El salario que
percibe un inmigrante es entre un 25% y un 35% más bajo de la media
española. Un estudio más reciente de CCOO limita al 20% esa tasa.
Los inmigrantes que
tiene trabajo también sufren discriminación salarial en razón de su
origen, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En términos
generales, el salario que percibe un inmigrante es entre un 25% y un 35%
más bajo de la media española. Un estudio más reciente de CCOO limita al
20% esa tasa. La causa es que la nueva fuerza laboral está ocupando los
puestos de trabajo de peor calificación y que rechazan los demandantes
de empleo españoles. Pero la apreciación es incompleta si no se tienen
en cuenta, también, los datos que aportan las centrales sindicales que
han analizado el fenómeno de la presión bajista en los sueldos de
empleos poco cualificados que supone la creciente oferta de mano de obra
inmigrante.
Pese a lo que
parece, en labores agrarias, construcción, hostelería o atención
domiciliaria, la media salarial sigue creciendo en porcentajes anuales
por encima de la evolución del IPC, entre el 2,8% y el 4,2% en términos
anuales, con una inflación que en noviembre pasado estaba en el 2,7%. Si
es así, hay que revisar la muy extendida convicción de que los
inmigrantes revientan precios en perjuicio de los residentes. Pese a
ello, esos promedios no esconden la discriminación salarial en función
del origen del trabajador. Todavía hay empresarios, sobre todo en las
microempresas familiares, que no tienen escrúpulos en pagar hasta un 30%
menos a un empleado foráneo respecto al local, aunque hagan trabajos
iguales o similares. Los sindicatos mayoritarios han lanzado una acción
informativa para que los inmigrantes conozcan sus derechos. Es
elogiable, pero sin olvidar que, ante todo, corresponde a la inspección
del trabajo acabar con estos abusos.
Comfia
13
de diciembre de 2006