manchen
con sangre”, para que la docencia deje de ser sinónimo de
castigo y exclusión social y la lucha por una vida mejor no
sea, nunca más, una permanente amenaza de muerte.
Atentamente,
Gerardo Iglesias
Secretario Regional UITA
c/c Ministerio de
Educación / Ministerio de Trabajo /CGT / CTA