Lo peor ya está aquí
Pobreza y Desempleo |
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Parecería que al leer una noticia sobre determinada
catástrofe con miles de víctimas, perdemos la capacidad
de dimensionar la tragedia. En ese contexto, quiero
compartir con ustedes algunas de las noticias que acabo
de leer en los últimos días sobre ciertas catástrofes
tales como el desempleo, la miseria y el hambre.
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Según las Naciones Unidas1, de los 6.300 millones de habitantes del planeta Tierra, apenas
1.000 millones que viven en los países desarrollados
se apropian del 80 por ciento de la riqueza mundial.
El 86 por ciento de todos los bienes de consumo del
mundo son gozados por solamente el 20 por ciento de
la población mundial, mientras el 20 por ciento más
pobre se reparte el 1,3 por ciento. En esto se
resume el mercado del que tanto nos hablan.
Simultáneamente, la mitad de todas las personas que
trabajan en el globo –cerca de 1.390 millones– vive
con menos de dos dólares por día y un cuarto recibe,
como máximo, un dólar diario.
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La
pobreza en Guatemala llega al 73 por ciento de su
población, al 68 por ciento en Honduras y el 55 por
ciento en Nicaragua y El Salvador; el promedio en
toda América Central es del 75 por ciento. Es pobre
el 52 por ciento de la población peruana, más del 60
por ciento de la ecuatoriana, 63 por ciento de la
boliviana y más del 70 por ciento de la venezolana.
El total de desocupados en América Latina pasó de 6
millones en 1980 a 17 millones en 2000, y a 28
millones en 20052.
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El
hambre y la desnutrición matan 6 millones de niños
por año3.
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En
México, en los últimos 15 días de 2005 fueron
despedidas casi 186 mil personas4. Paralelamente, más de 15.300 millones de dólares fueron enviados
al exterior por inversionistas mexicanos en los
nueve primeros meses de 20055.
Durante ese año, 339 mil mexicanos fueron expulsados
al exterior en búsqueda de un empleo o un mejor
nivel de vida6.
El salario mínimo (equivalente a 4,7 dólares
diarios) que entró en vigor en México el pasado 1º
de enero, alcanza para adquirir apenas el 16 por
ciento de lo que un trabajador podía comprar hace
dos décadas con el mismo salario7. Por su parte, el presidente Vicente Fox acaba de aumentarse el
salario, que ahora es de 15.930 dólares mensuales,
equivalentes a 118 salarios mínimos8.
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Según la CEPAL, pese a los tres años de crecimiento
económico en América Latina, cuatro de cada diez
latinoamericanos siguen siendo pobres9. Estudios de la misma organización establecen que en la región
siete de cada diez empleos pertenecen al sector
informal.
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La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima
en 86 millones los jóvenes que no consiguen trabajo,
representando el 45 por ciento de los desempleados
del mundo10.
Según la misma fuente, 1,3 millones de personas en
nuestra región quedaron sin trabajo durante el
pasado año.
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Un
reciente documento de la CIA, denominado Global
Trends 2015, expresa que: “Regiones, países y grupos
que se sienten dejados de lado enfrentarán una
profundización del estancamiento económico,
inestabilidad política y alienación cultural hacia
2015; fomentarán extremismos políticos, técnicos,
ideológicos y religiosos, y la violencia que
generalmente los acompaña. A Estados Unidos, en su
calidad de poder global, no le quedará más
alternativa que la de contratar actores principales
y enfrentar problemas de ambos lados de la creciente
brecha económica y digital que dividirá el mundo en
2015, cuando los beneficios de la globalización
estarán muy lejos de ser globales”11.
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En
Brasil, los salarios de los operarios que obtienen
un puesto en el mercado formal de trabajo, equivalen
al 80 por ciento de los que percibían aquellos que
fueron despedidos12.
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Durante el reciente Foro de Davos, el Director
General de la OIT, Juan Somavia, entre otras cosas
expresó: “La crisis mundial del empleo es uno de los
mayores peligros para la seguridad que enfrentamos
hoy […] Si decidimos continuar por ese camino, el
mundo corre el riesgo de fragmentación,
proteccionismo y confrontación”13.
