Chile

Paraíso del accidente

 

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) uno de cada cinco trabajadores labora excesivamente

 

Se trata de más de 600 millones de trabajadores que equivalen al 22 por ciento de la fuerza de trabajo mundial. Chile se ubica entre los países en los que más horas semanales se trabaja, aunque las peores estadísticas las poseen Indonesia, Corea del Sur y Perú, donde los asalariados laboran sobre las 49 horas semanales. La extenuante jornada, la precariedad del empleo y la carencia de medidas de higiene y seguridad ayudan a aumentar las enfermedades y accidentes del trabajo.

 

Jornadas de menor duración tendrían efectos positivos -según la OIT-, incluyendo una disminución de los accidentes y enfermedades profesionales, beneficios para la salud y vida familiar, así como mayor productividad e igualdad entre los sexos. Según la OIT, la tercerización y el empleo informal -que genera al menos la mitad de todos los empleos en el mundo-, también ocasionan jornadas de trabajo más largas que se traducen en un aumento de los accidentes y las enfermedades profesionales.

 

En nuestro país, según la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, un 49% de los trabajadores no tiene acceso a los beneficios de la ley de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Se trata de dos millones y medio de trabajadores que no cuentan con ningún tipo de protección legal. En 2004, se notificaron 133 accidentes fatales, mientras el 2005 aumentaron a 156. El 2006, la Dirección del Trabajo fiscalizó a 479 empresas por accidentes graves y fatales, con un saldo de 243 trabajadores muertos.

 

Según la Unidad de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (UCyMAT) de la Dirección del Trabajo (DIRTRAB), el 72 por ciento de los casos de muerte ocurridos el 2006 sucedieron al interior de las empresas. La mayoría ocurrió en la Región Metropolitana. Sin embargo, la tasa de mortalidad más alta está en XI Región -en la industria del salmón-. Otras actividades con altas tasas de mortalidad son la construcción y agricultura. En las zonas agrícolas -IV, V, VI, VII, VIII y IX regiones- son frecuentes los accidentes y graves intoxicaciones por el uso de agrotóxicos.

Enrique Pérez

 

“Nadie va a su trabajo a enfermar ni a morir en un accidente. Estos ocurren porque no se toman todas las medidas ni se hace prevención. Creemos que todos los accidentes y enfermedades profesionales se pueden prevenir. El estado debe enfocarse en formar una cultura de cumplimiento de las normas laborales y de la prevención de riesgos”, dice Enrique Pérez, ingeniero en prevención de riesgos y ex jefe de UCyMAT. Desde 2003 el organismo implementó un programa de fiscalización de accidentes fatales y graves -que provocan la muerte, incapacidad temporal o invalidez-. “Que exista un accidente supone que han disminuido o no se han adoptado todas las medidas necesarias para evitarlo. Es imprescindible investigar sus causas y adoptar medidas preventivas que eviten nuevos accidentes. No sólo hay que crear más y mejor empleo, sino que dotarlos de condiciones que permitan un trabajo digno y de calidad. Enfermedades por manipulación de cargas, movimientos repetitivos, exposición a rayos solares, trastornos músculo esqueléticos, siguen siendo las enfermedades profesionales más frecuentes en nuestro país. Pero lamentablemente no hay estadísticas en ningún servicio estatal, lo que es gravísimo”, agrega Pérez.

 

A pesar que los empleadores están obligados a declarar un accidente inmediatamente después de ocurrido, muchas veces no sucede y se viola la normativa. “Si hay un policlínico en una empresa es para otorgar primeros auxilios y no para ocultar accidentes. Constamos que muchas empresas comenten esa ilegalidad. Incluso dan licencia o llevan a sus trabajadores a clínicas particulares. Los trabajadores deben tomar conciencia y hacer valer sus derechos. Antes de la ley de subcontratación no sabíamos de los accidentes graves y fatales y casi el seis por ciento eran denunciados por los trabajadores. Ahora la ley obliga a la empresa a denunciarlos”, dice Enrique Pérez.

