Chile

La anticoncepción en la justicia

  

Una vez más, el derecho de las mujeres a disponer sobre su maternidad vuelve a estar en manos de los tribunales chilenos.

 

El Tribunal Constitucional está ad portas de decidir la legalidad de la píldora de anticoncepción de emergencia (PAE) y su distribución a menores de edad, así como el dispositivo intrauterino (DIU) T de cobre con levonorgestrel.

 

La PAE, o píldora del día después, es un método de anticoncepción basado en la hormona levonorgestrel, que las mujeres pueden usar como respaldo y en caso de emergencia, dentro de los primeros días posteriores a una relación sexual sin protección, o en la que ha fallado el método anticonceptivo empleado.

 

Después de escuchar los alegatos a favor y en contra, nueve jueces decidirán si la PAE atenta contra el derecho del que está por nacer y si las chilenas pueden seguir usando DIU. Aunque no existe plazo para la decisión, se estima que se producirá en pocas semanas, pues el requerimiento fue presentado ante esta corte hace cerca de un año.

 

El Tribunal Constitucional, que es nombrado por el Ejecutivo, “recibe presiones políticas, pero más que éstas hay presiones de fuerzas ideológicas”, afirmó a SEMlac Lidia Casas, quien recordó que en uno de los alegatos ante esta instancia, en noviembre de 2007, estaba sentado en primera fila un alto dignatario de la Iglesia Católica. Casas es la abogada que actuó al lado de los 51 diputados que defienden la decisión del gobierno de Michelle Bachelet de incluir la PAE en las normas técnicas del sistema público de salud.

Según el Ministerio de Salud, más de 30.000 chilenas de entre 15 y 19 años se convierten en madres anualmente, y la tendencia es al aumento

 

El debate se centra en si la hormona levonorgestrel actúa como abortivo. Los representantes de la Iglesia Católica, los grupos denominados “pro vida” y la opositora coalición partidaria Alianza por Chile sostienen que sí, porque impide la anidación del óvulo fecundado en las paredes del útero.

 

Esta controversia ocurre pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que “las píldoras anticonceptivas de emergencia que contienen levonorgestrel previenen la ovulación y no tienen un efecto detectable sobre el endometrio (revestimiento interno del útero) o en los niveles de progesterona, cuando son administradas después de la ovulación”. Las PAE no son eficaces una vez que el proceso de implantación se ha iniciado y no provocarán un aborto”, reafirma esa organización internacional.

 

Este fármaco se ha vendido con prescripción médica en las farmacias desde tiempo atrás, pero muy pocas mujeres podían acceder a él. Con la política del actual gobierno de Bachelet sobre salud sexual y reproductiva, se abrió esta oportunidad a todas las chilenas. A partir de septiembre de 2006, el Ministerio de Salud divulgó las nuevas Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad, que autorizan a los servicios públicos de salud a recetar y entregar gratuitamente anticonceptivos tradicionales y de emergencia a las mujeres mayores de 14 años que los soliciten, sin necesidad del consentimiento de sus padres.

 

Los detractores reaccionaron objetando la legalidad de la norma, lo cual obligó a la Presidenta a darle rango de Decreto Supremo, con lo que lo hace de obligatorio cumplimiento. A pesar de ello, algunos alcaldes y alcaldesas afines a los partidos de la Alianza por Chile han bloqueado el suministro y distribución de la PAE en sus respectivas localidades, corriendo el riesgo de ser sancionados. La medida presidencial dio pie a una nueva apelación judicial por parte de 32 diputados de la Alianza por Chile. Los más recientes argumentos de los opositores hacen referencia a que en la década de los noventa, el Instituto de Salud Pública de Chile rechazó la píldora del día después por razones científicas, que consideran vigentes. Para los defensores de la PAE, su distribución gratuita a menores es una medida de salud pública que debe ir acompañada con educación sexual y que contribuye a la disminución de la maternidad en adolescentes.

 

Según el Ministerio de Salud, más de 30.000 chilenas de entre 15 y 19 años se convierten en madres anualmente, y la tendencia es al aumento. Entre 1990 y 2003, el porcentaje de nacidos vivos de madres adolescentes con respecto al total de nacimientos pasó de 13,8 por ciento a 14,9. La CEPAL y UNICEF han formulado reiterados llamados a disminuir la maternidad en tempranas etapas de la vida, no sólo por los riesgos graves para la salud y la vida de las jóvenes, sino porque acarrea exclusión social, pues la mayoría de ellas tienes poca educación, son pobres y solteras sin pareja.

 

Ángela Castellanos

SEMlac

28 de marzo de 2008

 

 

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