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Paz y democracia por inversiones

Una solución duradera para la crisis de Haití y la consolidación de la democracia en toda América Latina y el Caribe necesitan más inversiones, cooperación internacional y tratamiento multilateral, destacó la Cumbre del Grupo de Río, que concluyó este viernes.


Haití fue la "preocupación prioritaria" de esta XVIII Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, destacó la Declaración de Río de Janeiro, aprobada por representantes de los 19 países latinoamericanos y caribeños que componen el organismo de concertación política nacido hace 18 años en esta misma ciudad brasileña.

La paz sólo será verdadera en ese país del Caribe, azotado por la crisis institucional y también por huracanes, si además de la contención de los conflictos violentos, se generan condiciones básicas para la "reconciliación política y la reconstrucción económica", señala la Declaración de 22 puntos.

Para ello, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, por sus siglas en inglés), comandada por Brasil, debe completarse, ya que se previó que tuviera 6.500 soldados, pero actualmente posee sólo 3.500, de los que 1.200 son brasileños. Pero es indispensable también "que se concreten a tiempo las generosas ofertas" de países que prometieron 1.200 millones de dólares para la reconstrucción de Haití, y que los organismos internacionales, mundiales y regionales, intensifiquen sus esfuerzos para llevar recursos a esa nación, sostiene el documento.

La urgencia determinó que el Grupo de Río convocara a un seminario el 20 de este mes para evaluar la situación haitiana y distribuir, entre países interesados, tareas de cooperación política, económica y social con la nación caribeña. "La presencia latinoamericana (en Haití) tiene que ser distinta de las experiencias del pasado", afirmó el canciller brasileño Celso Amorim, refiriéndose a intervenciones militares o exclusivamente pacificadoras.

La ayuda financiera prometida a Haití está disponible, pero llega muy lentamente, porque los donantes temen que sea desviada y exigen "proyectos creíbles", además de una estabilidad política imposible ahora, para liberar el dinero, explicó Marco Aurelio García, asesor para asuntos internacionales del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

García participó en la reunión del Grupo de Río y partió este viernes hacia Haití, con la misión de crear condiciones para que se haga efectiva la ayuda. Para ello se reunirá con dirigentes de varias fuerzas políticas de Haití y con autoridades de ese país, buscando promover un diálogo reconciliador.

Los once presidentes presentes y altos representantes de los restantes ocho países aprobaron seis mociones, y en dos de ellas expresaron respaldo a las instituciones democráticas de Ecuador y Nicaragua, dos naciones en las que se pide la destitución de presidentes acusados de desvío de recursos públicos o uso irregular de dinero en la campaña electoral.

El apoyo a la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas ocupadas por Gran Bretaña, a la lucha del gobierno de Costa Rica contra la corrupción y a los mecanismos de democracia participativa en Bolivia son temas de otros comunicados conjuntos del Grupo de Río, que también afirmó su compromiso de combatir el terrorismo en todas sus actividades.

Para la consolidación democrática en la región hacen falta inversiones, especialmente públicas, y cooperación internacional, observó la Declaración de Río. Es difícil mantener la democracia donde hay mucha pobreza, comentó el presidente de Perú, Alejandro Toledo.

Por ello el Grupo busca identificar "mecanismos financieros innovadores" para ampliar las inversiones públicas que promuevan el desarrollo económico y social de los países. Uno de los mecanismos se negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y consiste en modificar la contabilidad de los gastos públicos cuando se evalúan ajustes fiscales, sin considerar como gastos las inversiones destinadas a infraestructura y área social.

Una comisión de presidentes del Grupo, coordinada por Brasil, fue encargada de negociar esa cuestión con el FMI y otros organismos financieros multilaterales, como el Banco Mundial. Pero no se logró el consenso para crear una Autoridad Sudamericana de Inversiones, propuesta para incrementar el financiamiento del desarrollo y de la infraestructura de la región.

Tampoco hubo consenso sobre un "inicio de diálogo" con Cuba, con miras a reincorporarla a las organizaciones interamericanas, que pensaba proponer el gobierno brasileño. Lula no mencionó el asunto en su discurso de inauguración de la Cumbre.

El encuentro, iniciado el martes a nivel de coordinadores nacionales y cancilleres, trató también del proceso de integración latinoamericana, hoy fragmentado en numerosos acuerdos o negociaciones comerciales bilaterales entre países y bloques subregionales.

Los participantes acordaron iniciar consultas para la elección a brevedad del nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos, vacante por la renuncia de Miguel Angel Rodríguez, acusado de corrupción en Costa Rica, país de que fue presidente entre 1998 y 2002.

El gran ausente fue el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, que será anfitrión de la próxima cumbre anual del Grupo. Estaba muy ocupado en la toma de decisiones sobre "la matriz energética" de su país, que tiene fuerte impacto en Chile, Bolivia, Brasil y otras naciones sudamericanas con las que hay fuerte intercambio en esa área, explicó el canciller argentino Rafael Bielsa.

La cumbre de 2006 tendrá lugar en Guyana, que participa como representante del Caribe. Por primera vez el encuentro se hará en un país de la Comunidad Caribeña.


Mario Osava
IPS

8 de  noviembre de 2004
 

 

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