El
gobierno paraguayo anunció a Washington
que los soldados estadounidenses no
volverán a gozar de inmunidad al
ingresar a territorio nacional. Esta
nueva postura paraguaya, que rompe con
una tradición de décadas, irritó
sobremanera a George Bush, quien
desistió de volver a enviar sus tropas a
la nación guaraní en 2007.
A un año de la polémica decisión
adoptada por el gobierno del Paraguay de
autorizar la instalación de las tropas
estadounidenses en territorio nacional,
y que había generado el enojo de los
países de la región, especialmente de
los que conforman en MERCOSUR, Nicanor
Duarte Frutos prefirió volver a tomar
distancia de Estados Unidos al no
renovar la inmunidad para los soldados
que debían cumplir misión en este país
durante el próximo año.
Este cambio de postura de Duarte Frutos irritó a la
administración de George Bush, por lo
que el Departamento de Estado decidió no
enviar a sus tropas a territorio
paraguayo durante 2007.
Según informaciones periodísticas locales, fuentes del
gobierno paraguayo y del Senado
confirmaron que en agosto pasado la
entonces Canciller Leila Rachid, viajó a
Washington para participar en una
conferencia por los 45 años de creación
del Cuerpo de Paz de ese país. En la
ocasión, Rachid se reunió con el
subsecretario de Estado para Asuntos
Hemisféricos, Thomas Shannon, para
informarle que Paraguay estaba dispuesto
a enviar al Congreso Nacional el pedido
de acuerdo para permitir el ingreso de
los soldados estadounidenses en 2007,
como venía haciéndolo hasta ahora.
Sin embargo, en esa ocasión la ex Canciller manifestó a los
estadounidenses que la única condición
que ponía el gobierno paraguayo para que
continuaran los ejercicios castrenses
era que los uniformados ingresaran al
país sin la inmunidad con la que
contaban en anteriores ocasiones.
Shannon manifestó a Rachid que si esa era la condición
paraguaya, a Estados Unidos ya no le
interesaba proseguir con la cooperación
militar.
Aparentemente, la decisión de Washington de no volver a
enviar a sus soldados a Paraguay va muy
en serio, y sigue vigente hasta el
momento, pues el pedido de acuerdo del
Poder Ejecutivo para el ingreso de los
militares extranjeros al país se debió
haber enviado al Congreso Nacional en
agosto pasado, pero eso no sucedió.
A pesar de las críticas recibidas desde la oposición y las
organizaciones sociales, el pasado año
la Cámara de Senadores había renovado
una nota reversal con Estados Unidos
sobre el Art. 37 de la Convención de
Viena que establece que “los miembros
del personal administrativo y técnico de
la misión gozarán de los privilegios e
inmunidades, salvo los actos que se
desempeñen fuera del ejercicio de sus
funciones”.
Entrenamientos y asistencia social
El año pasado ambos gobiernos acordaron que 400 soldados
estadounidenses ingresarían al Paraguay
durante 2006 para realizar 13 operativos
de entrenamiento y adoctrinamiento en
temas de seguridad y defensa, así como
tareas de asistencia médica y social a
los sectores más empobrecidos del país.
Acordaron, además, que estos ejercicios
militares y de asistencia se extenderían
durante 18 meses que podrían ser
prorrogables.
Este acuerdo entre Paraguay y Estados Unidos fue sellado con
la presencia en Asunción del enviado de
George Bush, el secretario de Estado de
Defensa, Donald Rumsfeld, mediando
agosto de 2005.
Sin embargo, este acuerdo no agradó para nada a los países
vecinos, pues tanto Itamaratí como la
Casa Rosada sostuvieron que la presencia
estadounidense en Paraguay traería
inestabilidad a la región y serviría,
sobre todo, como fuerza de control de
las actividades en la región
Mientras tanto, los analistas políticos sostenían que por su
ubicación geográfica, el territorio
paraguayo resulta estratégico para el
afincamiento de bases militares, por lo
que sus dos grandes vecinos temieron en
ese entonces que las instalaciones
estadounidenses sirvieran como un centro
de operaciones permanente para controlar
aspectos neurálgicos en la región como
el Sistema Acuífero Guaraní (el
reservorio de agua dulce más grande del
mundo), la disputa por los hidrocarburos
en Bolivia (que se agravaría con la
asunción al poder de un Presidente de
izquierda, Evo Morales), y la tan temida
Triple Frontera (en donde habría células
terroristas dormidas, según Washington).
La colaboración entre Paraguay y Estados Unidos también se
centraba en el combate al tráfico de
drogas y a la supuesta presencia de
fuerzas de la guerrilla colombiana FARC
operando en territorio guaraní. No
obstante, esta cooperación militar no es
reciente, ya que los ejercicios
militares de las tropas estadounidenses
en el país se remontan a la época del
recientemente fallecido ex dictador
Alfredo Stroessner.
El repentino cambio de postura adoptado por la administración
del presidente Nicanor Duarte Frutos
–aunque hasta ahora se desconoce si por
presión de los socios comerciales de
Paraguay o de la misma Venezuela, que le
vende petróleo a menor precio-
desvanecen los momentos de tensión que
la anterior decisión había generado en
el MERCOSUR y en toda la región. Además,
este distanciamiento del gobierno
paraguayo del gobierno de George Bush
vuelve a acercar al Paraguay a sus
socios regionales y a los países que
mantienen una postura distante de
Washington.
En Asunción,
Rosalía
Ciciolli
©
Rel-UITA
12 de octubre de 2006 |
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