Uruguay

La fiesta del pueblo

 

EFE

¡“Festejen uruguayos, festejen”! Así, con estas palabras que hoy están en oídos y bocas de muchos, concluyó Tabaré Vázquez el acto final de la campaña electoral del Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría en octubre de 2004. Y tras haber obtenido la victoria en las elecciones del pasado 31 de octubre por mayoría absoluta, otra vez así, con esas mismas palabras, saludó al pueblo desde el balcón del hotel Presidente. El pueblo le hizo caso y festejó. Festejó como tal vez nunca haya festejado antes en ninguna otra elección; festejó sabiendo que había ganado; festejó sabiendo que había logrado cambiar la historia.

 

La historia cambió y comenzó la transición. Una transición larga comparada con la de otros países pero que el mismo Tabaré Vázquez calificó como “ejemplar y responsable”. La transición se llenó de nombres, de cargos y de disputas (como las habidas por ejemplo, con el Partido Blanco por los cargos en el Codicén). Era una transición que el Uruguay miraba con mucha esperanza, aunque su mirada se extendía al horizonte, a marzo.

 

Y al final llegó “El día”. Primero de marzo de 2005, el nuevo gobierno asumió. Y asumió acompañado por la gente, por el pueblo. Un pueblo que otra vez festejaba, un pueblo que acompañó multitudinariamente a su Presidente tanto en su “declaración de honor” frente a la Asamblea General como en el traspaso de banda presidencial efectuado en el Palacio Estévez. Y así se inundaron las calles de colores, gritos, esperanzas, alegrías y también de canciones que trajeron numerosos artistas y que la multitud precedió y retomó a plena garganta. Artistas que como Agarrate Catalina, Rubén Rada, La Abuela Coca, Sórdromo, La Tabaré, entre otros, se sucedieron desde las 17:15 en dos escenarios, uno dispuesto en El Gaucho y el otro en Galicia y Avenida del Libertador.

 

Pueblo, artistas, canciones y gritos esperaron juntos el momento culminante, momento que no se hizo esperar pues a las 21:15, en las escalinatas del Palacio Legislativo hizo su aparición frente a la multitud el desde ahora Presidente de la República Oriental del Uruguay: Tabaré Ramón Vázquez Rosas. Pantalla gigante y calidad de sonido superior a la de los actos pasados, aseguraron la correcta comunicación. Una hora y diecisiete minutos habló el Presidente con su pueblo a través de un discurso emotivo, sensible, y comprometido en el que habló de lo que vendrá y de lo que es: un Uruguay que se recibe empobrecido. El nuevo gobierno, según informó Vázquez en su discurso, recibe un país que en el 2003 contaba según el Instituto Nacional de Estadística con un 31 % de población por debajo de la línea de la pobreza, un país que en el orden mundial en lo que respecta a desarrollo humano descendió de un “honroso” 37º puesto (en 2000), al puesto 46º en 2002. Y aún más, el nuevo gobierno recibe un país cuya deuda bruta del sector público casi se ha duplicado en un periodo de cuatro años (2000–2004), a la vez que el Producto Bruto Interno ha descendido dramáticamente de 21.000 millones de dólares a 13.000 millones en el período 1999–2004.

 

Pero esto la gente lo sabía, o al menos lo intuía, lo que realmente quería conocer era la otra parte, la parte en la que deposita sus esperanzas. La gente se había preparado para oír lo que vendrá, y el Presidente colmó estas expectativas al informar, Ministerio por Ministerio las medidas que se tomarán.

 

Y así, medida a medida, proyecto a proyecto, Vázquez llegó al final de su discurso que concluyó con un “Viva el Uruguay”. La gente, tras una gala de tango que se desarrolló en las mismas escalinatas del Palacio, pudo irse tranquila, satisfecha, a esperar que las medidas se cumplan, pero también a esperar sabiendo que el nuevo gobierno debe recibir de todos trabajo, consejo, apoyo y, si fuera necesario, protesta y reclamo, pues para eso contamos con un “compañero Presidente”, para que nos escuche y para que las palabras nunca más se las lleve el viento.

 

 

Camilo Iglesias

© Rel-UITA

Marzo de 2005

 

  

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