Paraguay

           

20 de abril, elecciones presidenciales (I)

A las urnas en busca del ansiado cambio

 

Las próximas elecciones presidenciales atrapan la atención de propios y extraños, por involucrar, por primera vez en la historia democrática de esta nación enclavada en el corazón de América del Sur, a un ex obispo católico de izquierda, a una mujer, a un militar mesiánico y a un empresario neoliberal. Además, estos comicios representan la posibilidad real de una alternancia en el poder, dominado por el Partido Colorado durante 61 años, en una contienda que promete ser mucho más reñida que otras. En esta primera entrega, la presentación de los dos candidatos que van a la cabeza, peleando voto a voto.

 

 

La contienda electoral del 20 de abril en Paraguay será la más reñida desde la transición democrática, pues según las encuestas de intención de voto, el Partido Colorado, con 61 años al frente del gobierno -sólo superado en permanencia por el PRI de México- corre el serio riesgo de perder su hegemonía a manos de Fernando Lugo, un ex obispo de la iglesia católica repudiado por Benedicto XVI por desobediencia a las leyes canónicas, al abandonar su obispado para presentarse a las elecciones.

 

Por eso, la posibilidad de que Lugo, de tendencia izquierdista y en alianza con otros partidos de oposición, arrebate el poder a los colorados, pone en alerta al actual presidente de la República, Nicanor Duarte Frutos, a su caballito de batalla, la aspirante colorada a la Presidencia, Blanca Ovelar de Duarte, y a toda la cúpula oficialista, encastrada en el poder.

Siendo obispo del departamento de San Pedro, uno de los más pobres y combativos del país, Lugo desplegó un activo apoyo a la lucha de los campesinos sin tierra y es un emblemático detractor de la “sojización” del campo paraguayo

 

Aunque todo está por verse, pues el Partido Colorado es impredecible por la alta capacidad de movilización que ostenta gracias al control que ejerce sobre el aparato estatal, por primera vez en 61 años se hace más latente la posibilidad de que pueda llegar a perder el poder. Además, habrá que esperar al cierre de las mesas de votación, a las 16 (hora paraguaya) del 20 de abril, para ver los resultados, y si los mismos son respetados por los colorados en caso que pierdan.

 

Por esta razón los oficialistas no ceden ni un milímetro de terreno, y gracias a su dominio de la maquinaria estatal, el alto clientelismo y la compra de votos, son capaces de voltear un resultado adverso para ellos. Para enturbiar los comicios y arrastrar agua a su molino, el partido de gobierno cuenta con el apoyo incondicional del presidente del Tribunal Supremo de Justicia Electoral (TSJE), Juan Manuel Morales, un acérrimo colorado y ex personero político de la dictadura de Alfredo Stroessner, quien maneja casi a su antojo la organización de las elecciones presidenciales y el conteo de sufragios.

 

Una candidata diferente

 

La aspirante por el Partido Colorado a la Presidencia de la República, Blanca Ovelar de Duarte, fue hasta hace poco menos de un año Ministra de Educación del gobierno de Duarte Frutos (sin parentesco alguno entre ellos). Nicanor se valió de la buena imagen que tenía Ovelar como ministra de la cartera educativa y pedagoga con alta formación técnica, para catapultarla como la aspirante oficialista a la Presidencia durante las internas coloradas.

 

Sin apoyo de las bases coloradas por no militar activamente dentro del Partido, aunque dueña de una imagen diferente, seria e intelectual, Blanca se enfrentó en las urnas a Luis Alberto Castiglioni, ex vicepresidente de Duarte Frutos y líder de la corriente disidente Vanguardia Colorada. A pesar de que todas las encuestas daban por ganador de los comicios internos a Castiglioni, Nicanor se valió de todo su poder e influencia dentro del Partido para volcar las elecciones a favor de su candidata, aunque por muy escaso margen de votos, lo que dio lugar a suspicacias y dudas.

