Durante su reciente viaje a
Washington, Álvaro Uribe Vélez
tuvo un nuevo y estruendoso fracaso.
Barack Obama le dijo que no
estaba de acuerdo con la reelección
y le puso de ejemplo a George
Washington, quien renunció a
presentarse para un tercer período.
En materia del TLC le dijo
nuevamente, como en la Cumbre de
Trinidad, que había dado
instrucciones a su representante
comercial Ron Kirk para que
buscara la manera de avanzar hacia
su ratificación, pero no se
comprometió con un cronograma y
señaló que el Congreso de EEUU
tenía una agenda congestionada.
Ron Kirk señaló que no se ha
avanzado en el proceso de definir
los objetivos que Colombia
debía cumplir antes de ratificarse,
metas que solamente estarían
establecidas a finales del año.
Obama
insistió en varias oportunidades en
que había que llegar a un tratado
que beneficiara a ambas economías,
con lo cual estaba reconociendo que,
a pesar de que el tratado beneficia
ampliamente a Estados Unidos,
quiere mas garantías para ese país y
que lo negociado no le satisface.
El presidente estadounidense se
refirió con preocupación a la
situación de derechos humanos, a los
asesinatos de civiles e insistió en que en
Colombia debía promoverse el
imperio de la ley y la
transparencia, temas que no hubiera
tocado de no tener serios reparos a
la conducta del gobierno colombiano.
Durante la visita oficial, Uribe
no obtuvo ni siquiera promesas, no
se firmó ningún acuerdo, así hubiera
sido secundario como se acostumbra
en esta clase de visitas. El
mandatario colombiano reconoció que
no esperaba un aumento de las
exportaciones a Estados Unidos,
pero insistió en su tesis de que
solo atraer inversión extranjera
permitiría a Colombia proveer
alternativas para la economía del
narcotráfico. Afirmación fácil de
desmentir, pues mientras en la misma
visita señaló que en los últimos 7
años la inversión extranjera se ha
multiplicado por ocho, todo el mundo
reconoce que el narcotráfico sigue
igual o peor. Uribe también
reconoció que la no ratificación
estaba afectando la posibilidad de
Colombia de suscribir otros
tratados de libre comercio.
Simultáneamente el senador
republicano Charles Grassley,
ferviente defensor de los TLC,
señaló que el acuerdo con
Colombia se demoraría hasta el
2011 o más.
En resumen, Uribe salió
regañado, decenas de manifestantes
se movilizaron en su contra a las
puertas de la Casa Blanca, y la
prensa norteamericana prácticamente
ignoró la visita. El espacio
internacional para el gobierno se
cierra día a día y lo que resuena en
los medios a escala mundial son las
revelaciones sobre el compromiso de
altos mandos militares con los
paramilitares y la comprobación de
que varias decenas de parlamentarios
fueron sobornados para el anterior
apoyo a la reelección.
En medio de este aislamiento la
respuesta de Uribe es
intentar a las carreras dar nuevas
facilidades a las operaciones
militares en territorio colombiano
para reemplazar la base de Manta
en Ecuador, incluyendo la
inmunidad judicial a los militares y
contratistas, y asegurar facilidades
en importantes instalaciones de la
Fuerza Aérea y la Armada de
Colombia.
Alertamos que, en medio de su
debilidad internacional, el gobierno
continúa y profundiza las
concesiones a las multinacionales y
a las potencias, hipotecando la
soberanía nacional.
Llamamos a la población a oponerse a
sus políticas y continuar
denunciando los Tratados de Libre
Comercio.
Recalca
Red Colombiana de
Acción Frente al Libre Comercio
6 de julio de 2009