La Asamblea Congresual de CC.OO. de
Madrid quedó absolutamente consternada en su primera
jornada. La compañera de la Ejecutiva de la Unión de Madrid
Pilar Manjón, que perdió un hijo en el atentado del 11-M,
acudió a retirar su credencial y visiblemente rota de dolor
quiso dirigir unas palabras desde la tribuna, que
reproducimos por su indudable interés.
«Buenos días, compañeros y compañeras. Normalmente he subido
a esta tribuna con la mayor o menor fuerza sindical que me
caracteriza. Hoy subo a esta tribuna a daros las gracias por
vuestra solidaridad, por vuestro cariño, que me lo habéis
hecho llegar, para daros las gracias en nombre de Rodo, de
Rodrigo, hijo de un compañero de FSAP, en nombre de mi hijo
Daniel, en nombre de los 191 que la mañana del 11 cuando yo
iba a salir hacia el Corredor del Henares, a un congreso
sindical, cogieron el tren del trabajo, de los estudios, el
tren de la vida y alguien les obligó a bajarse en una
estación de muerte.
»Vosotros y nosotros somos un sindicato y representamos a
esos 191, que esos sí son nuestra clase, esa que definimos
en nuestras ponencias, ese era un tren de nuestra clase. Han
perdido la vida trabajadores, hijos de trabajadores, eran
nuestra clase y agradezco a esta casa que no ha olvidado ese
concepto, que me lo ha hecho saber, que me han querido, que
se han solidarizado con todas las víctimas. De verdad que el
sentir calor cercano de una organización en la que llevas
tanto tiempo no hace que el corazón de una madre se cierre
porque no se va a cerrar nunca. Sé que tendremos que
aprender a vivir con la amputación de ese miembro que nos
han robado, pero cuando volvamos a aprender a vivir, volveré
a estar aquí, con la fuerza que sea capaz de recuperar,
volveré a estar donde llevo 25 años estando, y estaré en
contra del terrorismo, pero no sólo del que ha matado a mi
hijo.
»A mi hijo no le ha matado una raza ni una religión, a mi
hijo le ha matado el odio asesino que han sido capaz de
inculcar en corazones mesiánicos, Aznar, el trío de las
Azores, ese odio ha matado a mi hijo y a 190 trabajadores
que son nuestra clase, no lo olvidéis, los nuestros, que
también caen en Irak, en Palestina y que caen donde muere un
trabajador, ellos también son nuestra clase, sólo nos han
cambiado un dolor solidario por un dolor real.
»Perdonadme, pero lo siento con el corazón y os lo tenía que
decir. Gracias a la Unión de Madrid por haberme querido.
Gracias».
Pilar Manjón