Chile
Trabajando con el enemigo
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El maltrato
laboral es un fenómeno que aumenta en Chile debido a la
inestabilidad en el empleo, según la vicepresidenta de la
Central Unitaria de Trabajadores (CUT), María Rozas, quien
destacó los esfuerzos de la OIT por promover el trabajo
digno en el mundo.
"Han convencido a la gente de que tiene que aguantar en su
empleo, independientemente de que sea indigno y con salarios
bajos", denunció en conversación con IPS la profesora Rozas.
Se impuso como premisa que "hay que cuidar el trabajo porque
es muy escaso, la cesantía ronda por todas partes y eso
significa aceptar todas las condiciones laborales que te
impongan", explicó.
Este país sudamericano de 15,3 millones de habitantes, cuya
economía creció en la década del 90 a un promedio anual de
siete por ciento, vio incrementar también, con
características estructurales, la desocupación, que en 2000
llegó a 9,2 por ciento de la población económicamente
activa, para apenas bajar a 8,8 por ciento el año pasado. La
OIT (Organización Internacional del Trabajo), que dirige el
chileno Juan Somavía, realizará del 24 al 26 de octubre en
Düsseldorf, Alemania, un foro en el que 300 expertos
debatirán sobre los desafíos del empleo en el siglo XXI, en
el marco de una globalización más justa y equitativa que
asegure estabilidad laboral.
En la última conferencia anual de la OIT, celebrada desde el
30 de mayo al 16 de junio en Ginebra, se advirtió que hay
1.000 millones de desempleados en el mundo y 530 millones de
trabajadores y trabajadoras pobres, 130 millones de los
cuales son jóvenes. La economía global creció cinco por
ciento en 2004, pero el empleo aumentó sólo 1,7 por ciento,
situación que influye en el incumplimiento de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio establecidos por la Organización
de las Naciones Unidas para que la pobreza extrema y el
hambre, entre otros indicadores, se reduzcan a la mitad
respecto de los registros de 1990.
La inestabilidad en el empleo va acompañada del acoso
laboral, el "sicoterror" o el acoso moral, sinónimos para
los especialistas del maltrato psicológico que sufre un
individuo en el trabajo, con lo cual se afecta la autoestima
del agredido para que soporte resignadamente estas prácticas
o abandone su puesto. Deterioro del clima laboral, merma de
la calidad y cantidad de trabajo, detrimento de la cohesión
y colaboración en los equipos de tareas, aumento del
ausentismo y rotación e, incluso, incremento de accidentes,
son algunas de las consecuencias del acoso en el empleo.
Un estudio del Centro de Estudios de la Realidad
Contemporánea efectuado en 2003 en la región Metropolitana
(Santiago) de Chile, reveló que 69 por ciento de los
trabajadores cree que sus jefes no son respetuosos. En otra
investigación, realizada el año pasado por el estatal
Instituto de Normalización Previsional (INP), se indica que
69 por ciento de los trabajadores encuestados dijo haber
sufrido un tratamiento irrespetuoso y de ellos, 30 por
ciento manifestó sentirse acosado psicológicamente.
El aislamiento laboral y social, el traslado a un lugar de
trabajo apartado, la negativa a escuchar a la víctima, las
burlas y los rumores se consideran estrategias de acoso
laboral. La mayor dificultad radica en la complejidad para
identificar estos atropellos, que provocan depresión,
estrés, soledad y enfermedades sicosomáticas, especialmente
de índole gástrico. Las mujeres, los discapacitados, las
minorías sexuales y étnicas y portadores de enfermedades
como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida son los
blancos preferidos de los acosadores.
La OIT registra en Europa más de 13 millones de trabajadores
víctimas de acoso moral, que equivalen a casi ocho por
ciento de la población activa. En tanto, la Encuesta Europea
de Condiciones de Trabajo realizada en 2000 advirtió que
nueve por ciento de los trabajadores de esa región se
sentían intimidados en sus empresas. Suecia, Finlandia,
Noruega y Francia tienen legislaciones para prevenir y
castigar el maltrato laboral. Pero en América Latina sólo
Argentina cuenta con una norma que faculta a un trabajador
maltratado a emprender acciones judiciales como testigo de
su propio caso, más allá de la simple denuncia.
