El
estrés laboral, el síndrome del quemado, la fatiga personal,
la violencia en el trabajo y el acoso laboral o sexual, son
los principales riesgos psicosociales que dan forma a las
llamadas nuevas enfermedades del siglo XXI, que suponen ya
el principal problema de salud laboral en costes económicos.
Y no es para menos. Los riesgos psicosociales acaparan más de un
tercio de los accidentes y enfermedades relacionados con el
trabajo, según la Consejería de Empleo. En concreto, un 17%
de las bajas laborales están vinculadas a estas patologías.
Otro 15% son la base de enfermedades de tipo ergonómico.
Francisco Javier Laiz,
de UGT, asegura que el origen de estos
riesgos psicosociales está en la organización del trabajo,
que es una de las principales consecuencias del estrés y
también de la principal causa de muerte de los países
industrializados: las enfermedades cardiovasculares.
"El tejido empresarial está constituido en su mayoría por empresas
con una tradición de gestión autoritaria generada por las
amenazas del marco contractual basado en la temporalidad y
en la precariedad, y todo esto lo convierte en un caldo de
cultivo para la aparición de estos riesgos", subraya Laiz.
Desde la Consejería de Empleo se indica que estos riesgos
emergentes están derivados en gran parte de los cambios que
ha experimentado el mercado de trabajo, con fenómenos como
la feminización y el envejecimiento de los trabajadores; el
aumento de los contratos temporales o la aparición del
estrés, la depresión o el acoso.
Para el estudio y la investigación de estos riesgos laborales, se
ha puesto en marcha en la Universidad de Jaén el
Laboratorio-Observatorio Andaluz de Riesgos Psicosociales.
Es el primero de la red de centros que la Consejería de
Empleo impulsará, a través del Instituto Andaluz de
Prevención de Riesgos Laborales, en todas las provincias
para investigar sobre los nuevos riesgos y métodos de
prevención derivados de los cambios del mercado laboral.
El Observatorio está dirigido por el catedrático de la Universidad
de Jaén, Cristóbal Molina Navarrete, que
enumera algunos de los factores psicosociales que inciden en
la salud de los trabajadores: el bajo control sobre el
contenido de las tareas, las altas exigencias psicológicas o
el bajo apoyo social de los compañeros y superiores.
Otros factores de carácter psicosocial son la presión para la
consecución de unos objetivos económicos, que implica una
sobrecarga laboral; la acumulación de tareas que demanda
cada vez más carga mental, la ausencia de reconocimiento
profesional y los conflictos en la jerarquía estructural o
la situaciones de violencia verbal o sexual. Además, las
órdenes contradictorias se relacionan con la aparición de
síntomas de estrés como irritabilidad o falta de iniciativa.
A juicio de Cristóbal Molina, todo esto configura "un
ambiente de trabajo enrarecido y propenso a la inseguridad
que provoca la aparición del estrés, lo que conlleva a su
vez una serie de patologías tanto físicas (ansiedad,
trastornos alimentarios, insomnio) como psicológicas
(depresión) que van minando la salud de las personas".
Para analizar estas situaciones, el laboratorio contará con un
equipo de expertos universitarios del ámbito psicológico,
organizativo, médico y jurídico, que elaborará informes o
estudios para medir la evolución de estos daños y creará una
base de datos sobre los riesgos que emerjan en los lugares
de trabajo y un boletín informativo, que se difundirá a
través de una página Web. Asimismo, el laboratorio elaborará
un plan director bianual para programar posibles acciones
preventivas.
Red de observatorios
Al Observatorio de Riesgos Psicosociales creado en Jaén le seguirán
en los próximos meses otro en Huelva para el estudio de las
enfermedades profesionales, mientras que en Granada se
instalará otro sobre I+D+i* para la prevención de riesgos
laborales.
El resto, cuya ubicación aún no se ha decidido, prevé dedicarse a
otras temáticas novedosas como la evaluación de las
condiciones de trabajo de la mujer, los aspectos económicos
de la seguridad o el análisis de las causas de la
siniestralidad, entre otros. El consejero de Empleo, Antonio
Fernández, asegura que esta red de centros se convertirá en
un servicio permanente de información para empresas,
universidades y profesionales, además de un espacio público
para la investigación y la difusión de conocimientos.
Ginés Donaire
El País,
Madrid
4 de
diciembre de 2007
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