11-S

¿Por qué se atentó

contra las Torres Gemelas?

 

Hay muchas teorías sobre el atentado a las Torres Gemelas. En un nuevo aniversario del 11 de septiembre, fecha en la que fueron destruidas en Estados Unidos las Torres Gemelas donde murieron 3.000 personas, interesan especialmente las hipótesis sobre los autores. ¿Por qué? Por el hecho en sí, que costó un alto precio en vidas humanas. Y porque ese atentado fue el disparador de una guerra que ha tenido, también, un enorme precio en vidas.

 

 

Robert Fish, periodista del “The Independent” de Estados Unidos, ha informado que cada vez que habla en una conferencia sobre Medio Oriente siempre hay alguien en el auditorio que le plantea una pregunta que formulan más o menos así: ¿por qué, siendo usted un periodista libre, no dice todo lo que sabe sobre los hechos del 11 de septiembre? ¿Por qué no dice la verdad –expresan- e informa que la CIA (Agencia Central de Inteligencia) o el Mossad (servicio secreto israelí), o quien sea, hizo volar las Torres Gemelas? ¿Por qué no revela usted los secretos que se esconden tras el 11 de septiembre? Se da por supuesto que Robert Fish lo sabe. Y hay quienes le reclaman que plantee “lo que todo el mundo sabe”.

 

Fish se defiende diciendo que ha debido ocuparse, como corresponsal, de complots en Irak, Siria, Líbano, el Golfo, etcétera, lo que ya es suficiente como para no complicarse con análisis de corporaciones imaginarias en Manhatan.

 

Tiene a su favor un argumento que considera concluyente. Sostiene que la administración Bush ha “metido la pata” en todo lo que ha intentado –en el plano militar, en el político o en la administración- de modo que corresponde plantearse, entonces, ¿cómo diablos podría haber perpetrado con tanto éxito los crímenes contra la humanidad ocurridos el 11 de septiembre de 2001?

 

Robert Fish afirma que está desconcertado con las contradicciones de la explicación oficial. Si, como se sabe, el queroseno arde a 820 grados centígrados, ¿cómo pudieron derrumbarse simultáneamente las vigas de dos torres gemelas, hechas en un acero cuyo punto de fusión ronda los 1.480 grados centígrados?

 

Una tercera torre (el Wold Trade Center Building) colapsó en seis segundos. La interrogante es por qué se desplomó tan limpiamente sin que ninguna aeronave hubiera impactado en ella. Dos prominentes profesores estadounidenses, expertos en ingeniería mecánica, estudian el informe sobre los hechos alegando que podría ser fraudulento o engañoso.

 

Periodísticamente, además, hubo informaciones que exigen un análisis, como la inclusión de los nombres de tres personas en la lista de árabes suicidas difundida por la CIA que, se comprobó, en realidad están “vivitas
y coleando” en Medio Oriente.  

Hay otras circunstancias a investigar, sobre todo porque los hechos del 11 de septiembre (el derrumbe de las Torres Gemelas) fueron nada menos que el disparador de la guerra en Irak, que por el momento ha superado –en muertes de soldados estadounidenses- las vidas que se perdieron el 11 de septiembre en el atentado a las Torres. Y la guerra no ha terminado.

 

Un ex asesor de Bush, Karl Rowe, ha dicho que Estados Unidos es ahora un imperio. Por tanto, “podemos crear nuestra propia realidad”, agregó. Una afirmación a analizar, porque confirma la hipótesis de que el atentado del 11 de septiembre fue un cuidadosamente preparado disparador de la guerra. Y los intereses en el negocio de las armas figuran entre los más rendidores.

 

Con abundante información, Michael Moore, el escritor y cineasta, ha planteado siete preguntas cuyas respuestas permiten –explica- “sacar la verdad a luz”.

 

Los Bin Laden, explica en respuesta a la primera, son una de las familias más poderosas de Arabia Saudita, y han mantenido importantes relaciones comerciales con la familia Bush. Una vez finalizado su mandato, Bush padre “se convirtió en su asesor muy bien pagado de la empresa Carly le Group en la cual la familia Bin Laden ha invertido “por lo menos 2 millones de dólares”. A través de Carly le Group, en los años 90 los saudíes realizaron transacciones por muchos millones de dólares.

 

Por otra parte, Arabia Saudita ha sido denunciada por Amnistía Internacional por graves violaciones a los derechos humanos. En 2000, por ejemplo, le acusan de la ejecución, en público, de 125 personas. Pero los Bush y gobernantes de Estados Unidos, que hablan con frecuencia del respeto a los derechos humanos, mantienen excelentes relaciones y no han planteado observación alguna al respecto.

 

Michael Moore sostiene que se sabe que casi todos los que secuestraron los aviones que realizaron el atentado contra las Torres Gemelas “eran saudíes, y al parecer entraron a Estados Unidos gracias, en parte, a un acuerdo especial entre el Departamento de Estado y el gobierno saudí”.

 

Con motivo de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos se prohibieron los vuelos durante varios días. Sin embargo, se permitió que miembros de la familia Bin Laden volaran en aviones privados; no se les interrogó, siquiera, antes de que salieran del país, ni se dio, sobre esos hechos, información alguna a la prensa.

 

Hay cifras que no hablan bien de la madurez humana. Los Bin Laden, que hoy son presentados como “enemigos”, mantienen importantes relaciones comerciales con General Electric, Citigroup, Microsoft y Boeing (el gigante de la industria aeronáutica y militar). “Gran parte de la economía estadounidense depende del capital saudí”, afirma Michael Moore, que analiza esa “dependencia” informando que Estados Unidos recibe un millón y medio de barriles de petróleo saudí por día. Eso explica –entre otras causas- por qué el gobierno de Bush está alineado con un país que la mayoría de las organizaciones de derechos humanos consideran una de las dictaduras más brutales del mundo.

 

Volviendo al tema central de la trama de la política del imperio estadounidense: la voladura de las Torres Gemelas fue el disparador de una guerra en la que juegan muchos intereses. Basta con un detalle: todo lo que se destina (en millones de dólares) a combatir una enfermedad como el SIDA, equivale apenas a tres días de gasto militar.

 

El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de 416 millones de pobres. Las cifras de la polarización de riqueza y pobreza, así como la competencia y la ambición humana, determinan luchas que explican que se recurra a crímenes como el de las Torres Gemelas para disparar crímenes mayores, como la guerra, de la que viven grupos de intereses como el que representan los eternos fabricantes de armas.

  

 

En Montevideo, Guillermo Chifflet

© Rel-UITA

11 de septiembre de 2007

 

 

 

Ilustración: nodo.blogsome.com

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