Las
causas de la enfermedad son la mala organización empresarial y
una inadecuada predisposición del empleado
El actual ritmo laboral, cada vez más acelerado, suele
provocar períodos del estrés entre la mayoría de trabajadores.
Pero estar estresado no es lo mismo que estar quemado. El
burnout, como se denomina a este síndrome en los países
anglosajones, aparece tras un proceso del agotamiento mental,
físico y emocional continuo. Los expertos advierten de que si no
se diagnostica a tiempo suele desencadenar en una depresión
aguda, hasta el punto de forzar la baja laboral. Las causas de
esta enfermedad son una mala organización empresarial y una
inadecuada predisposición del empleado La primera vez que se
escuchó el termino burnout fue en 1974, en boca del
psicólogo clínico alemán Herbert Freudenberger. Desde entonces,
se le han dado innumerables definiciones a esta enfermedad,
muchas de las cuales coinciden en tres aspectos fundamentales:
agotamiento emocional, aislamiento laboral y vacío existencial,
derivado de la creencia de que el trabajo que uno hace carece de
sentido.
A pesar de que el absentismo laboral causado por este
síndrome supone un coste elevado para las empresas, el
burnout todavía no está regulado. Si bien algunos Tribunales
de Justicia ya lo han reconocido como "enfermedad profesional",
en la mayoría de casos "no se suele asociar con el desarrollo
del trabajo", lamenta la psicóloga Maribel Novella, profesora
del Master de Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad
Politécnica de Cataluña.
En su opinión, esta enfermedad depende mucho de la
personalidad de cada uno, así como de los aspectos negativos que
tenga que afrontar durante su jornada laboral. Las personas que
potencialmente pueden desarrollar este síndrome suelen haber
estado "muy motivadas" al acceder a un nuevo empleo y haber ido
perdiendo fuerzas e ilusión al ver "incumplidas sus
expectativas", explica Novella. En la mayoría de casos, por otra
parte, los afectados reconocen haber sido explotados por su
empresa, que no cumplía con el contrato firmado. Esto es,
precisamente, lo que le sucedió a E. O., de 29 años, que
recientemente ha recibido el alta médica después de estar
quemado durante tres meses. Tras pasar por varios empleos, fue
contratado como ejecutivo de cuentas por una agencia de
publicidad de Barcelona, "un puesto que llevaba años deseando",
recuerda.
En su contrato se decía que su horario era de 9:00 a 14.30 y
de 15.30 a 18.30, por lo que percibiría unos 1.700 euros al mes.
Sin embargo, durante los dos primeros años no salió casi ningún
día antes de las nueve de la noche."Trabajaba 15 horas más a la
semana", cuenta E. O., que desde los primeros meses fue
consciente de que "estaba siempre estresado". Poco a poco, su
motivación se fue diluyendo. Pero, al ser una persona "muy
exigente "consigo misma, fue absorbiendo cada vez más clientes,
hasta que un día cometió un error que dañó la imagen de la
agencia.
Aquel incidente fue su punto de inflexión. Llegaron las
noches de insomnio en las que no podía alejar su pensamiento de
sus responsabilidades laborales. "El trabajo me estaba
desquiciando", confiesa E. O. Lo cierto es que cada vez se
sentía "más irritado, frustrado e impotente" por no poder
escapar de aquella desagradable situación. E. O. recuerda que se
aisló "de todo y de todos", hasta que una tarde sufrió "un
colapso físico y anímico", que le obligó a acudir a su médico de
cabecera primero y más tarde a un psicólogo, del que todavía es
paciente.
E. O. sigue trabajando en las mismas condiciones, pero su
situación personal ya no es la misma. "Lo único que ha cambiado
he sido yo, mi forma de concebir mis responsabilidades". Ahora,
sólo espera encontrar otro trabajo que le permita desarrollar
sus aptitudes sin perjudicar su salud. La historia de E. O
.refleja el drama que padece el 15% de los trabajadores, sobre
todo en los sectores de servicios, sanidad y educación, según
varios estudios académicos.
Para hacer frente a este síndrome, los expertos en recursos
humanos recomiendan a las empresas invertir en cursos de
formación preventiva. El Deutsche Bank, por ejemplo, hace muchos
años que "se apoya en profesionales de la psicología para crear
un entorno de trabajo que impida la aparición de este síndrome",
afirma su responsable de Formación, Carles Lombart.
En el caso de esta entidad financiera, el apoyo lo han
encontrado en el Instituto de Formación Avanzada (Infova), que
imparte cursos a unas 8.000 personas cada año, el 50% de los
cuales están relacionados con este síndrome. "Lo primero que han
de saber los directivos es que el burnout no es el
problema, sino una posible consecuencia de su modelo de
gestión", afirma su director general, Gonzalo Martínez. Para
crear un ambiente laboral saludable, continúa Martínez, "es
imprescindible mejorar la comunicación interna", así como
"clarificar los roles y las responsabilidades". En este sentido,
"la formación no debe ser una acción aislada, sino un proceso
con varias metodologías", con sesiones de seguimiento que pueden
durar hasta seis meses, explica este experto.
Pero los empleados también han de poner de su parte. "Hay que
trabajar con ellos la queja y el victimismo, que son la antesala
del quemado", afirma el director general de Infova. Lombart, por
su parte, destaca lo "gratificante" que resulta escuchar a los
empleados que pasan por estos cursos, donde aprenden a mejorar
su capacidad para abordar los problemas que el mundo laboral les
genera.
Borja
Vilaseca
Comfia-info
4 de julio de
2006
Foto: bbc.co.uk