En
Centroamérica, el 63% de la población económicamente activa trabaja
en el sector informal, la gran mayoría en la agricultura tradicional
y en diversas actividades de menor productividad, según un reciente
informe sobre la situación laboral en Centroamérica y República
Dominicana publicado por la Organización Internacional del Trabajo
(OIT). En la última década, esta región ha asistido a una clara
precarización del mercado laboral, generando un gran déficit de
trabajo formal. Así, en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, el 64%,
el 43% y el 64% de hogares, respectivamente, se encuentra en
situación de pobreza.
Entre
algunas de la razones de esta evolución del mercado laboral están la
falta de cualificación de la mano de obra y de la generación de
empleo, así como la pobreza que afecta a esas poblaciones. De hecho,
en la región centroamericana más de 5 millones hogares (el 52% del
total) y más de 27 millones de personas (59% del total) viven en el
umbral de la pobreza.
Los
pobres se enfrentan a mayores limitaciones para acceder a los
recursos económicos, técnicos y humanos, lo que supone un obstáculo
en la búsqueda de un empleo de calidad. La pobreza es mayor en las
zonas rurales, donde vive el 42% de la fuerza de trabajo de
Centroamérica. Por ejemplo, la pobreza afecta en Guatemala y
Nicaragua al 71% y al 73%, respectivamente, de la población rural,
mientras que en el caso de la población urbana esos porcentajes
descienden hasta el 52% en Guatemala y el 58% en Nicaragua.
Para
mejorar las condiciones de trabajo, en especial de aquellas personas
que ni siquiera han alcanzado el umbral de la educación primaria, es
necesario potenciar las acciones de educación, elevar los años de
escolaridad, y mejorar el nivel de educación de los trabajadores, y
muy especialmente de la juventud, ya que los jóvenes de entre 15 y
19 años son los más afectados por el desempleo.
Por
ello, la OIT ha hecho un llamamiento para maximizar los recursos
destinados a la formación y ha propuesto un plan regional destinado
a fortalecer la educación y mejorar la calidad de la mano de obra.
Aunque los indicadores educativos han mejorado en los últimos años,
todavía cerca de 2,7 millones de trabajadores de la región
centroamericana no saben leer ni escribir, y 5 millones de
trabajadores no han completado la educación secundaria.
Concretamente, en Guatemala y Nicaragua los trabajadores con la
educación primaria incompleta son cerca del 50% de la fuerza
laboral.