Trabajar gratis para conservar el empleo

Las grandes empresas alemanas y francesas parecen haber encontrado una 'solución' para competir con compañías de países con menores costes laborales y una presión fiscal más liviana: un aumento de las horas de trabajo de los empleados sin que se incrementen los salarios.



No es que los empleados de Bosch en Francia o de Thyssenkrupp en Alemania, por ejemplo, sean unos adictos al trabajo y les encante 'currar' gratis, es que la amenaza de perder sus puestos por medio de la deslocalización de fábricas hacia Asia y países del Este les ha llevado a aceptar la propuesta de sus contratantes.

Luchar contre la deslocalización

La cada vez más frecuente "deslocalización" en los países más industrializados, que trasladan sus fábricas a países menos desarrollados donde pueden reducir sus costes, afecta especialmente a los Estados en los que el proteccionismo laboral es mayor y se mantiene la jornada semanal de 35 horas, como en Francia y Alemania.

La deslocalización se ve acentuada, además, con la puesta en marcha de las exigencias para cumplir con el Protocolo de Kioto en la UE y la ampliación de la Unión. Por una parte, el encarecimiento de la producción por el pago de los derechos de emisión favorece que se busquen países sin límite de emisión de gases a los que trasladar las plantas. Asimismo, la ampliación de la UE hacia el Este agudiza el éxodo de las empresas a estos nuevos países donde los costes son más bajos.

El tabú alemán de las 35 horas

En Alemania, hasta el mismo canciller socialdemócrata, Gerard Schröder, ha pedido a los trabajadores del país que no hagan de las 35 horas una cuestión innegociable y ha exigido sacrificios ante la fuerte crisis económica que vive el país y el aumento de la tasa de paro, que se ha situado por encima del 10% en los últimos años.

Las disputas más duras se viven en el sector del motor, uno de los más importantes de la principal economía europea. Los trabajadores de DaimlerChrysler se negaron a aumentar sus horas de trabajo a cambio de nada y se movilizaron durante varias semana contra la amenaza de trasladar parte de la producción al extranjero.

Finalmente, el conflicto laboral se solucionó con un recorte de los días libres de los empleados y de sus pagas adicionales para que la compañía se pueda ahorrar 500 millones de euros al año a cambio de que se mantenga la actual plantilla. El acuerdo llegó a ser calificado por el canciller Schröder un "posible modelo" para Alemania.

Siemens abrió la veda

Fue el gigante tecnológico alemán Siemens, que emplea a 400.000 personas, el primer gran grupo en acabar con el tabú de las 35 horas en Alemania.

La compañía, que amenaza desde diciembre pasado con trasladar parte de su producción hacia los países europeos del Este, reintrodujo las 40 horas sin ajuste salarial en dos de sus plantas de fabricación de teléfonos para evitar que 2.000 empleos fueran llevados a Hungría.

Tanto el fabricante de neumáticos Continental como el mayorista turístico Thomas Cook también lograron reintroducir la jornada de 40 horas para sus empleados alemanes, mientras que ThyssenKrupp no sólo consiguió que los trabajadores de una de sus plantas aumentaran su jornada laboral, sino que además estos renunciaron a parte de sus vacaciones.

La medida se exporta a Francia

En Francia, la pionera en adoptar este modelo ha sido la compañía de electrodómesticos Bosch. La plantilla de su fábrica en las afueras de Lyon ha aceptado trabajar una hora más a la semana, hasta las 36, a cambio de que la empresa renuncie a sus planes de llevar la producción a la República Checa. El grupo bretón Doux, líder europeo de la carne de ave, también ha planteado a los sindicatos en Francia un aumento de las horas laborales.

El Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin ha criticado siempre la ley de 35 horas que impulsó el anterior ejecutivo de Lionel Jospin, aunque hasta el momento no se ha atrevido a hacer ningún cambio. Pese a ello, parece que ha llegado el momento de realizar esos retoques, a juzgar por las declaraciones de los principales dirigentes galos.

En el Parlamente francés ya se ha difundido un informe, apoyado por la mayoría conservadora, que aboga por eliminar esta ley, mientras que Raffarin declaró hace unas pocas semanas que sería bueno "aumentar el número total de horas trabajadas".

No es de extrañar, por tanto, que el ministro de Economía galo, Nicolás Sarkozy, sugiriera al vicepresidente económico de nuestro país, Pedro Solbes, que no implantara la jornada de 35 horas en España porque, según él, en Francia la medida está "ocasionando problemas".



El Mundo

COMFIA - CCOO

15 de setiembre de 2004

 

 

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