Como en cada mes de enero desde
hace 40 años entre los días 27 al 31
se encuentra reunido en la localidad
alpina de Davos, el Foro Económico
Mundial. Son 2.500 participantes,
entre los que se encuentran
directivos de las principales
empresas y bancos mundiales,
alrededor de 30 jefes de Estado y de
Gobierno, junto a representantes de
más de 90 países y ONGs.
En los dos foros anteriores la
alarma dominó a los participantes.
En 2008, el Foro fue convocado con
el documento “Riesgos globales
2008”, y desde el inicio el magnate
financiero George Soros dio
la tónica asegurando que “la
economía global afronta la más grave
crisis después de la Segunda Guerra
Mundial”. El Foro de 2009 se convocó
con el optimista lema “Configurar el
mundo después de la crisis” y
finalizó sin que nadie tuviera en
claro qué hacer para enfrentar los
enormes desafíos futuros
(económicos, cambio climático y
abastecimiento energético). En 2010
los participantes se proponen
debatir “el estado del mundo” para
“reconsiderarlo, volverlo a diseñar
y reconstruirlo”.
Antes que nada es bueno tener en
claro que los participantes del Foro
son los directamente responsables de
la crisis multifacética -productiva
y financiera/especulativa,
ambiental, hídrica, energética,
social- que nos aqueja. Pero lo más
interesante es el lema oficial de
Davos para este año: “repensar,
rediseñar y reconstruir”.
Como han llevado al sistema -el
capitalismo- a una crisis de no
retorno, su desesperación es tanta
que incluso llegan al plagio.
Tradicionalmente las Conferencias Regionales de la UITA
se habían realizado en régimen de
plenario con un orden del día, se
comenzaba con el primer punto y se
agotaba con el último.
La XI Conferencia Regional (Santo
Domingo, República Dominicana,
octubre 1995) funcionó en base a
cuatro talleres simultáneos. La
Secretaría había elaborado con
anticipación un manual de trabajo
para cada taller y lo había remitido
a las organizaciones afiliadas con
la suficiente antelación. Al tiempo
que anunciaba los nombres de sus
delegados/as a la Conferencia, la
organización afiliada debía indicar
en cuál de esos cuatro talleres
participarían. Los talleres se
llamaban:
Reencuentro: su objetivo era encontrar mecanismos para que la
organización sindical se
reencontrara con su base y con los
distintos actores presentes en la
sociedad.
Reubicar: destinado a analizar los cambios en el mundo del trabajo, identificando
los nuevos ejes de las relaciones
laborales, redefinir las posiciones
respecto a estos temas y proponer
líneas de trabajo ante los cambios
que se estaban viviendo, no sólo en
la forma de producir y en la
relación trabajador/empleador, sino
en la propia legislación del
trabajo.
Rearme: donde se analizó la incidencia de lo político en la vida del
trabajador, y entre otras cosas la
relación entre sindicatos y partidos
políticos, sindicatos y Estado,
además de efectuar un análisis de
coyuntura sobre la situación en
América Latina.
Reformular: con el objetivo de identificar las variables que incidían
sobre la eficacia de la acción
sindical, repensar el rol y las
funciones no sólo de los sindicatos
sino también de la Regional de la
UITA para alcanzar una mayor
eficacia en un mundo nuevo.
De estos talleres surgieron definiciones que fueron pioneras,
entre otras la de “soberanía
alimentaria”, que recién ahora,
quince años después, se ha
convertido en una reivindicación
global.
O nosotros fuimos unos adelantados o
los “cerebros” de Davos son
retrasados. Lo cierto es que
mientras reencuentro,
reubicar, rearme y
reformular a nosotros nos
permitieron mejorar la organización
dándole un programa y objetivos muy
claros; está en la naturaleza de las
cosas que repensar,
rediseñar y reconstruir
no aportarán nada nuevo a los
mentores del capitalismo reunidos en
Davos.
Lo preocupante es que esta falta de
soluciones los convertirá en más
peligrosos todavía. Por ello -y no
es un juego de palabras- los
trabajadores tenemos que optar por
el rechazo, la resistencia,
la respuesta, el
reclutamiento, la reacción,
el reclamo, la
reivindicación y por
reafirmar, reagrupar y,
llegado el caso, la rebelión.