Inglaterra
¿Hasta cuándo, Tony Blair?
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Por
primera vez en la historia el Partido Laborista gana tres
elecciones seguidas. Sin embargo su mayoría peligra y 50
diputados “rebeldes” ya piden la cabeza del primer ministro.
En Irlanda del Norte, mientras tanto, crecen los partidos
contrarios a la paz.
Tony Blair ha ganado –sin triunfar– las elecciones
británicas. Teniendo como cómplice la baja afluencia de
electores, vuelve al número 10 de Downing Street con el
apoyo de apenas el 22 por ciento de los habilitados. Su
partido conquista 356 escaños, apenas 34 por encima de la
mayoría absoluta y 46 menos que en las anteriores elecciones
en 2001. En porcentaje de votos el resultado es aun más
amargo ya que el Partido Laborista pasa del 40,7 al 35,3 por
ciento.
Sólo el esclerótico y antidemocrático sistema mayoritario
concede a un Blair que logró la confianza de uno de cada
cinco británicos la posibilidad de mantenerse en el cargo.
Es difícil prever hasta cuándo, ya que en su partido hay
presiones para un cambio de liderazgo, para jubilarlo y
nombrar primer ministro al actual ministro de Hacienda,
Gordon Brown. Millones de británicos no le han perdonado las
mentiras sobre Irak, las manos manchadas de sangre por la
muerte de 100 mil ciudadanos de ese país y de casi cien
soldados británicos, y la adopción de leyes antiterroristas
consideradas totalitarias.
La expropiación
de la democracia británica es más grave que en la época de
Margaret Thatcher. Con ésta los británicos esperaban tener
una alternativa en el Partido Laborista. Tony Blair,
monopolizando el mapa político, ha empujado a los
conservadores –197 escaños, 33 más, pero el mismo
porcentaje– a la extrema derecha, sin preocuparse de las
consecuencias para la democracia. Consecuencias tan graves
como las desigualdades económicas. En la era Blair los ricos
han aumentado sus ganancias 11 veces más que las otras
clases. Nueve millones de trabajadores han caído en la
trampa de la precariedad. La economía crece y el gobierno
gana, pero se desnaturaliza perdiendo su esencia de gobierno
socialdemócrata, renunciando a cualquier forma de
redistribución. Gran Bretaña es así una democracia
bloqueada, como lo atestigua el hecho de que el tercer
partido, el Liberal Democrático, con el 22 por ciento, casi
las dos terceras partes de los votos conquistados por los
laboristas, apenas logra 62 diputados, menos de la sexta
parte de aquéllos.
¡Hay
vida a la izquierda del labour!
George Galloway, el diputado laborista expulsado por Tony
Blair y que ha fundado el partido Respect, vuelve al
parlamento como diputado de esta agrupación. Ha triunfado en
el colegio de Bethnal Green en el East London. Durísimo
contra la guerra, el partido Respect obtuvo buenos
resultados en varios colegios proletarios o con fuertes
comunidades de inmigrantes y fue bien votado por ciudadanos
de religión islámica, que suman 1,2 millones de electores.
La Asociación de Musulmanes Británicos comunica que el voto
refleja “la rabia y el disgusto por la posición del gobierno
sobre la guerra en Irak”. Esta asociación –muy crítica
especialmente con la legislación antiterrorista blairiana
que discrimina especialmente a los musulmanes– subraya que
el laborismo ya no puede estar seguro del voto de esta
colectividad, presente especialmente en grandes ciudades
como Londres, Birmingham y Leeds: “Ya no vale el chantaje de
que el voto castigo favorece los conservadores”.
Desde 1945 nadie a la izquierda del Partido Laborista
lograba ganar una banca en el parlamento británico. En la
posguerra fue Phil Piratin, comunista, quien logró ser
elegido en un colegio que hoy en parte coincide con el de
Galloway. Para la agrupación de Galloway –que supera el 10
por ciento en unos 15 colegios y el 20 en tres– este es un
resultado histórico y desnuda la presunción laborista de que
no hay espacio político a su izquierda.
¿Peligra el proceso de paz en Irlanda?
Uno de los
presuntos éxitos del gobierno de Blair en estos años ha sido
el proceso de paz en Irlanda del Norte. El voto muestra que
está subiendo el malestar contra este proceso y el riesgo de
que el alto el fuego declarado en 1994 peligre. Los
católicos han votado masivamente por el republicano Sinn
Féin, y por el popular Gerry Adams. Éste gana su colegio –West
Belfast– con el 70 por ciento dejando al candidato laborista
en un lejano 14 por ciento. El crecimiento del Sinn Féin,
que ha sido parte sustancial del proceso de paz, llega
después de una durísima campaña orquestada por Blair contra
ese partido, que a pesar de elegir diputados no participa
–en tanto republicano– del parlamento de Westminster. Si de
un lado las fricciones entre el Sinn Féin y Londres parecen
bajo control, preocupa mucho el fuerte crecimiento de los
extremistas protestantes –filobritánicos– del reverendo Ian
Paisley, el hombre opuesto a cualquier forma de diálogo.
Éstos, con el Partido Unionista Democrático, pasan de seis a
nueve escaños, un crecimiento a costa de los partidos
unionistas moderados.
Gennaro Carotenuto
Brecha
18 de Mayo de
2005
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