 

Con discursos desafiantes y propuestas concretas, esta mujer de 53 años, docente y madre de dos hijos, se encuentra enfrascada en una ruda campaña electoral, con el estigma de ser calificada de títere del presidente Nicanor Duarte Frutos, un mandatario con bajísimo nivel de popularidad y muy cuestionado por la ciudadanía al no haber sabido remontar las altas tasas de desempleo y de inseguridad ciudadana, y facilitar el acceso de la población a la salud y ala educación. Además, se le cuestiona no haber combatido con eficacia y decisión la corrupción, tan enquistada en todos los estratos de su administración y del país.

En caso de que gane las elecciones, Lugo tendrá que poner a prueba toda su argucia política para congeniar las decisiones clave de su gobierno sin traicionar a lo liberales ni a los grupos de izquierda que lo apoyan.

 

Un ex obispo repudiado por el Papa

 

El principal adversario de Ovelar es Fernando Lugo, un ex obispo de 56 años que el 25 de diciembre de 2006 renunció a seguir siendo parte de la iglesia católica, y anunció que se alejaba de la religión para lanzarse a la arena política, con serias aspiraciones a la Presidencia de la República. La decisión de Lugo produjo el enojo del conservador Papa Benedicto XVI, quien rechazó la carta de renuncia enviada por el ex obispo al Vaticano, lo acusó de rebelde y lo amenazó con excomulgarlo. Pero como la decisión ya estaba tomada, Lugo siguió adelante hasta conformar, junto con el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) de tendencia neoliberal, y otros pequeños partidos y movimientos de izquierda, la Alianza Patriótica Para el Cambio.

 

De las filas internas del PLRA, la segunda fuerza política del país, salió el candidato a la vicepresidencia de la Alianza, el ex intendente de la ciudad Fernando de la Mora (a 10 kilómetros de Asunción) y ex gobernador del departamento Central, Federico Franco.

 

El principal caudal electoral del ex monseñor Lugo proviene del sector independiente (personas sin filiación partidaria), apoyado por agricultores y trabajadores del campo y otros sectores populares debido a que, siendo obispo del segundo departamento de San Pedro, uno de los más pobres y combativos del país, desplegó un activo apoyo a la lucha de los campesinos sin tierra y es un emblemático detractor de la “sojización” del campo paraguayo.

 

Sus detractores y los colorados, en tanto, lo acusan de haber estado involucrado con los secuestradores de Cecilia Cubas Gusinsky, la hija del ex presidente colorado Raúl Cubas Grau, que renunció al poder en 1999 tras el asesinato del ex presidente Luis María Argaña. La chica terminó brutalmente asesinada por sus captores, tras permanecer cuatro meses secuestrada. Los acusados del crimen, todos pertenecientes al partido de izquierda Patria Libre, fueron condenados a un promedio de 25 a 35 años de prisión, sin posibilidad de rebaja de la pena a mitad de la condena. La versión de que Lugo estaba vinculado a los secuestradores nunca fue realmente comprobada por los investigadores del caso, a pesar de los ataques incesantes de algunos sectores, incluyendo a la madre de Cecilia, Mirtha Gusinsky.

 

La renegociación de los tratados de las hidroeléctricas binacionales Itaipú (construida con Brasil en una época de predominio de las dictaduras latinomericanas) y Yacyretá (con la Argentina), es el eje principal de la propuesta de gobierno de Lugo, lo que ha despertado, incluso, la preocupación del gobierno de Lula Da Silva, quien ha ratificado enfáticamente que, en caso de que el ex obispo acceda a la presidencia del país, no aceptará renegociar el Tratado de Itaipú.

 

En caso de que llegue a ganar las elecciones presidenciales, Lugo tendrá que poner a prueba toda su argucia política para encontrar coincidencias con la cúpula del PLRA, de tendencia neoliberal, y congeniar las decisiones clave de su gobierno, sin traicionar a lo liberales ni a los grupos de izquierda que lo apoyan. Además, tendrá que lidiar con el casi imbatible bloque colorado en ambas Cámaras del Congreso Nacional, que podría trabar sus proyectos de gobierno.

 

En Paraguay,  Rosalía Ciciolli

Rel-UITA

15 de abril de 2008

Rosalía Ciciolli

 

 

 

Foto: Gentileza del diario Ultima Hora, de Asunción.

 

 

 

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