Según Naciones Unidas, hay 74 paraísos fiscales en los que
están depositados una cuarta parte del PIB mundial, seis
billones de dólares. Aunque otras estimaciones elevan la
cifra a once billones de dólares. La organización civil
internacional ATTAC define los paraísos fiscales como
"algunos países, islas o enclaves geográficos con regímenes
jurídicos opacos, reglamentaciones fiscales muy laxas que
ofrecen exenciones y beneficios muy atractivos para el
capital financiero y para la actividad financiera en
general; los ofrecen a extranjeros no residentes y a
sociedades domiciliadas legalmente en el lugar, aunque sólo
sea con una dirección postal". Los paraísos fiscales o
centros financieros offshore se caracterizan por no poner
impuestos a los movimientos y operaciones financieras, su
hermética oscuridad respecto a esas operaciones, sus
protagonistas y beneficiarios, y la persistente negativa a
facilitar información aunque la pida una legión de jueces.
La OCDE, que agrupa a los países más desarrollados del
planeta, ha tardado once años en acordar un amago de
definición de paraíso fiscal. No es de extrañar porque entre
sus miembros hay dos paraísos fiscales (Suiza Y Luxemburgo).
Diferencias de léxico aparte, la razón de ser de los
paraísos fiscales es un secreto bancario a prueba de bombas
y la garantía de la mayor oscuridad administrativa posible.
Esto los convierte en colaboradores necesarios para la
inestabilidad del sistema financiero mundial, para el
blanqueo de dinero ilícito del crimen organizado, para
empobrecer más a los países del sur y, finalmente, para que
los grupos terroristas dispongan de vías seguras de blanqueo
y financiación.
En los paraísos fiscales para blanquear y evadir impuestos
son imprescindibles las empresas-pantalla, llamadas
sociedades instrumentales, empresas que no existen o que
simulan su existencia con una simple dirección postal.
¿Habrían sido posibles los grandes escándalos financieros de
Enron (EEUU), Elf (Francia), BBVA (España) y Parmalat
(Italia) sin paraísos fiscales con sociedades
instrumentales? Esas grandes estafas han perjudicado o
arruinado a millones de pequeños y medianos accionistas,
pensionistas y empleados.
Se calcula que la evasión de impuestos a gran escala en
países desarrollados reduce hasta un 15% los ingresos de los
Estados y, en consecuencia, la inversión en educación,
sanidad y seguridad. Además, la corrupción tiene en los
paraísos fiscales los cómplices imprescindibles donde
guardar y camuflar el fruto de sus rapiñas: esa corrupción
retrasa el desarrollo social, como reconoce el propio FMI, o
precipita directamente a la ruina. El caso de Argentina es
significativo: el dinero evadido o robado a lo público fue a
paraísos fiscales y casi equivalía al monto de la deuda
externa que ahoga al país.
Investigadores de todo el mundo concluyen que la
financiación de grupos terroristas es inseparable de los
paraísos fiscales. Según un estudio de la economista Loretta
Napoleoni de la London School of Economics, el terrorismo
mueve al año alrededor de 500.000 millones de dólares. Ese
dinero precisa ser blanqueado porque "el terrorista esta
obsesionado por el dinero para comprar armas, pagar pisos
francos y viajar de un lado a otro". Según Napoleoni, los
grupos terroristas actuales consiguen dinero en un país, lo
transfieren a otro y actúan en un tercero. Una situación
típica para utilizar paraísos fiscales, tal como descubrió
la policía española en 2002: la banda terrorista ETA había
blanqueado grandes sumas en paraísos fiscales a través de
sociedades instrumentales.
Pese al carácter disolvente y desintegrador de los paraísos
fiscales, ni el FMI ni el Banco Mundial ni la OCDE tienen
intención real de hacerlos desaparecer, acaso porque su
existencia es posible por el empecinamiento neoliberal de
mantener el secreto bancario así como la desaparición de
normas que regulaban los movimientos financieros, y ambos
dogmas forman parte de la teología neoliberal imperante. Por
otra parte, y a pesar de la relación de los paraísos
fiscales con la inestabilidad financiera internacional, el
blanqueo, la corrupción y la financiación del terrorismo,
EEUU no tiene demasiado interés en suprimir los paraísos
fiscales y Europa no se pone de acuerdo consigo misma; ni
siquiera ha logrado que los países de la Unión intercambien
información fiscal. Sin embargo, la desaparición de los
paraísos fiscales es imprescindible so pena de que aceptemos
que el planeta Tierra se convierta en feudo de corruptos,
criminales y terroristas.
Sin duda es una larga y dura batalla porque lo es contra la
vieja y nefasta visión que pretende que el beneficio
económico está por encima de las personas, del mundo y de la
propia vida.