Cerca de 500 militares y policías
mexicanos crearon una base en la ciudad
de Tijuana, en la frontera con Estados
Unidos, para combatir el narcotráfico.
La propuesta del gobierno mexicano es
que a corto plazo, por lo menos tres mil
agentes de la fuerza de seguridad
pública federal participen en esta
"Operación Tijuana".Además de patrullar
caminos e instalar puestos de
observación, esta Fuerza tiene
autorización para detener a sospechosos
e inspeccionar embarcaciones que se
encuentran en los puertos de la
península de Baja California.
Esta operación está despertando
preocupación por parte de los grupos
sociales porque detrás del combate del
narcotráfico, que actualmente es una
acción prioritaria del gobierno, hacia
la que convergen recursos públicos, se
escondería un aumento de la represión y
la violación de los derechos humanos -
incluyendo a la población emigrante -
por parte de los policías y militares.
La mayoría de la población es emigrante
La ciudad de Tijuana es, históricamente,
la más importante puerta de entrada de
miles de emigrantes de México y de
América Central en Estados Unidos. Otro
fenómeno migratorio señalado por las
autoridades municipales de la región es
la entrada de ciudadanos estadounidenses
que emigrarían hacia México para hacer
todo tipo de negocios ilegales.
En realidad, aquella es un área de
frontera, donde hace años los derechos
humanos son violados. La científica
social, María Ileana García Gossio, dice
que desde 1988 agentes del servicio de
Inmigración y naturalización, Aduaneras,
Guardia Nacional, Guardias Forestales,
Guardia Naval, FBI y DEA, entre otras
agencias federales combaten a los
traficantes de droga, a traficantes de
emigrantes (polleros) y a los emigrantes
sin documentos de la misma forma, sin
distinción.
Lucrecia Maldonado
CIMAC
Tomado de
Adital
9 de
enero de 2007