Argentina

60 años del voto femenino

El largo camino de la emancipación

 

El próximo 23 de septiembre se conmemora el 60º aniversario de la promulgación de la Ley 13.010, la Ley del voto femenino. Es nuestro deseo compartir en estas breves líneas la significación de aquellos acontecimientos épicos, primeros intentos de organización para la lucha por los derechos cívicos de la mujer argentina.

 

A comienzo del siglo XX el modelo femenino en la Argentina estaba cambiando. Las mujeres, aún aquellas que tenían su ámbito de desarrollo en el seno del hogar, aprendieron de los hombres y de las noticias que les llegaban desde Europa y Estados Unidos, que ellas también tenían derechos.

 

Para la legislación de esos años las mujeres no tenían presencia cívica, dependían de su padre y, de ser casadas, de su esposo.

 

A partir de 1919 varios diputados comenzaron a presentar proyectos de ley para instaurar el voto femenino obligatorio. Pero ellos chocaban constantemente contra los mismos prejuicios, que colocaban a la mujer en una situación de reiterada duda con respecto a su capacidad y madurez para hacer uso de ese derecho.

 

En 1927, en la provincia de San Juan, el entonces gobernador Federico Cantoni sancionó una nueva Carta Orgánica para la provincia que, entre otras novedades, extendía el voto a las mujeres.

 

Según el nuevo texto, las mujeres no sólo tenían derecho a votar sino también a ser elegidas para desempeñar cargos públicos. En abril de 1928 ellas tuvieron ocasión de estrenar sus libretas cívicas y dieron una sorpresa: votó el 97 por ciento de las inscriptas, frente al 90 por ciento de los varones. Además, una mujer -Emilia Collado- fue elegida intendenta de Calingasta, y otra -Ema Acosta- diputada.

 

Pero en diciembre de ese año el gobernador Cantón fue depuesto, la Ley fue derogada y las mujeres eliminadas del padrón electoral.

 

En 1945, desde la Secretaria de Trabajo y Previsión, el entonces coronel Juan Domingo Perón inauguró una política específica dirigida a las mujeres. En ese ámbito creó la División de Trabajo y Asistencia a la Mujer. Se reflotó la cuestión del sufragio femenino. El 26 de julio de 1945, en un acto celebrado en el Congreso, Perón hizo explícito su apoyo a la iniciativa. Se formó entonces la Comisión Pro Sufragio Femenino.

 

En 1946 Eva Duarte de Perón pasó a presidir esa Comisión, y comenzó a presionar para que se sancionara la ley. Para alcanzar el objetivo emprendió una campaña incesante con los legisladores, con las delegaciones que la visitaban, con las mujeres agrupadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa. El mensaje de Evita iba dirigido a todo el universo femenino, y las mujeres lo hicieron suyo y pasaron a desempeñar un papel activo.                     

 

Se realizaron mítines, se publicaron manifiestos y grupos de obreras salieron a las calles a pegar carteles reclamando la aprobación de la ley. Centros e instituciones femeninas emitieron declaraciones de adhesión. Evita fue reconocida por las  mujeres como su portavoz natural.

 

El 9 de septiembre de 1947, con los palcos del Congreso repletos de mujeres, se logró la sanción de la  Ley Nº 13.010, que se promulgó el 23 de septiembre del mismo año. El 11 de noviembre de 1951, las mujeres argentinas emitimos por primera vez nuestro voto. En esa ocasión votaron 3.816.654 mujeres.

 

El 63,9 por ciento lo hizo por el Partido Peronista, el 30,8 por ciento por la Unión Cívica Radical. A su vez, el Partido Peronista fue el único de ambos que llevó mujeres en sus listas. En 1952 asumieron sus bancas 23 diputadas y seis senadoras.

 

El voto femenino es la norma que nos iguala como ciudadanas de las sociedades que integramos, y ello gracias a la ardua lucha de nuestras antecesoras, que bregaron afanosamente en la búsqueda de esa igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.

 

Ellas, las feministas, fueron sin duda mujeres que desafiaron su tiempo, y se convirtieron en los primeros peldaños de una lucha que luego continuaron otras, y que hoy tenemos la obligación de sostener y acrecentar nosotras.

 

Desde el fondo de la historia aún resuena en nuestra memoria la voz de aquella extraordinaria mujer: María Eva Duarte de Perón, nuestra Evita, cuando desde los balcones de la Casa de Gobierno, en aquel momento extraordinario, nos decía:

 

“Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la Ley que consagra nuestros derechos cívicos, y la recibo ante vosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria.

Aquí está, hermanas mías, resumido en una letra apretada de pocos artículos una historia larga de lucha, tropiezos y esperanzas.”

 

El próximo 23 de septiembre, estas mismas palabras volverán a llenar el aire de todo el país, y allí donde se encuentre una mujer argentina se harán una con la dignidad, la libertad, la ciudadanía y el amor proyectado hacia un futuro aún más pleno.

 

  

En Buenos Aires, María Susana Césari*

© Rel-UITA

18 de septiembre de 2007

 

 

 

*Secretaria de Actas y Afiliaciones de la UTHGRA y miembro del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA

 

 

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