Uruguay
Tabaré Vázquez es el nuevo Presidente
El
Encuentro Progresista
gana
las elecciones y la calle |
Con una multitudinaria fiesta callejera el pueblo uruguayo
del Encuentro Progresista celebró la victoria electoral que
instala en la presidencia a Tabaré Vázquez, un hombre
esperado por la izquierda latinoamericana como presidente de
ese país para fortalecer la tendencia a derrotar en el
continente a los partidos tradicionales. Los uruguayos
izquierdistas celebraron con todas las formas de expresión,
incluido el llanto, la derrota de 170 años de hegemonía
bipartidista entre el Partido Nacional (Blancos) y el
Partido Colorado, que han aguantado los embates de la
izquierda en elecciones anteriores.
Desde el pasado domingo un nuevo gobierno de centro-izquierda
se unirá a los tiempos de cambios que soplan en la región.
Tabaré Vázquez como presidente electo no es el fruto del
inmediatismo electoral o respuesta a una problemática de
coyuntura social del Uruguay, simboliza el esfuerzo de una
histórica trama social y cultural, que sintetiza la
identidad política de varias generaciones que vienen
construyendo el Frente Amplio desde 1971, después el
Encuentro Progresista, con la convergencia de extupamaros,
socialistas, comunistas y gente desprendida de la democracia
cristiana y los partidos tradicionales. Como todo movimiento
popular de la región, la izquierda uruguaya fue sometida a
la ignominia criminal del Plan Cóndor, inspirado por los
dictadores déspotas y crueles de los años 70, que amparó la
persecución, asesinatos, exilios y torturas de sus
dirigentes y militantes.
El Frente Amplio de entonces fue fundamental en la derrota de
la dictadura y en el retorno de la democracia, perfilándose
como verdadera fuerza política de arraigo popular. Supo
construir el triunfo en la intendencia de Montevideo con
Tabaré Vázquez donde demostró eficacia y transparencia
administrativa, recibiendo el reconocimiento del pueblo que
reiteró la victoria de los candidatos del FA a esa alcaldía
por tres periodos consecutivos hasta la actualidad, logrando
además incrementar el número de votantes en Montevideo que
reúne a la dos terceras partes de la población uruguaya.
El acumulado histórico de la izquierda uruguaya impide que se
la vea apenas como una nueva expresión política de carácter
partidario. Su indomable lucha de muchos años por el ascenso
al gobierno con una política de convergencia popular
pluralista, la diferencia del bipartidismo tradicional, y
por eso hoy el EP es la esperanza popular. Con el resultado
de las elecciones a la vista, según los postulados sociales
y económicos que planteó en la campaña, al nuevo gobierno le
corresponde la lucha frontal contra los devastadores efectos
del modelo neoliberal, para recuperar una estabilidad
económica que le permita ofrecer a la juventud alternativas
diferentes a la emigración, reactivar el derecho a la
vivienda que gran parte de la población ha perdido,
recuperar las posibilidades de empleo digno y estable para
las grandes franjas de hombres y mujeres arrinconados en la
miseria social, fortalecer los procesos de integración
económica americana como el Mercosur, al contrario de la
prioridad que el actual Presidente le ha dado a los acuerdos
con los Estados Unidos.
Quienes creemos en la izquierda democrática como real opción
de poder en Colombia, debemos saludar la lucha política del
Encuentro Progresista, porque compartimos con ellos su firme
compromiso y voluntad de trabajar por un nuevo Uruguay, con
justicia social, con libertad y solidaridad. Porque queremos
promover el desarrollo sostenible de nuestras fuerzas
productivas para que generen condiciones de bienestar y
felicidad para todas y todos y de esta manera integrarnos,
cooperar, para competir con la comunidad internacional en
condiciones de equidad, independencia, autodeterminación y
soberanía reales.
En
Bogotá, Luis Alejandro Pedraza
Presidente
de la UNAC
1 de
noviembre de 2004
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