En Chile, las diputadas Adriana Muñoz y Ximena Vidal, del
Partido Por la Democracia, integrante de la gobernante
coalición de centroizquierda, presentaron en 2003 una
iniciativa parlamentaria para incluir en el Código del
Trabajo prácticas que constituyen acoso laboral y sus
respectivas sanciones, un proyecto que aún se encuentra en
trámite. Muñoz dijo a IPS que su propuesta pretende
"instalar en la legislación una sanción a las conductas que
provoquen un acoso laboral o maltrato de hecho, como no
hablar al trabajador, no darle tareas, no proveerle de
escritorio, entre otros ataques. Situaciones que llevan al
afectado a renunciar a su empleo con la pérdida de todos los
derechos laborales”.
Las penalidades se aplicarán al responsable, sea "el socio
mayoritario, dueños o gerentes de la empresa", añadió la
diputada. Aseguró que Chile cuenta con una buena legislación
laboral. Ejemplos de ello son la rebaja de la semana laboral
de 48 a 45 horas, los derechos de maternidad y la ampliación
del permiso postnatal para los padres. Empero, hay oposición
del sector empresarial ante los avances en la protección del
trabajador, advirtió. "Desgraciadamente, la ley se hace pero
no se cumple. Podemos crear una ley espectacular pero
inmediatamente aparecen los mecanismos para desregularla y
no aplicarla por parte de algunos empleadores", aclaró
Muñoz.
Se desconocen estadísticas de maltrato laboral, debido a que
es una situación originada "muy intangiblemente, soterrada,
oculta en la sutileza del anonimato de las relaciones
cotidianas entre las personas. Puede ser verbal, gesticular,
de hechos o actitudes que, muchas veces, no pueden
consignarse como un maltrato físico, por lo que es muy
difícil cuantificarlo", sostuvo.
El acoso sexual es otro tipo de maltrato que se tipificó en
el Código del Trabajo en marzo, después de 15 años de
trámite legislativo. Desde entonces, la Dirección del
Trabajo ha recibido alrededor de 70 denuncias por acoso
sexual, tanto a nivel jerárquico, de jefes a subordinados,
como horizontalmente, entre compañeros.
Según Rozas, "una vez hecha la ley, siempre los empresarios
buscan los mecanismos o argucias para burlarla". Por ello,
propone la igualdad entre derechos sociales y civiles. "Los
derechos laborales están considerados como derechos
sociales, por lo tanto no tienen el mismo castigo ni el
mismo rigor que tienen los derechos civiles", explicó la
dirigente sindical a IPS.
Según cifras de la CUT, el empresariado mantiene en Chile
cuotas impagas de aportes para la jubilación por un total de
400 millones de dólares. "El dinero para la previsión lo
toma el empresario del propio sueldo del trabajador y lo
invierte en otras cosas sin siquiera preguntarle al dueño
del dinero. Civilmente eso es un robo y se paga con cárcel,
pero como es un derecho social se asume como deuda, en
circunstancias que ningún trabajador ha prestado esa plata a
su empleador", precisó Rozas.
Para la diputada Muñoz, el concepto de trabajo digno
planteado por la OIT alude a una cultura del respeto. "En
Chile tenemos la eterna tensión entre más cupos de empleo a
cualquier precio o construir pocos empleos pero dignos. Si
la economía crece también debe aumentar la generación de
empleos, no sólo en cantidad sino en calidad. Un empleo
decente y justo que respete la legislación laboral vigente",
apuntó.
Rozas destacó el papel de Somavía en establecer y socializar
el principio del trabajo digno, el cual significa "horarios
de trabajo adecuados, sin horas extras que no sean las
correspondientes y pagadas, salarios decentes, derecho a
sindicato, a negociación colectiva, a la no discriminación
por edad, sexo, raza o religión, condiciones sociales dignas
y relaciones laborales humanas", enfatizó.
IPS Noticias.net
9 de agosto de 2005
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