El pasado 15 de mayo, cuando Bush dio a
conocer públicamente su propuesta
emigratoria, varias cadenas de
televisión del Valle Central incluyeron
entre sus comentaristas a activistas
inmigrantes para que expresen su opinión
al respecto. Este hecho, aunque
aparentemente insignificante, indica que
sus voces se empiezan a escuchar. Y no
es para menos, después de las
movilizaciones masivas que hicieron
historia en la región.
Son voces críticas al plan del
presidente de EEUU, cuya propuesta
comprende cinco puntos: militarización
de la frontera; más cárceles para
indocumentados, que hasta hoy
permanecían en libertad en espera de
citaciones en los tribunales;
colaboración de las policías locales con
la patrulla de frontera; una
regularización parcial para miles de
indocumentados y plan de trabajadores
temporales.
Muchos comentaristas aplauden el intento
presidencial de buscar lo que consideran
un equilibrio entre las posiciones más
extremas del espectro político, muy
dividido ante la emigración. Sin
embargo, según afirman activistas
inmigrantes, tres de sus cinco puntos
son de carácter represivo. Y los otros
dos, muy ambiguos.
"Militarizar la frontera no evitará que
los inmigrantes sigan llegando. Y peor
todavía, habrá más muertes debido a que
los que buscan entrar al país lo tendrán
que hacer por rutas más difíciles", dijo
Leoncio Vázquez, integrante de la
Coalición de los Derechos de los
Inmigrantes de Fresno, durante una
conferencia de prensa realizada el
martes 16 de mayo frente al edificio
federal de esa ciudad.
Vázquez agrega que una reforma
migratoria debería afrontar la causa de
la misma, la disparidad económica. "Los
países ricos controlan la alta
tecnología, los créditos y los mercados,
evitando que las naciones pobres
desarrollen su economía, situación
agravada por la corrupción y el
desinterés de muchos gobernantes de
países pobres en mejorar dichas
condiciones de vida y trabajo".
En relación a la posible regularización
migratoria, causa principal de las
masivas movilizaciones de los últimos
meses en todo Estados Unidos, la
propuesta de Bush es muy ambigua. "El
1996 Bill Clinton pasó una ley
antiterrorista que impide la
regularización de extranjeros que, entre
otras cosas, tengan cargos por violencia
doméstica –dice Polo Chávez, del Comité
Pro-Uno–. Es sólo un ejemplo de las
múltiples razones por las cuales miles
de solicitantes quedan afuera."
De acuerdo a Chávez, la sugerencia de
Bush de exigir que los solicitantes
paguen sus impuestos desde su llegada
podría causar problemas inesperados,
como para aquellos que durante años han
recibido sus salarios al contado (penado
por ley pero que permite a los
empleadores evadir el pago de un
porcentaje de los impuestos). Chávez ve
en esta exigencia, y otras similares,
una forma de limitar el número de los
que podrán regularizarse.
Asimismo, los integrantes de la
coalición expresaron malestar por la
insistencia de Bush de mantener los
estereotipos anti-inmigrantes al
acusarlos, durante la lectura de su
propuesta, de acrecentar los problemas
educativos, saturar los sistemas de
emergencia de salud y de contribuir al
aumento de la delincuencia.
"En realidad, es inmoral que el país más
rico del mundo no quiera proveer acceso
a la salud a su propia población, ya que
millones de estadounidenses carecen de
seguro médico. Culpar a los inmigrantes
de esta situación es manipular la verdad
y distraer la atención pública", dice la
declaración leída por Vázquez a la
prensa. Según agrupaciones y
congresistas contrarios a la emigración,
los extranjeros recurren a las salas de
emergencia en lugar de visitas médicas
regulares y aumentan el déficit fiscal
de los estados. Pero los sistemas
hospitalarios niegan que dispongan de
cifras, ya que por ley no pueden exigir
residencia a quienes buscan servicios
médicos de urgencia.
En la parte final de la conferencia de
prensa, los activistas reunidos dieron a
conocer sus próximos pasos. "Apoyaremos
a organizaciones nacionales que
cabildean en Washington en favor de una
reforma migratoria amplia", comentó
Myrna Martínez Nateras, directora del
Instituto Pan Valley, de American
Friends Service Committee, Fresno.
"También participaremos de foros
barriales informativos y campañas de
registro de votantes."
En este último punto, Martínez Nateras
aclaró que la coalición ayudará a
informar a la población de quienes son
los candidatos 'anti-inmigrantes' y a
qué partido político pertenecen".
"Aunque en esta sociedad existe el
monopolio de dos partidos, hay otros
cuyas plataformas deberíamos leer y
quizá encontremos cosas positivas", dijo
Chávez. Esta posibilidad de acercar a
partidos políticos pequeños o candidatos
independientes y a la población
inmigrante habilitada para votar, podría
provocar cambios a largo plazo en el
previsible sistema electoral
estadounidense. Cambios que, dicen los
activistas, contribuirán a una mayor
participación de los inmigrantes en su
nueva sociedad.
En
Fresno, Eduardo Stanley
Convenio La Insignia
/ Rel-UITA
18 de mayo de
2006 |
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