Estados Unidos:

Perfil de los nuevos suicidas

 

 Las cifras de la muerte en Afganistán son aterradoras. El número de soldados invasores que luego se suicidan es mayor que los que han muerto allí desde 2001. Y la lista sigue creciendo. Este número está integrado, además, por los soldados que regresaron a sus casas desde las trincheras de la guerra y que perdieron el control de sí mismos

 

Entre 2005 y 2009 se suicidaron más de 1.100 estadounidenses veteranos de Afganistán según cifras aproximativas del Ministerio de Defensa. Ni siquiera los talibanes y los señores de la guerra afganos han logrado infligir tantas bajas a los estadounidenses en los ocho años que dura el conflicto. Una mezcla de depresión y soledad causa estas muertes.

 

Los militares estadounidenses han resultado más sensibles de lo que parecía al “efecto retorno”: según Eric Shinseki, responsable de un organismo dedicado a la atención de veteranos de guerra llamado Asuntos de Veteranos (AV), en Estados Unidos se suicidan 16,4 veteranos de guerra por día, más de 6 mil por año. Y la situación no da señales de mejorar. Según cifras del Pentágono, en 2009 los suicidios de personal del Ejército en actividad alcanzaron el récord de 309 contra 267 en 2008.

 

Desde 2003 comenzaron a llegar a las oficinas de los altos jefes los primeros informes de esa preocupante tendencia que se registraba en las Fuerzas Armadas. De inmediato se estableció un servicio de atención a la salud mental y se aumento el número de especialistas. Actualmente, entre médicos y asistentes, llegan a 20 mil.

 

Desde 2007 se instaló una línea telefónica gratuita destinada a los veteranos con intenciones suicidas, que atienden expertos en proporcionar una ayuda inmediata, aunque solo a través del teléfono. Según la doctora Janet King, coordinadora del programa antisuicidios, todos los meses llegan por teléfono mas de 10 mil llamados. Y calcula que hasta ahora han salvado unas 7 mil vidas.

 

Desde julio de 2008 el servicio incorporó a sus actividades con redes sociales una línea a través de la cual brinda ayuda. Una extensa red de centros médicos trabaja en el tema. Sólo en Denver, por ejemplo un centro de investigaciones sobre suicidios de militares recibió 17 millones de dólares para el estudio del tema.

 

Se ha determinado que las víctimas potenciales son jóvenes, preferentemente varones de entre 18 y 29 años que no tienen un proyecto de vida en el cual reinsertarse al llegar de la guerra.

 

Los traumas provocados por el conflicto se encuadran y amplían al enfrentar la nueva realidad. Entonces el ex soldado se halla solo, sin un grupo de apoyo, y termina siendo presionado por sus propios demonios, flanqueados por el alcohol y la droga.

 

Los problemas mentales de muchos veteranos de guerra se han visto agravados por la crisis económica, la falta de trabajo, o la perdida del empleo. Debido a ello el Ejército esta tratando de construir una red de asistencia destinada a soldados a su regreso de la misión. Su importancia la conoce bien y la explica Shinseki, héroe de guerra de Vietnam, quien destaca: “Se puede curar una herida del cuerpo, pero las del alma no tienen la misma solución”.

 

El heroísmo vietnamita pudo más que la avanzada tecnología militar estadounidense de aquel entonces. En el propio espíritu de los invasores surge así la condena del imperialismo y del capitalismo, régimen que jamás pudo edificar una sociedad a la medida del hombre. El autoproclamado “gendarme global” comienza a descubrir el alto costo social que pagan sus hombres y mujeres por desempeñar ese rol.

 

 

 

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

9 de diciembre de 2010

 

 

 

 

 Foto:

Volver a Portada

 

 

   UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905