Argentina

Un golpe a los sueños

"Comunicado Nº 1: Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la junta de Comandantes Generales de las FF.AA. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones."

Con estas palabras despertamos una madrugada de 28 años atrás. El golpe militar, del cual tanto se venía hablando desde hacia meses empezaba a marcar su hora cero. Nadie imaginaba, en ese entonces, lo que serían las siguientes horas, días, meses y años. Muchos conciudadanos se habrán sentido aliviados, finalmente llegaba un poco de orden para acomodar el caos. Con botas o zapatos lustrados, con uniforme o corbata, los militares y muchos civiles consustanciados con ese ideario, nos sacaban nuevamente del atolladero. Bienvenidos sean, susurraba entre bambalinas parte de la sociedad.

Y vino el orden, vino el control, la obediencia, la impunidad, la omnipotencia y la tragedia. Hoy, 28 años después, se cumple un nuevo aniversario para recordar el espanto. La diferencia, con respecto a años anteriores frente a la misma fecha, es que esta vez se entrará a las catacumbas del horror y se las transformará en un Museo para la Memoria. La ESMA - Escuela de Mecánica de la Armada - centro emblemático de la represión, quedará en la historia y para las generaciones futuras como testimonio de la brutalidad, pero también como testimonio de lo que supimos construir.

No nos equivoquemos, abrir esas puertas y recuperar esos muros con su historia de sangre sigue siendo un acto de reconocimiento, no de justicia; de homenaje a los miles de hombres y mujeres que fueron allí masacrados, no de justicia. Parte de la verdad saldrá a la luz desde esos rincones oscuros y todavía manchados de rojo carmesí, pero para la justicia todavía falta.

Sin embargo, tampoco la verdad y la justicia se reducen sólo a ese siniestro edificio. Hay que animarse a seguir escarbando y rescatando de los escombros hasta lo que nos duele y no lleva uniforme. Es decir nuestra propia conducta como sociedad que reiteradas veces se escudó tras los militares por no saber resolver sus conflictos internos. También eso es memoria.

Durante su secuestro en la ESMA Ana María Ponce, cariñosamente Loli, escribía, clandestinamente, sus sueños y desvelos en poemas antes que la hicieran desaparecer. Ojalá podamos ofrecerle un mundo mejor para ver, allí donde se encuentre.

"Quiero saber cómo se ve el mundo/ me olvidé de su forma/ de su insaciable boca/ de sus destructoras manos/ me olvidé de la noche y el día/ me olvidé de las calles recorridas" (...) "y estoy, a pesar de todo esto/ a pesar de no creerlo/ estoy juntando unas palabras/ unas infieles palabras/ que me dejen recordar/ cómo podría verse el mundo."

Virginia Giussani
Convenio La Insignia - Rel-UITA

29 de marzo de 2004

 

 

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