Estados
Unidos
Pesimismo
ante la recuperación económica de EE.UU.
|
La economía de Estados Unidos ha alcanzado un crecimiento
récord en el último trimestre con un aumento del Producto
Interior Bruto (PIB) del 7,2%. Para hacerse una idea de la
recuperación que está viviendo la economía estadounidense,
basta comparar este último índice de crecimiento con el 1,4%
del primer trimestre del presente año. Los motivos de esta
subida, lejos de la fuerte inversión militar de los meses
anteriores, descansan ahora en el mayor gasto de los
consumidores y las empresas, pero sobre todo en el aumento
de las exportaciones gracias a la debilidad del dólar. Al
menos, éstos son los argumentos manejados con euforia por
Washington y por su Secretario de Comercio, John Snow. El
éxito del recorte de impuestos llevado a cabo por la
Administración Bush a principios de año es para Snow la
principal razón de que la subida del PIB haya batido un
récord que databa de 1984. Pero no es la única gran marca
superada por el gobierno Bush.
La segunda gran marca tiene que ver precisamente con esa
reforma fiscal de la que se ha hecho eco Snow para
justificar la actual bonanza económica. Después de que Bill
Clinton dejara a su marcha las arcas federales con
superávit, George Bush ha invertido la tendencia y ha
logrado batir el récord de déficit presupuestario. Según los
últimos datos ofrecidos por el Departamento del Tesoro, el
déficit de 2003 alcanza los 374.000 millones de dólares, es
decir, un 3,5% del PIB. Este porcentaje supera con creces,
por ejemplo, el que el Fondo Monetario Internacional (FMI)
exige a los países con los que negocia la concesión de algún
préstamo; y supera también la marca fijada por los miembros
de la Unión Europea en su pacto de estabilidad. Por este
motivo, el propio FMI ha advertido a Washington en
anteriores ocasiones -una de ellas en Dubai el pasado mes de
septiembre-, de que debe cuidar una política fiscal basada
en los recortes de impuestos y en el gasto en defensa y
seguridad. A pesar de las advertencias pasadas, la cifra del
7,2% alcanzada por la economía estadounidense el último
trimestre ha aplacado las críticas del FMI -como así ha
manifestado su director gerente Horst Koehler-, aunque la
recaudación de impuestos sigue siendo la misma y el gasto
sigue orientado a la industria militar.
La reducción de impuestos a los dividendos en el mercado
financiero, que en última instancia fue el objeto de la
reforma fiscal que puso en marcha la Administración Bush a
principios de 2003, tenía como meta la reactivación de la
economía para animar a los ahorradores a poner su dinero en
el mercado y contribuir así a la formación de nuevos
empleos, mayor productividad y nuevas inversiones. Inversión
y productividad parecen estar creciendo, pero el desempleo,
que alcanza al 6,1% de la población activa, sigue siendo el
yunque que entorpece la verdadera recuperación de Estados
Unidos. A pesar de que la Casa Blanca mantiene que a las
buenas expectativas de crecimiento económico se une una
caída de las demandas de desempleo, una de las consultoras
sobre asuntos laborales más prestigiosas de Estados Unidos,
Challenger,
Gray & Christmas,
han hecho públicos recientemente los datos de octubre.
Según
esta firma, el número de despidos previstos por las empresas
estadounidenses durante el último mes se ha duplicado.
De hecho, desde que George Bush llegó al despacho oval,
casi
tres millones de estadounidenses se han quedado sin trabajo.
Y esos trabajos que han dejado de ocupar millones de
ciudadanos, probablemente no se recuperarán, según ha
publicado un estudio de la Reserva Federal.
Desde que George Bush se alzó con la presidencia, el nivel
de ingresos/pobreza de los estadounidenses también ha
sufrido un gran deterioro. Según un informe publicado por la
Oficina del Censo a finales del mes de septiembre,
el número de pobres
residentes en Estados Unidos ascendía a más de 35 millones
gracias a que más de un millón y medio de ciudadanos habían
caído en el umbral de la pobreza sólo durante 2002.
El informe añadía además que el nivel de pobreza había
alcanzado su menor cota durante el año 2000, invirtiendo su
tendencia en los dos años siguientes con George Bush ya en
la Casa Blanca. El nivel de pobreza, sin embargo, no ha
afectado de igual modo a todos los ciudadanos.
Los latinos y, en
especial los negros, son las minorías étnicas que más sufren
la miseria.
A
este informe se unen las denuncias lanzadas desde la
Fundación para la Defensa de los Niños (CDF, en sus siglas
en inglés). Según esta organización, 2003 es el segundo año
consecutivo en el que aumenta notablemente el número de
niños que viven por debajo de la línea de pobreza marcada en
Estados Unidos.
El pasado año, 400
mil nuevos menores de 18 años pasaron a formar parte de los
más de 12 millones de niños pobres que viven en la primera
potencia mundial. De estos 400 mil, más de la mitad eran
latinos, y una cuarta parte formaban parte de la comunidad
negra.
La CDF se queja de la reducción de ayudas a la infancia más
desfavorecida producto del recorte de impuestos y el fuerte
desembolso en la guerra de Irak. Un desembolso que ha sumado
otros 87.500 millones de dólares adicionales para los
próximos años. Así lo ha aprobado el Congreso en plena
resaca tras conocer el nuevo récord de crecimiento
económico.
Pese a ello, la Administración Bush no tiene motivos para la
euforia. Al menos hasta que no se frene el número de
estadounidenses que ingresan cada día en ese 12% de la
población que vive en el umbral de la pobreza; o hasta que
las empresas dejen de desemplear a miles de ciudadanos todos
los meses. Antes que la euforia, la Administración Bush
tiene motivos para el pesimismo.
Óscar Gutiérrez
Agencia de Información Solidaria
17 de noviembre de 2003
|