Ex conductor de
televisión, Mario Ferreiro es uno de los seis precandidatos del Frente
Guasú (Frente Grande) para las elecciones presidenciales de 2013. De 53
años, Ferreiro se inició en radio y prensa escrita en 1979, y un año más
tarde en televisión.
-Hubo un golpe
y no fue casual…
-Es lo que
estamos explicando: acá hubo un golpe institucional, se interrumpió un
proceso, se destituyó a un Presidente elegido de manera totalmente libre
y legítima. El golpe no fue casual, faltaban nueve meses para las
elecciones. Evidentemente concurrieron varios factores, entre ellos la
posibilidad de que volvamos a tener una victoria dentro de nueve meses.
Paraguay
tiene sectores muy conservadores que desde luego no vieron con buenos
ojos el triunfo de Fernando Lugo, y luego hicieron lo imposible
para interponerse en su gestión. Durante su gobierno hubo más de 20
intentos previos de juicio político; decir que este desenlace fue
sorpresivo resulta irónico.
En esta
oportunidad, lo nuevo fue que coincidieron todos los sectores, tuvieron
la ocurrencia de un hecho tan trágico como la muerte de los campesinos y
policías el 15 de junio en
Curuguaty.
Quizás nunca sepamos qué sucedió allí, como tampoco nunca supimos quién
mató a los jóvenes en el “Marzo Paraguayo” (1999), o quién mato a
Luis María Argaña, como la famosa historia casi mafiosa de
que son culpables todos pero a la vez ninguno, y la impunidad, un
monstruo que se traga todo.
Quizás pecamos
de ingenuos, al pensar que podíamos conducir un proceso hasta abril del
próximo año y hacer una transición pacífica. Creo que quizás el propio
Presidente también subestimó el poderío de sus adversarios.
Quizás nunca sepamos qué sucedió en Curuguaty, como tampoco
nunca supimos quién asesinó a los jóvenes en el “Marzo
Paraguayo” (1999), o quién mato a Luis María Argaña |
-Había
sectores muy decididos a que ello sucediera, ¿verdad?
-Sí, las
cúpulas de los partidos tradicionales, los sectores dominantes de
Paraguay: agroexportadores, ganaderos, el sector industrial, que por
más que sea pequeño tiene un lobby muy fuerte, y finalmente los
dueños del dinero. Fue como una especie de entendimiento general de esos
sectores que dijeron “demos el golpe ahora antes de que sea muy tarde”.
Lo que hay que
entender es que el procedimiento fue bochornoso. Y mira qué interesante,
ahora que la derecha se inflama hablando de una “nueva Triple Alianza”,
de defensa de la soberanía y de patriotismo,
Standard
&
Poor's
le bajó la
calificación al Paraguay.
Un experto como
César Barreto, ex ministro de Hacienda de Nicanor
Duarte Frutos,
ante estos acontecimientos manifiesta:
“Ahora por lo
menos necesitaremos seis años para ingresar al club de los países
atractivos para la inversión extranjera”.
El problema no
es Brasil, Argentina y Uruguay. En Paraguay
hay un sector que dominó al país durante prácticamente toda su historia
moderna. Un sector que sintió en peligro parte de ese poder e hizo todo
lo posible para impedir que nuestra propuesta avanzara.
-He escuchado
en estos días que Lugo pretendía hacer una Venezuela de este país …
-(Sonríe) Han
intentado introyectar esa idea en el imaginario colectivo. Todavía
siendo periodista, yo decía que a Lugo realmente lo estaban
acusando de socialismo en grado de tentativa.
En realidad, el
presidente Lugo nunca pudo avanzar con una medida demasiado
profunda. Acá no se expropió una hectárea de tierra, acá no se
recuperó un solo predio mal habido, apenas se sugirió la posibilidad de
un cambio con planes sociales, con un poquito de ventaja para ciertos
sectores: un sueldo a la tercera edad, por ejemplo. Es decir, algunas
medidas que por ahí puedan sonar más progresistas, pero la sola
posibilidad incomodó desde el principio al sector dominante.
En este
escenario, los medios de comunicación, en un 99 por ciento, estuvieron
alineados a ese pensamiento, hostigando al presidente desde el primer
día hasta el último, usando mucho el fantasma de Venezuela y
Ecuador, descalificando siempre al MERCOSUR y a UNASUR,
haciendo todo un escenario que, finalmente, con el golpe del 22 de
junio, da como resultado que era necesario dar el golpe.
En realidad,
veamos los números objetivos, que es lo que realmente vale: buena
reserva internacional, estabilidad cambiaria, previsión de crecimiento
para el año que viene, estaba todo bien. Sin escalada de precios en los
productos de la canasta familiar. Hacía falta un desencadenante, y ahí
surgió
Curuguaty.
Lugo
siempre estuvo acusado por la derecha de socialismo en el
grado de tentativa, y los medios lo hostigaron desde el
primero hasta el último día de su gestión |
-¿La reacción
de Lugo ante el golpe fue la acertada?
