Cuando
al resto del mundo ya le resulta difícil
no aceptar que el ministro de
gobernación y el jefe de la policía de
Guatemala puedan dirigir los escuadrones
de la muerte que afirman perseguir, y
que asesinaron a los tres diputados
salvadoreños al Parlamento
Centroamericano, a su chofer y también a
sus verdugos, el distraído presidente de
la república y su "izquierdista" vice,
salen en apasionada defensa de ambos.
Esto no es nuevo. Cada vez que un funcionario del gobierno
oligárquico mete la pata, el gabinete en
pleno vocea odas a su favor. Así ocurrió
con el superintendente de bancos y la ex
ministra de finanzas, luego de la
espectacular estafa bancaria de la que
ambos estuvieron enterados y nada
hicieron por impedir, y a la que los
medios ahogaron ya en el más hondo de
los silencios.
Lo mismo pasó con la ministra de
educación y sus licitaciones
fraudulentas para la impresión de
textos, a lo que ahora se añade una
transferencia millonaria del presupuesto
de ese ministerio hacia el proyecto de
remodelación del aeropuerto capitalino,
así como sus más recientes actos de
prestidigitación: hacer de su cartera un
escaparate de promoción y ventas para
Microsoft, y el lanzamiento no
consensuado de unos currículos de
estudio descoyuntados, fragmentarios,
sin nexos de causalidad, sin jerarquías
conceptuales, y que semejan esas
cubrecamas parchadas de vistosos colores
y diseños decorativos, que adornan pero
no cobijan, a los cuales, esperamos, el
movimiento magisterial y sobre todo la
Coordinadora Normalista se encargarán de
poner en su lugar.
Las transferencias de fondos de los
ministerios a los proyectos de
infraestructura del gobierno oligárquico
son "normales" por estos días, ya que el
partido empresarial en el poder se
esfuerza por heredarle "obra física" a
su desarrapado pueblo, a fin de
justificar su continuidad clasista en el
Estado. Es gracias a esto que los
familiares, amigos y allegados del
presidente y el alcalde hacen estupendos
negocios ampliando las autopistas de
acceso a la capital, remodelando el
aeropuerto, construyendo pasos a
desnivel en donde ellos más los
necesitan y causando un caos vial sin
precedentes con su desafortunado
proyecto de transporte urbano colectivo,
llamado Transmetro.
Ante el escándalo mundial que evidenció
que los escuadrones de la muerte
(responsables de la "limpieza social"
que a diario arroja una sustancial cauda
de cuerpos torturados) son aparentemente
dirigidos por el ministro de gobernación
y el jefe de la policía, el mundo
entiende con claridad meridiana que el
Estado guatemalteco ha sucumbido a la
oligarquía y a sus nexos con el crimen
organizado y el narcotráfico, así como
con la cooperación internacional, que
financia infinidad de proyectos
estatales (en cuenta los de seguridad
ciudadana), gracias a que los oligarcas
en el poder tuvieron la lucidez de poner
en el gobierno a Rigoberta
Menchú (suma sacerdotisa de esos
financiamientos), y a Eduardo
Stein y Frank La Rue,
ex izquierdistas convertidos en
puntuales oficiantes de la consecución
de esos recursos foráneos. Éstos
sujetos, desde sus puestos de embajadora
de buena voluntad, vicepresidente y
comisionado gubernamental de derechos
humanos, trabajan para que la
cooperación internacional controle la
beneficencia y la caridad como
sustitutas de la justicia social, y
también la seguridad ciudadana y los tan
manoseados derechos humanos, por medio
de sus financiamientos.
Es obvio que este gobierno ha robado más
que los clasemedieros riosmontistas del
gobierno pasado, y es responsable del
colapso del Estado y del país, ahora en
manos de delincuentes organizados,
narcotraficantes, oligarcas fascistas, y
burócratas locales y extranjeros de la
cooperación internacional, la cual,
junto a la oligarquía, financia también
a las "izquierdas" en sus populistas
campañas para las elecciones de
septiembre. Como se ve, seguiremos
siendo un país inviable si no creamos un
movimiento y un partido independientes
de estos nuevos poderes fácticos.
Mario Roberto Morales
Convenio Rel-UITA/La
Insignia
8 de marzo
de 2007 |
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