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Denuncias de decenas de mujeres en Murcia (España)
destapan abusos laborales, especialmente el de “sexo
a cambio de trabajo”. Ahí, el salario en las
plantaciones de lechuga es de 6,20 euros la hora14.
Hasta aquí nada distinto a lo que ya sabíamos. Y las
noticias, por rutinarias, no tienen la capacidad de
alarmarnos y mucho menos indignarnos. Pero la que a
continuación transcribiré cambia las cosas: ¡hemos
llegado al punto de tener que recurrir al asesinato para
obtener un empleo!
Carolina de Paula dos Santos, una joven de 22 años del
interior del São Paulo (Brasil), acaba de ser detenida
acusada de tres crímenes15.
Carolina, que trabajaba como empleada eventual en la
empresa Petrocoque, simplemente pretendió con sus
acciones obtener un puesto permanente. El primero de sus
crímenes, perpetrado con la colaboración de un primo y
algunos amigos el pasado septiembre (cuando la suplencia
que ella cubría en la empresa llegaba a su fin),
consistió en el intento de secuestro de la esposa del
jefe de producción, Elcio Santana, con el cual Carolina
se había involucrado “sentimentalmente”. La policía
asegura que fue la búsqueda de un trabajo efectivo lo
que la llevó a la relación amorosa con su jefe. El
segundo crimen fue un atentado (tres tiros disparados
desde un automóvil) ocurrido el 18 de noviembre contra
una compañera de trabajo de nombre Renata, que resultó
herida en un hombro. Durante el interrogatorio, Carolina
declaró que su jefe le había dicho que solamente
conseguiría un puesto en la compañía si “alguien
muriese”. Carolina (a punto de recibirse en
administración de empresas) percibía un salario
equivalente a 271 dólares mensuales como eventual en el
departamento de recursos humanos, y Renata un salario
equivalente a 678 dólares como asistente de planeamiento
financiero. El tercer crimen ocurrió tres días después
de Navidad, esta vez contra otra compañera de trabajo de
nombre Mónica (del departamento de relaciones humanas
pero cubriendo el puesto de Renata que se estaba
recuperando) que murió alcanzada por cinco disparos.
Carolina, que en esta historia aparece como la victimaria, es
sin embargo una de las víctimas. Como dije, formada en
administración de empresas, pero en realidad deformada
por falsos valores como el individualismo y la
competencia personal. Pensó que si debía prostituirse
para alcanzar su meta –un trabajo efectivo– se
prostituiría, y si tenía que matar, mataría. Tampoco es
de extrañar que, sometida a las presiones de la
competencia a la que la sometieron, fuera adicta a la
cocaína. Finalmente, imaginemos que Carolina llegaba a
administrar una empresa, ¿cuáles serían los valores que
exaltaría y premiaría entre sus subordinados? Por su
parte, como primera medida después de estos hechos,
Petrocoque decidió contratar a un psicólogo para
brindarle asistencia al personal.
Si la justicia existiera entre los hombres no sería Carolina
la condenada, y sí el sistema capitalista, capaz de
provocar las barbaridades más tremendas. Las cometidas
por Carolina son apenas un síntoma de las reseñadas al
inicio, verdadero homicidio colectivo, persistente
catástrofe social.
Enildo Iglesias y
Carlos Amorín
© Rel-UITA
2 de
febrero de 2006
1
“The inequality predicament”, 2005
2 ARGENPRESS, 10.01.06
3
FAO, Informe anual, 2005
4
La Jornada, 25.01.06
5
La Jornada, 28.12.05
6
La Jornada 06.01.06
7
La Jornada 07.01.06
8
ARGENPRESS, 30.01.06
9
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) Informe anual
10 Informe
de las Tendencias Mundiales del Empleo, OIT, enero 2006
11
Citado por Julio Boltvinik en Economía moral, La
Jornada, México, 21.10.05
12
O Globo, Rio de Janeiro, 14.01.06
13
ARGENPRESS, 27.01.06
14 El
País, Madrid, 29.01.06
15 Isto é Dinheiro, 28.01.06
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