SÍ o NO. Es la disyuntiva que deberá
enfrentar el pueblo panameño el próximo
22 de octubre cuando vaya a las urnas y
decida apoyar o rechazar la ampliación
del Canal de Panamá, uno de los
principales recursos del istmo, al
aportar
este año 500 millones de dólares al
tesoro nacional
y seguir figurando como una de las
maravillas de la ingeniería a nivel
mundial.
Todo ello sumado al reconocimiento de su
funcionamiento a carta cabal, una vez
revertido a manos panameñas el 31 de
diciembre de 1999, en cumplimiento del
Tratado Torrijos-Carter de 1977, firmado
por los entonces líderes de Estados
Unidos, Jimmy Carter y de Panamá,
General Omar Torrijos Herrera, padre del
actual mandatario Martín Torrijos.
Antes de seguir adelante es oportuno
conocer brevemente sobre el
funcionamiento del Canal de Panamá,
inaugurado oficialmente en 1914 con el
paso del Vapor Ancón y que por año
registra un movimiento de entre 13 mil y
14 mil tránsito anuales.
Opera mediante un sistema de esclusas (Gatún,
Pedro Miguel y Miraflores) y comunica el
Mar Caribe con el Océano Pacífico en uno
de los puntos más angostos del Istmo de
Panamá.
Los tres juegos de esclusas sirven como
ascensores de agua que elevan y
descienden las naves y permiten su
tránsito. Se usa el agua almacenada en
el Lago Gatún, creado artificialmente.
Eso representa 197 millones de litros de
agua dulce en cada esclusaje, los cuales
se vierten al mar finalmente.
El proyecto de ampliación del Canal se
presenta como innovación al país con la
creación de dos complejos de esclusas
con tinas de reutilización de agua.
Propios y extraños reconocen la
necesidad de ampliación de la vía, dada
la demanda de un mayor paso de
embarcaciones incluyendo los Post-Panamax
de gran tamaño procedentes de Asia y
Europa para citar ejemplos. Sin embargo,
la polémica se centra en los tiempos y
el uso de los recursos económicos para
ello, amén de los beneficios que
generará para el país.
Hay quienes, ya formalmente integrantes
de grupos que adversan el referéndum y
encabezan el “NO”, aseguran que es
menester posponer la consulta popular
para el 2007, después de una amplia
discusión y aunque les han refutado
continúan con el dedo en el renglón.
La fecha fue aprobada en el Asamblea
Nacional, de manera unánime. Un cambio
de fecha, representaría reformas a la
ley que lo sustenta y según el
presidente de la Asamblea, Elías
Castillo eso es improbable.
Hay otros aspectos en juego. A
continuación parte de las interrogantes
y las posiciones encontradas de manera
sucinta.
1. ¿Cuánto costaría la obra?. El
administrador de la Autoridad del Canal
de Panamá, Alberto Alemán Zubieta ha
anunciado que sería 5, 250 millones de
dólares. Sin embargo, figuras como el Ex
Presidente Guillermo Endara teme que se
otorgue un “cheque en blanco” al
Gobierno y se incrementen.
2. ¿Quién realmente va a pagar?.
El Gobierno argumenta que los usuarios
del Canal de Panamá. Pero hay quienes
aseguran que los panameños terminarían
pagando con impuestos disimulados.
3. ¿Cuántas plazas de trabajo se
generarían?. El presidente Martín
Torrijos ha dicho que se crearán 40 mil
nuevos puestos de trabajo. Estos
incluyen 6 mil 500 y 7 mil plazas
directamente relacionadas con las obras
durante los años pico de construcción.
Aún así, algunos dudan sobre la
cantidad, el tipo de trabajo y cuánto se
devengaría.
4. ¿Qué ente ejercerá control
fiscalizador?. Tajantemente
aseguran, desde el Gobierno, que será la
Autoridad del Canal de Panamá. No
obstante, hay quienes cuestionan su
nivel de transparencia.
5. ¿Cuáles serían los beneficios
reales de la ampliación?. Adecuación
del Canal a la demanda de servicios
marítimos internacional, que se verá
incrementada, a raíz de la aplicación de
Tratados de Libre Comercio, más
oportunidades laborales para los
nacionales, y robustez de la economía.
Aquellos que aún dudan, sienten que como
siempre, el beneficio será para aquellos
allegados al Gobierno, que incrementarán
sus finanzas “a costillas” de un sueño.
Hasta el momento, la fecha del
referéndum se mantiene invariable: 22
de octubre. Los protagonistas:
Más de 2 millones de panameños
habilitados para votar. Los colores:
Verde (SÍ) – Rojo (NO). La
respuesta al apoyo o rechazo a la
ampliación del Canal de Panamá, se
conocerá ese mismo día según han
prometido los magistrados del Tribunal
Electoral. Amanecerá y veremos.
En Panamá,
Dinora
Villarreal
©
Rel-UITA
5 de setiembre de 2006 |
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