El
presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH-Brasil),
Jair Krischke, un profundo conocedor de la historia y actualidad
paraguaya, analizó para Sirel las implicancias del golpe de Estado.
-¿Qué opinas de lo que
ocurrió en Paraguay?
-Creo que se vuelve a
repetir lo de siempre. Hay una cantidad de intereses que se conjugan
para que esto ocurra.
-¿Cuáles son esos intereses?
-La tenencia de la tierra,
Monsanto y su semillas de soja transgénicas, y por supuesto, los
cómplices autóctonos que siempre están dispuestos a asociarse para sacar
ventajas. Ahora el área estratégica es la de los alimentos y los
recursos naturales. Antes hablábamos de “las hermanas gemelas del
petróleo”, criticábamos la concentración del poder sobre el petróleo en
unas pocas empresas. Ahora esa concentración en el área de las semillas
y la negociación de commodities alimentarias es muchísimo mayor.
Cuando plantas soja en
Brasil usas semillas de Monsanto, el herbicida es de
Monsanto, y quien compra la producción y la vende es una subsidiaria
de Monsanto que le pone el precio desde Chicago. Hay un círculo
cerrado devastador en muchos aspectos.
Paraguay es un país
laboratorio para estas corporaciones, y es donde aún se puede expandir
enormemente la frontera agrícola. Las posibilidades de ganancias mayores
para estas empresas en América Latina están en Paraguay, donde se puede
aún incrementar la producción.
Cuando plantas
soja en Brasil usas semillas de Monsanto, el herbicida es de
Monsanto, y quien compra la producción y la vende es una
subsidiaria de Monsanto que le pone el precio desde Chicago. |
Esto es un interés concreto
y muy fuerte para eliminar este gobierno que aún frágil, era un estorbo,
un freno, un testigo incómodo y peligroso.
-Pero quedaban sólo nueve
meses para las elecciones…
-Y entonces, ¿por qué lo
destituyen de apuro? ¿Por qué no esperan las elecciones? ¿Tendrían miedo
de no ganarlas?
No se puede evitar señalar
que Lugo no tenía un respaldo político estructurado. Sucede a
menudo que cuando estos partidos nuevos, progresistas, con un discurso
excelente pero sin experiencia de gobierno, reciben apoyo popular, sobre
todo por un líder carismático, y ganan las elecciones, luego encuentran
que no tienen cuadros preparados para gobernar.
Lugo
entregó Ministerios a personeros del Partido Colorado que se declaraba
su acérrimo enemigo. Su vicepresidente, del Partido Liberal, fue su
principal opositor.
Todo esto fragilizó mucho a
Lugo, que desde el primer día como Presidente empezó a ser
atacado con asuntos de su vida privada. En Paraguay la iglesia
católica tiene mucha fuerza, sobre todo entre la gente más pobre que
vive de acuerdo a los preceptos religiosos. Todo eso lo fue desgastando
constantemente.
Lugo
incluso perdió el control sobre la gente que lo seguía. Ser Presidente
es distinto que ser un activista de la causa que sea, de la reforma
agraria, del medio ambiente, etc. A partir de cierto momento se vio que
no tenía ya capacidad de articularse con estas fuerzas sociales.
-Hasta que se llega a la
masacre de Curuguaty...
-En la que se acusa a un
supuesto Ejército del Pueblo Paraguayo. Pero esto parece una fantasía.
Incluso en caso de existir, ¿qué poder tendría para desestabilizar al
Paraguay?
No es una coincidencia que
no se oyó más hablar de ellos. Todo quedó en ruido, gritos, alertas...
pero ya se apagaron los incendios. El objetivo era sacar a Lugo desde el
primer momento.
-Los conocidos como
brasiguayos1
también constituyen un grupo de presión.
-Se calcula que hay unos 400
mil brasiguayos. Hay localidades paraguayas, especialmente en el Alto
Paraná, donde los curas dicen la misa en portugués. La escuela funciona
en portugués. Bueno, el episcopado brasileño abrió una pastoral dedicada
especialmente a los brasiguayos.
Hay localidades
paraguayas donde los curas dicen la misa en portugués. La
escuela funciona en portugués. Bueno, el episcopado
brasileño abrió una pastoral dedicada especialmente a los
brasiguayos. |
-¿Te parece que esto puede
tener una conexión con el golpe en Honduras?
-Es muy posible. Tenemos que
estudiarlo muy bien, y no tenemos mucho tiempo. Nos pillaron con los
pantalones bajos, o como a Zelaya, en pijama. El caso de
Honduras es emblemático, porque empiezan con la metodología de
maquillar un golpe con visos constitucionales y legales. Más allá de las
diferencias, a Manuel Zelaya lo derrocan porque lo acusan
de tener intenciones de violar la Constitución. Es un proceso de
intención, se persiguen ideas. Y con el pretexto de defender la
democracia se somete a un país entero a un régimen dictatorial.
En Paraguay también
se le da un ropaje legalista al golpe, pero no deja de ser eso, un
golpe. ¿De qué sirve respetar la letra de una Constitución si se
abusa de una posición de poder mayoritario en el Parlamento para
desnaturalizar completamente el voto ciudadano? No estamos hablando
de una ley, de un Ministro, de un veto a una Ley de Presupuesto, sino de
la destitución de alguien que tiene representación popular legalmente
asumida.
La democracia no es un
ritual hipócrita. Lo más sagrado es el voto popular, y eso no se puede
eludir con formalismos. Así sea una Presidencia frágil, con dificultades
para gobernar, se debe respetar.
Y esto se debe unir con las
insurrecciones policiales en Ecuador y ahora en Bolivia. Son hechos que
políticamente tienen que ser analizados de manera conjunta, porque la
historia nos ha enseñado que debemos hacerlo.
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