Paraguay
Sin
atenuantes
Tragedia
en el barrio Trinidad |
La tragedia del barrio
Trinidad, del pasado domingo 1 de agosto, nos está mostrando
ante nosotros mismos y el mundo entero, sin atenuantes ni
maquillajes. Porque es a causa de la más cruel manifestación
de la codicia humana que nos encontramos, todavía en duelo y
sobre las brasas ardientes, buscando explicaciones con
desesperación, buscando un patrón de medida que indique la
dimensión de nuestra fatalidad, buscando reservas para
intentar reducir el dolor, buscando comparaciones que nos
indiquen que hasta aquí fue, que no habrá más, aunque
silenciosamente sospechemos que si lo hasta hoy vivido es
fronterizo a la condición humana, lo que deberemos afrontar
en adelante será tanto o más comprometedor.
El desgraciado
evento se desencadenó a pleno sol, en nuestras caras, a la
luz de todos, ante la mirada del planeta que corrió con mano
solidaria. Y en cuestión de segundos, en forma irreversible
y fulminante, nos sacudió una andanada alternada de cinismo,
de solidaridad, de arrojo, de miseria, de imprevisión, de
ingenio, de vergüenza, de impotencia, de comunidad, de
caridad, de dolor humano indescriptible. Pero es en el
recuento donde comenzamos apenas a asumir que este cóctel
pudo estar desarrollándose entre nosotros desde hacía mucho
tiempo. Sólo faltaba la ocasión, y la ocasión se dió.
Es decir que, en
adelante, como seres racionales e integrantes responsables
de una comunidad, tenemos la obligación de mirarnos y
confirmar quiénes somos y qué hicimos para llegar a este
estado de cosas. Además de repasar cómo pensamos
organizarnos en sociedad a partir de ahora, qué
instituciones están bien, cuáles están mal, qué se debe
cambiar, cuáles se deben desechar, que forma de organización
hay que crear y recrear para hacer más previsible y humano
nuestro relacionamiento comunitario. Y desagregando, cuál
será nuestra actitud, sociedad y estado, frente a las leyes
nacionales y municipales, frente a nuestras inmensas e
inocultables carencias en salud, educación, trabajo,
vivienda, infraestructura, seguridad y justicia.
Federico Tatter
Convenio La Insignia / Rel-UITA
4 de agosto de 2004
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