-Cuando sucede
el golpe todos pensamos que la reacción más apropiada de Lugo era
una convocatoria a todos los sectores y declarar al país en crisis. Es
decir, asumir la crisis pero hacerlos a todos participe de la misma. Sin
embargo, él se quedó muy encerrado. Pero, bueno, ahí entramos en el
territorio de las conjeturas y de lo que cada ser humano decide hacer en
un momento de tan profunda crisis.
No se debe
perder de vista que Lugo gobernó hasta aquí con no más de tres
parlamentarios por Cámara: ¡Toda una proeza! He hablado con muchos
expertos internacionales y todos coinciden en que, en otro país, Lugo no
hubiese durado una semana. Desde el principio se da esa dinámica de una
fuerte confrontación.
Es cierto que
los liberales fueron supuestamente aliados, pero siempre fue una alianza
muy frágil y movida por conveniencias particulares: “Dame un Ministerio,
dame una embajada, dame un puesto en la Aduana”, una situación que en un
momento dado tenía que terminar explotando.
Así Lugo
termina muy solo y decidiendo muy solo su destino en el momento de
crisis, pero convengamos que ese aislamiento comenzó desde que asumió,
desde el mismo 15 de agosto de 2008. Hay cables de
Wikileaks
de 2009,
en los cuales desde la embajada estadounidense ya se hablaba de una
conspiración.
-A pesar de las
dificultades de su gobierno, Lugo recibía una adhesión popular que
rondaba el 44 por ciento…
-Es verdad, y
para un gobierno en Paraguay, a nueve meses de finalizar su
mandato, eso era una popularidad importante, porque si además sumas a
los que la definían como una administración regular, llegas a un 60 por
ciento. Por eso es que se apuran en dar el golpe, porque ven que la
gente, a pesar de toda la prédica en contra, seguía estimando a Lugo.
-El que hoy
ahora es Presidente de la República salió tercero en la interna del
Partido Liberal…
-Fíjate que es
hasta muy simbólico haber puesto a un hombre con tan poco respaldo
popular, que lleva implícito un mensaje también bastante particular.
-El
“Paí” Oliva dice que
todo
golpe de Estado, poco a poco, va mostrando su verdadero rostro.
-Hay
temor de que haya un avance autoritario, y no sería raro que comience un
proceso de persecución a los compañeros y compañeras que están
ejerciendo cargos públicos. Tal vez la soberbia los lleve a pensar:
“Dimos el golpe, estamos instalados, vamos por más”.
Habrá que hacer
mucha resistencia, reforzar la organización, trabajar mucho para que los
sectores progresistas nos mantengamos unidos. Ellos también apuestan
ahora a dividirnos. De aquí a un mes tenemos que tener una hoja de ruta
con base en la unidad. Yo estoy conversando personalmente con los otros
precandidatos, y estamos intentando que el presidente Lugo
también vaya tomando algunas decisiones. Entendemos perfectamente que
los tiempos cambiaron y él tiene que hacer toda una elaboración de lo
sucedido. Consideramos que para agosto, a más tardar, tendríamos que
tener una línea definida.
Cuando sucede el golpe todos pensamos que la reacción más
apropiada de Lugo era una convocatoria a todos los sectores
y declarar al país en crisis. Sin embargo, él se quedó muy
encerrado |
-Desde el
golpismo se habla de una nueva Triple Alianza contra el Paraguay…
-Escribí
el otro día: qué raro que a estos señores no les preocupó la Triple
Alianza cuando el Operativo Cóndor, cuando las dictaduras
militares de Uruguay, Chile y Argentina
intercambiaban prisioneros y secuestrados y se cooperaba con los
militares paraguayos para desaparecer personas. Esa Triple Alianza era
bienvenida para estos sectores; es curioso, ¿no?
-Y tampoco les
preocupa la pérdida de soberanía cuando la tierra en Paraguay se ha
extranjerizado…
-Además de los
terratenientes clásicos del Paraguay que provienen de la época
dictatorial, grandes territorios, y digo bien, grandes territorios
pertenecen hoy a empresas multinacionales o a latifundistas del
Brasil, Argentina y Uruguay. Como aquí la tierra es
más barata que en Brasil, Argentina y en Uruguay,
han adquirido miles de hectáreas. No olvidemos que aquí nadie paga
impuestos. Hay un proceso tremendo de concentración de la tierra: un
3 por ciento de la población tiene el 80 por ciento de las tierras
cultivadas en el país. Esto que implica una pérdida de soberanía,
tampoco es cuestionado por los sectores golpistas.
En síntesis, el
mensaje es: no queremos una Triple Alianza que nos suspende del
MERCOSUR y de UNASUR, pero sí damos la bienvenida a la Triple
Alianza que intercambió desaparecidos en los 70 o que ahora subasta al
mejor postor las tierras del Paraguay.
Lo de la Triple
Alianza es una posición realmente llamativa. Por supuesto que se apela
a un sentimiento muy arraigado en el paraguayo, que proviene de la
enseñanza de la historia, de la cultura, de las dos grandes guerras que
sufrimos. Y los golpistas están apelando a eso, a un sentimiento
primitivo, legítimo del paraguayo, pero perverso en estos momentos. Si
en realidad les interesara tanto combatir la presencia y la injerencia
extranjera, lo hubieran dicho y hecho mucho antes.
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