Colombia

Postales colombianas

  

 

Pobreza “berraca”

 

Un informe de la CEPAL consigna que, a enero de 2003, 22 de los 40 millones de colombianos se hallaban en el umbral de la pobreza extrema. Datos del FMI revelan a su vez la existencia de once millones de personas por debajo del límite de la indigencia, al tiempo que nueve millones se encuentran desempleadas.

Colombia se cuenta entre los países americanos con mayor inequidad en la distribución de la riqueza. El 20 por ciento de los hogares más ricos concentra el 52 por ciento de los ingresos. El 2 por ciento de los propietarios poseen el 53 por ciento de la tierra.

Las mujeres constituyen cerca del 52 por ciento de la población total del país y representan el 54 por ciento de la población pobre. El 80 por ciento de la población negra vive en la extrema pobreza. Uno de cada cinco colombianos se pudre en la miseria.

 

Bogotá

 

El 49 por ciento de los habitantes de Bogotá viven hoy bajo la línea de pobreza y 14 están en condición de indigencia. En Bogotá se estima que 667.405 niños menores de 10 años se encuentran por debajo de la línea de pobreza. El 26,8 por ciento de los jóvenes sobrevive en igual situación. Es decir, que no alcanzan a cubrir servicios básicos de salud, educación, vivienda y, en el peor de los casos, ni siquiera tienen la posibilidad de consumir los nutrientes necesarios. En la capital los ricos tienen un ingreso 56 veces más alto que el de los pobres. Bogotá registra un desempleo que ronda el 17 por ciento, y el empleo informal supera el 60.

 

Pesca Milagrosa

 

De este modo se conoce a los secuestros masivos en carreteras cometidos por las FARC, que seleccionan a sus rehenes según la marca del coche, las tarjetas de crédito que portan, la ropa, el acento o rasgos extranjeros. En la red siempre cae un pez interesante, por quien habrá familiares dispuestos a pagar un rescate. Emulando la táctica guerrillera, el ejército también sale a la pesca. En el Departamento del Huila, arriba en las montañas, cargan a punta de fusil a todo campesino que encuentran en el camino. Al que corre por guerrillero, al que inmóvil se queda por sospechoso. El ejército no responde preguntas, no da explicaciones, sólo arrea a los campesinos culpables de sobrevivir en zonas hóstiles, acusados de haber colaborado con los violentos ("si no, cómo se explica que estén vivos"). En camiones, como ganado, los campesinos son llevados a pueblos donde pueden pasar varios días o semanas hasta ser interrogados. Luis Carranza tuvo suerte. Lo detuvieron en Neiva por dos días. Luego del interrogatorio, le comunicaron que estaba limpio y que tras sacarle una foto se podía retirar. Carranza preguntó el por qué de la foto si estaba limpio. “Vea mijito, aquí se ficha y se le toma foto a todo el mundo, al limpio y al maluco. Si usted un día se descarrila, pasamos la foto al otro libro”, fue la respuesta.

Los familiares se desesperan al ver que sus gestiones para saber el paradero de los detenidos se estrellan en una burocracia tan insensible y déspota como anchas son las murallas de la cárcel. Entonces empeñan hasta la finca para contratar a un abogado, esas gaviotas negras que sobrevuelan graznando la pesca del ejército.

 

Uribe y la Industria Cervecera

 

A finales del pasado año, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez logró que el parlamento aprobara una serie de impuestos para incrementar el presupuesto de las Fuerzas Armadas. El diario El Tiempo señaló el domingo 22 que “el triunfo del gobierno fue también ponerles impuestos a la salud, a la educación y a alimentos como panela, plátanos, tomates, hortalizas, maíz, arroz, chocolate, servicios de agua y luz, arrendamiento, vivienda y en general a toda la canasta familiar”. “No obstante, el IVA a la cerveza sólo subió tres puntos, el más bajo de todos, y se mantuvo por debajo de productos como los aceites comestibles, los pañales, y en una tercera parte del aumento a la gasolina, que había sudibo doce veces en el último año. Las dos grandes empresas (Bavaria y Leona) fueron contribuyentes generosos en la campaña de Uribe”, comentó Germán Castro Caicedo en su último libro, “Sin tregua”.

 

El banano y la gente

 

Colombia es el tercer exportador mundial de esta fruta. En el año 2000 vendió 84 millones de cajas de banano, por valor de 406 millones de dólares.

Mientras a la banana y a las transnacionales (Chiquita, Del Monte, Dole, entre otras) les va muy bien, la gente se pudre en la miseria. La población con necesidades básicas insatisfechas de la zona de Urabá, –al noroeste del país, donde están localizadas 30 mil de las 41 mil hectáreas dedicadas a esta fruta en Colombia– llega al 67,81 por ciento. El índice de mortalidad materna (madres muertas por cada 100 mil nacidos vivos, un indicador universal de las condiciones de vida y del estado de desarrollo de los servicios sanitarios de una región) es de 70 promedialmente en todo el país, de 60 en el departamento de Antioquia y de 213 en Urabá. Mientras para la fruta se dispone de modernos centros de investigación fitosanitaria con elevados presupuestos, la gente está tan lejos de la posibilidad de una tomografía computada como la distancia que hay entre Urabá y el planeta Marte.

 

 

Gerardo Iglesias

© Rel-UITA

30 de setiembre de 2003

 

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