Olof Palme
Un crimen que no puede prescribir |
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El pasado 28 de febrero se cumplieron 20 años del asesinato y
su muerte todavía es llorada dentro y fuera de Suecia.
Recién comenzaba la noche del 28 de febrero de 1986 cuando
Olof Palme, primer ministro socialdemócrata de aquel país,
era abatido a tiros en una esquina de Estocolmo cuando
regresaba sin escolta a su casa acompañado de su esposa,
luego de asistir a una función de cine.
Su asesinato continúa impune y según las leyes suecas el
delito prescribirá dentro de cinco años. A lo largo de estas
dos décadas y dada la incapacidad demostrada por la policía
para identificar al asesino, varias han sido las pistas con
las cuales se ha especulado, entre otras el
apartheid
sudafricano, la CIA o sicarios de Lyndon LaRuoche. No
existen dudas que lo que genéricamente denominamos
derecha se
encuentra tras del crimen, la derecha odiaba a Palme.
La postura de Palme frente a la guerra de Vietnam fue dar su
apoyo a Hanoi, llegando incluso -ya era primer ministro- a
acoger a los desertores estadounidenses. En la segunda mitad
de la década de los 70 impulsó la paz mundial a través del
desarme. Fue un militante más en la lucha contra el
franquismo en España. Crítico de las dictaduras del cono sur
de América su gobierno fue ejemplarmente solidario con miles
de exilados de aquellos países. Visitó Nicaragua en 1984, ya
con el Frente Sandinista -a quien había apoyado en su lucha-
en el gobierno, profético, a su regreso les advierte: “se
están alejando del pueblo”.
Por todo ello la derecha todavía lo odia y teme. Y por eso
quienes lo recordamos y admiramos exigimos que el gobierno
sueco modifique la legislación para que el crimen no
prescriba dentro de cinco años. Estamos seguros que algún
día conoceremos la verdad.
Secretaría Regional Latinoamericana de la
UITA (Rel-UITA)
1 de marzo de 2006
Foto: http://www.palmefonden.se/
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