 

“Muchos trabajadores se quejan constantemente de la mala atención de parte de médicos y paramédicos en los hospitales y mutuales de seguridad que pertenecen al sector privado, además de que las empresas tratan de ocultar los accidentes y envían a los trabajadores accidentados a postas y hospitales públicos. Otro grave problema es que los expertos en higiene y seguridad no tienen ningún peso real en las empresas. Éstas los contratan sólo por cumplir con la ley. Donde se es riguroso con el tema de higiene y seguridad es el sector minero -aunque no poseo datos sobre las empresas externas que trabajan en el rubro-, donde ha disminuido la cantidad de accidentes, pero se mantiene una alta mortalidad. Por todos los medios, los empresarios tratan de no pagar multas o primas más altas establecidas en la ley por el aumento de accidentes. Los trabajadores de gran parte del país se quejan básicamente de dos cosas: Primero, de la mala atención de las mutuales y, segundo, de cómo se elige a los representantes de los trabajadores en el directorio de éstas, pues nunca se enteran y, además, no se sabe cuál es su rol y para qué les sirve a los trabajadores. Los sindicatos, afortunadamente hoy tienen medios legales para denunciar ante la Inspección del Trabajo los no cumplimientos de las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo, aunque a pesar de todo, muchos no cumplen con lo establecido en la ley”, dice Cijifredo Vera, presidente de la Confederación de Trabajadores de Empresa de la Alimentación y Área privada de Chile (CONTALAPCH), afiliada a la UITA.

 

Según las estadísticas gubernamentales, en la última década la tasa de accidentabilidad descendió 3,5 puntos, alcanzando a 7,6 el año 2006. A pesar de la tendencia a la baja, rubros como la manufactura, construcción, agricultura y pesca, forestal y transportes, mantienen tasas de accidentabilidad por encima de los dos dígitos. En Chile mueren sobre 20 trabajadores cada mes, de entre 18 y 45 años, quienes son los más expuestos a accidentes.

 

El 2002 hubo 205.737 accidentes del trabajo en nuestro país, cifra que disminuyó al año siguiente a 202.599. Volvió a aumentar el 2004 a 205.630. El 2005, se registraron 211.343 accidentes. La última cifra dada a conocer señala que el 2006 se registraron 209.384 y las actividades con más accidentes fueron la industria manufacturera (41.842), la construcción (27.475) y la agricultura y pesca (27.356).

 

“Muchas empresas incumplen la ley y no entregan implementos de protección como guantes, zapatos, cascos, mascarillas, etc. Medidas como la conformación de comités paritarios se hacen de modo formal. Hay empresas que no entregan copia del reglamento interno, poseen un funcionamiento inadecuado del comité paritario, no tienen señalización visible y permanente en las zonas de trabajo o laboran con condiciones de peligro no informadas adecuadamente, despiden a trabajadores por enfermedades profesionales, y otras ilegalidades”, dice Enrique Pérez.

 

El aporte que mensualmente hacen los empleadores a los organismos administradores del seguro se calcula en base a la accidentabilidad. Según Manuel Ahumada, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), empresas del rubro alimentos como Dos en Uno o Agrícola Ariztía, “hace muchos años comenzaron a establecer policlínicos donde obligatoriamente debían concurrir los trabajadores ante cualquier malestar o accidente. Muchas empresas siguen mandando de forma particular a sus trabajadores a centros médicos, a un profesional conocido o a una clínica, sin derivarlos a las mutuales y el Hospital del Trabajador, como corresponde. Violan la ley porque en la medida en que más trabajadores vayan a los organismos administradores del seguro aumentarán los aportes que los empresarios deben desembolsar. El problema de fondo es que el mayor rango de accidentes deviene fundamentalmente de la poca preocupación por dotar a los trabajadores de verdaderos instrumentos de prevención. Hay un déficit de la autoridad en el control de los reglamentos internos, que se han prestado para instaurar condiciones leoninas a los trabajadores, fijar rangos de despidos y prohibiciones, sin apuntar a mejorar las condiciones de higiene y seguridad”.

 

En Santiago, Arnaldo Pérez Guerra

Rel-UITA

30 de abril de 2008

 

Fotos: Zúñiga

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